Estabilidad política
Parece confirmarse que el enemigo siempre está dentro de los partidos
Uno de los aspectos que más valoran los ciudadanos es el de la estabilidad política. Los periodos de incertidumbre como los que atravesamos recientemente con ... falta de mayorías y elecciones consecutivas desmoralizan mucho y provocan la desafección. Lo podemos contemplar ahora con los reproches recíprocos entre socialistas y podemitas en el Gobierno de la nación. La falta de experiencia en España de los pactos de coalición puede explicar algunas cosas, pero la imagen de división y falta de acuerdo entre los dos partidos desanima incluso a sus propios votantes. Pero con todo, lo que más preocupa e indigna son las desavenencias públicas dentro de los propios partidos que estos tratan de ocultar pero que no siempre lo consiguen. Cómo se va a ofrecer un programa para estabilizar el país si no han conseguido la unidad dentro del propio partido. Cuando se está en el poder es más fácil controlar la situación. Se reparten algunos cargos y en la pedrea, todos contentos. Lo peor es desde la oposición. O en vísperas de las elecciones, cuando ya se empiezan a ver movimientos de colocación para estar en la línea de salida.
Si nos referimos a Cantabria, la inestabilidad está afectando a dos de los partidos mayoritarios de la comunidad. Por un lado, el Partido Popular queda desautorizado desde Génova para realizar la renovación de las juntas locales. Con la apariencia de aplicar la legalidad (por «razones de seguridad jurídica»), se esconde tal vez el enfrentamiento entre la línea oficial de Madrid, minoritaria en Cantabria, y la de la actual presidenta Sáenz de Buruaga, con la pugna por la presidencia en Torrelavega en el horizonte. Las heridas de los últimos conflictos no están cicatrizadas y aún supuran. Por otro lado, en el PSOE parece que tampoco se resolvió la transición definitivamente y a Pablo Zuloaga le surgen disidentes. La dimisión de Agustín Molleda de la Ejecutiva regional y su posible candidatura a la alcaldía de Torrelavega abre un nuevo frente en el partido. Ciudadanos parece que ha conseguido templar la situación. Les vendrá bien para consolidarse. Lo que ha quedado claro, más allá de simpatías personales, es la mano férrea con la que Miguel Ángel Revilla lleva las riendas del PRC. Sin apenas pérdida de efectivos y resistiendo las tensiones con el PSOE en el Gobierno. ¿Qué pasará cuando lo deje Revilla? No lo sabemos, pero si la salud le respeta, va para largo. De presidente o no.
En cualquier caso, parece confirmarse que el enemigo siempre está dentro de los partidos. El fuego amigo. Yo ya no sé si soy de los nuestros, que decía aquel.
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