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Cuando un donut vale más que un atardecer perfecto

Elevó el disparo supuestamente inútil, el plato de comida vulgar, los turistas abrasados por el sol, las playas sucias o los colores que rozan lo hortera, al rango de espejo social

Helena Garay

Santander

Lunes, 8 de diciembre 2025, 11:18

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La muerte de Martin Parr nos recuerda algo incómodo. Convirtió en fotografía justo aquello que muchos, convencidos de tener criterio solo por saber buscar la ... luz idónea o el atardecer perfecto, descartarían antes incluso de levantar la cámara. Y no solo ellos. También quienes creen que fotografiar consiste únicamente en retratar grandes tragedias sociales, conceptos profundos sobre el ser humano o viajes a países exóticos y culturas remotas, como si ese despliegue garantizara automáticamente una mejor fotografía. Para todos ellos, un buen disparo exige una escena limpia, bella, solemne y a poder ser cargada de trascendencia. Lo demás se vive como un disparo mal gastado.

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