El género epistolar
Hace unos días se presentaban las memorias de Luis Quintanilla, 'Pasatiempo. La vida de un pintor', edición que ha corrido a cargo de ... la historiadora de arte y especialista en el artista Esther López Sobrado. El libro se inicia con una aproximación a su vida y a su obra escrita por la mencionada coordinadora. Para su documentación ha investigado en archivos, hemerotecas y recogido testimonios orales, algo habitual cuando se trata de profundizar en la biografía de un personaje. Paralelamente, se ha servido de la correspondencia que mantuvo Quintanilla, especialmente con mujer Janet, su prima Ana Arrate, Araquistain, Hemingway, Dos Pasos…
Cuando leía este recomendable libro y veía las citas a las cartas que escribía Quintanilla, tan enriquecedoras documentalmente, pensaba en la falta de información personal, íntima, que vamos a dejar para el futuro. Ya no se escriben cartas. El género epistolar ha desaparecido. Los teléfonos para lo inmediato, los whatsapp y los correos electrónicos han ido sustituyendo a la caligrafía personal, reposada, de la letra impresa en papel. Siempre he pensado que el acto de escribir, de transmitir unas ideas, unos sentimientos personales, dibujando las palabras, invitan más a la sinceridad, a la confidencia, contribuyendo el movimiento de los brazos y las manos a esa transición desde el pensamiento al papel. Deben de ser pensamientos propios de los que no pertenecemos a la era digital, por más que formemos parte de ella inevitablemente, quizás a pesar nuestro en algunos momentos.
En cualquier caso, es probable que con los nuevos lenguajes informáticos dejemos huérfanos a investigadores e historiadores del futuro de una importante documentación. Es cierto que algunas personas archivan los correos electrónicos que reciben pero tengo la impresión de que no es lo mismo.
Instalados ya en el ámbito de las Navidades, los aludidos whatsapp, tuits, correos electrónicos y demás textos sobre pantallas táctiles serán los vehículos más utilizados para las felicitaciones, desplazando a las clásicas tarjetas navideñas y cartas. Yo voy a intentar recuperar la vieja costumbre. Me propongo hacer llegar a mis amigos los mejores deseos para estas fiestas y el próximo año con mi grafía personal. Espero encontrar buenas imágenes para ello.
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