Una sede para el TSJC
El antiguo convento de Las Clarisas, en la calle Alta de Santander, ya fue propuesto en su día como alojamiento del alto tribunal
En octubre de 2023, en un artículo publicado en este periódico a colación de las posibles sedes de nuestras instituciones regionales, indicaba que las cabezas ... de los tres poderes que caracterizan un Estado de Derecho, el Parlamento, la Presidencia del Ejecutivo y el Tribunal Superior de Justicia, debían, a mi juicio, instalarse en edificios que tuvieran la singularidad y representatividad necesaria para permitir su fácil identificación.
A día de hoy, a pesar del tiempo transcurrido desde la aprobación de nuestra Autonomía, solo nuestro Parlamento dispone de un edificio propio y representativo de su importante función, mientras que el Tribunal Superior de Justicia, al igual que la Presidencia del Gobierno, aún no han encontrado una sede propia e independiente, además de representativa de sus importantes funciones, más allá del nuevo edificio construido en la calle Peña Herbosa, más adecuado para la sede de una Consejería que para la de un Gobierno autonómico.
Centrando nuestra mayor atención en el Tribunal Superior de Justicia (TSJC), las decisiones sobre la posible ubicación de los diversos órganos judiciales no se adoptaron hasta bastantes años después del inicio de la Autonomía de Cantabria, en el primer gobierno de José María Aznar, en el que la entonces ministra de Justicia, Margarita Mariscal de Gante, facilitó la construcción de nuevas sedes judiciales en Reinosa, San Vicente, Solares y Castro Urdiales así como la rehabilitación de las ya existentes en Torrelavega, en Santoña, en Laredo y en Santander, ciudad en la que además de rehabilitar el antiguo edificio de la Audiencia Provincial se amplió el edificio judicial situado junto a las Salesas con la construcción de un nuevo inmueble y se elevó la altura de otro de los ya existentes, para lo que el Ayuntamiento de Santander prestó su colaboración modificando el plan urbano que afectaba al conjunto. Todo ello en respuesta a un plan de acción por el que éste último edificio quedaría destinado a ubicar todos los juzgados unipersonales de Santander mientras que el de la antigua Audiencia Provincial volvería a ser sede única de esta dependencia judicial.
¿Y el Tribunal Superior de Justicia? Pues para acoger este órgano tan importante, como culminación que es del sistema judicial a nivel autonómico, se pensó en el antiguo convento de las Clarisas, para lo que se hizo su transferencia desde Patrimonio del Estado al Gobierno de Cantabria, luego de firmar un convenio con el Ayuntamiento de Santander. Ello permitiría situar a este tribunal en un edificio representativo e independiente del resto de órganos judiciales, a la vez que próximo a la Audiencia Provincial, y frente por frente al Parlamento regional, al que podrían también trasladarse las dependencias de la Fiscalía General y las de carácter administrativo, tales como el Registro Civil.
Relacionada con tal propuesta recupero de mi memoria una anécdota protagonizada por quien entonces era el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Javier Sánchez Pego, que al enterarse de esa propuesta me llamó y me dijo: «Alberto, que tú seas ingeniero no es razón para que quieras llevarnos a los jueces a una fábrica». (Cabe recordar que el edificio había albergado muchos años la fábrica que Tabacalera de la ciudad). Yo le pregunté si conocía el inmueble y ante su respuesta, negativa, se organizó una visita a la que el propio Sánchez Pego acudió acompañado por varios cargos judiciales que al llegar reconocieron que apenas conocían el edificio como la fábrica de tabacos que fue y al marcharse admitieron que sería bueno rehabilitarlo para uso de algún organismo público, y que si lo era como sede judicial mejor, alabando la posibilidad de que su antigua iglesia pudiera acoger el salón de actos institucionales.
Sin embargo, y a pesar de realizarse una transferencia a la comunidad autónoma para los fines económicos indicados (aprovechando la transferencia de unas competencias del Ministerio de Trabajo), los sucesivos gobiernos de Cantabria que se han ido formando hasta nuestros días no han hecho nada al respecto de la propuesta. Y ahí sigue el edificio deteriorándose poco a poco, por lo que bienvenida sea cualquier idea que permita rehabilitarlo y aprovecharlo, pues pocos son los edificios singulares que tenemos en Santander como para desaprovechar uno de ellos, y dado que según he leído recientemente se pretende abrir a la opinión pública el destino que se pudiera dar al edificio de referencia, ahí queda la vieja idea de llevar a él la sede del Tribunal Superior de Justicia.
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