Cantabria pide una cita con el señor Marshall
Nos inyectarán un placebo para ir tirando si los fondos europeos los gestiona Sánchez y no la UE
Cantabria imita a Villar del Río, la localidad castellana cuyos vecinos esperaban una inversión millonaria del 'amigo americano' y vieron, desolados, cómo la comitiva pasaba ... de largo sin detenerse. 'Bienvenido, míster Marshall', premiada en Cannes, es una de las grandes películas del cine español, una mirada crítica, cómica y dura a la España negra y pobre de los años cincuenta, de la que se recuerda, sobre todo, el memorable discurso del alcalde don Pablo (José Isbert) tras el fiasco y un dinero que no había tirado inútilmente en la falsa transformación y engalanamiento del pueblo y de sus habitantes: «Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo, os la voy a pagar, porque como alcalde vuestro que soy, os aseguro que para pagar esto ni un céntimo ha salido de las arcas municipales, porque en las arcas municipales jamás ha habido un céntimo».
El Plan Marshall, del que fue excluida la España de Franco, consistió en la ayuda masiva de Estados Unidos al programa de reconstrucción política y económica de una Europa devastada por la guerra. Ahora se libra otra guerra, también mundial, también letal, en la que, con la ciencia en vanguardia, nos enfrentamos a un virus que ha situado a muchos países al borde del colapso. El nuevo plan, el llamado fondo europeo, es el mayor paquete de estímulos jamás financiado por la UE. Como en las consultas actuales, Cantabria ha pedido cita para que le den lo justo, mas si el dinero lo gestiona Madrid y no Bruselas, la experiencia nos advierte de que recibiremos un placebo para ir tirando en lugar de la medicación necesaria. Sánchez debe pagar los votos de independentistas y exetarras y poco quedará para comunidades prescindibles como la nuestra. Tenemos sobradas muestras de ello.
Pero en Cantabria no falta solo dinero sino las ideas y empuje de un Gobierno ineficiente y superpoblado, que ofrece, además, el espectáculo bochornoso de una Consejería de Sanidad convertida en el hotel de los líos. El Gobierno está anclado en el conformismo, en el «a ver qué me dan», sin ir muy allá en la exigencia frente al maltrato de la Moncloa. Ya dijo Pitigrilli que se nace incendiario y se muere bombero. Aunque Cantabria no saldrá de la crisis sin la financiación de Bruselas, el virus no es culpable de la decadencia de la región, huérfana de mando y sin relevo a la vista. Pero sería exigible, ante tanta promesa incumplida y un oscuro futuro, que se ofreciera desde Puertochico una declaración similar a la del alcalde don Pablo, que podría comenzar así: «Como presidente vuestro que soy, os debo una explicación».
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