Hay personas que han tenido siempre la sencillez y la discreción como normas de conducta. Nunca una mala respuesta, siempre una sonrisa de ... acogida. Realizan su trabajo con la disciplina del compromiso y una buena cara. Dan su opinión, crítica si es necesario, pero sin ofender, respetuosa. Están ahí cuando se las necesita. Un ejemplo de una actitud así es la pintora Berta Fernández Abascal. Berti, como es conocida familiarmente, es cofundadora de la Escuela Municipal de Artes Eduardo López Pisano. Lleva, por tanto, cuarenta años como profesora en ese Centro por el que han pasado cientos de aprendices de artista, jóvenes y adultos. Ella, con sus compañeros, les han enseñado no sólo a dibujar, pintar o esculpir, sino algo más importante: saber mirar, saber sentir. Acaso serán buenos artistas, pero sobre todo, sabrán emocionarse con el arte.
Ahora es Berti la que exhibe su obra. Participa junto a otras tres pintoras en una exposición colectiva, Femenino Plural, en la sala Mauro Muriedas. Ha sustituido los pinceles por las tijeras, el color de los óleos por el que aporta el material empleado: recortes de revistas de moda, y con la técnica de collage nos propone una reflexión sobre la mujer en la sociedad actual. Sobre fondos neutros o estampados, mujeres sofisticadas, tentadas por las modas, sometidas a la presión de la sociedad de consumo, de la belleza obtenida a través de una manipuladora publicidad. Mariposas, perros, amenazantes coleópteros acompañan a estos personajes femeninos creando unas atmósferas inquietantes. No dejen de visitar la muestra.
Curiosamente, ahora que cito a Mauro Muriedas, una anécdota. A petición de su hijo Maurín, Berta ha estampado recientemente una colección de grabados que realizó Mauro cuando daba clases en la Escuela. Son una veintena en pequeño y mediano formato. En ellos aparecen sus temas habituales: campesinos, mineros, vacas con terneros, carros... Una exposición de estos grabados sería un buen pretexto para recordar a Mauro.
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