La financiación autonómica,mucho ruido y más chantaje
Lo más singular del modelo catalán es que fuerzas políticas de izquierda suscriban un pacto para que las regiones ricas coman a la carta a costa de que las más pobres se conformen con el menú del día
La financiación autonómica es un asunto trascendente que provoca mucho ruido dos o tres veces al año, pero sobre el que no se alcanzan avances ... ni consensos mínimos desde que una ley de 2009 estableció el modelo vigente. Ahora el Gobierno de Pedro Sánchez se propone recompensar a los nacionalismos, sobre todo al catalán, por el trato amable que le han dispensado en los graves casos de corrupción que le afectan, pero no está claro que la operación le vaya a salir bien. Todo el poder autonómico del PP, incluida Cantabria, que defiende su estatus de región mejor financiada por habitante, y algunas comunidades regidas por el PSOE se oponen con firmeza al chantaje de los aliados del tambaleante sanchismo.
El acuerdo escenificado esta semana entre el Gobierno central y la Generalitat no sólo se ajusta en contenido al que suscribieron el PSC y ERC para la investidura de Salvador Illa sino que se inspira en el que firmaron Zapatero y Montilla en los prolegómenos del 'procés', hace diecisiete años, en 2008, que ya prefiguraba en el horizonte un 'cupo catalán' como el que hoy se persigue.
Sólo la Generalitat bendice el objetivo, toda la España autonómica, esencialmente en manos del PP, pero también Castilla-La Mancha y Asturias gobernadas por el PSOE, rechazan el chantaje y la insolidaridad del modelo, igual que una altísima cuota del electorado nacional. País Vasco y Navarra ya disfrutan de sus propios privilegios concertados. Ni a la ERC de Junqueras ni al Junts de Puigdemont les gusta la operación, tampoco a los inspectores de Hacienda por motivos opuestos. Una prueba muy clara de la injusticia lamentable que consagra el pacto de Barcelona es la vergonzante ausencia de la vicepresidenta y ministra de Hacienda, también candidata socialista en Andalucía, María Jesús Montero, en el acto donde se rubricó el acuerdo para una fórmula que humillará a sus paisanos andaluces frente a las prerrogativas catalanas.
Sobre el pacto de Barcelona subsisten más dudas que certezas: cómo se armará una financiación singular en Cataluña y al tiempo generalizable en los demás territorios, una contradicción en sí misma, cuánto costará y de dónde saldrá el dinero para compensar al resto de España que no sea de más impuestos que paguen los españoles, y si el plan pasará el corte del Consejo de Política Fiscal y del Congreso de los Diputados.
Cataluña acaricia una Hacienda independiente como el País Vasco ve más cerca su propia Seguridad Social. Lo más singular de este modelo de financiación consiste en que el pacto firmado por fuerzas de la izquierda permite que las regiones más ricas coman a la carta a costa de que las más pobres se conformen con el menú del día.
Pedro Sánchez se propone prolongar su poder cediendo a los chantajes nacionalistas, mientras todo el PP, Page, no tan rotundo Barbón y otros socialistas de menor rango intentan precipitar la agonía del régimen. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, sustenta la más potente carga ideológica de la ofensiva popular cuando acusa a Sánchez del atraco a la nación y a la unidad de España, secundada por Alberto Núñez Feijóo y los demás barones.
En Cantabria, la presidenta Sáenz de Buruaga se ha unido una vez más a la protesta por la corrupción política que supone la financiación singular para Cataluña, como lo hizo en su visita a Sánchez en la Moncloa o en el contexto de las Conferencias de Presidentes. El PP subrayaba estos días las cinco iniciativas que el Parlamento cántabro tiene aprobadas en los últimos dos años contra los privilegios catalanes. El Gobierno Buruaga cifra en más de 400 millones de euros al año la pérdida si prospera el nuevo modelo, lo cual arruinaría el escalafón actual que sitúa a Cantabria como la comunidad mejor financiada por habitante, 4.586 euros anuales frente a la media de 3.641 euros.
El PRC, con Miguel Ángel Revilla al frente y ahora con Paula Fernández como candidata, siempre ha sostenido que el nuevo modelo pone en peligro la supervivencia de la autonomía cántabra y Vox también ha denunciado la soberanía fiscal catalana y la responsabilidad compartida de PSOE y PP en las cesiones a los nacionalismos durante tantos años.
El PSOE, durante la etapa de Pablo Zuloaga, defendió una teoría servicial a la causa sanchista, según la cual el modelo de la financiación singular de Cataluña ofrecía ventajas a Cantabria. Un estudio desarrollado por los exconsejeros de Economía y de Sanidad socialistas –Ángel Agudo, Ana Belén Álvarez, Luis Truán, Raúl Pesquera– aireaba los beneficios, con un capítulo específico para la financiación de Valdecilla. Ahora, con Pedro Casares al mando, no desautoriza el acuerdo del Gobierno y la Generalitat en Barcelona, no faltaba más, pero el entusiasmo es más tibio. De hecho, entre los socialistas ha extrañado que un tema tan trascendente y de tanta actualidad como la financiación autonómica no haya merecido mucha atención del Comité Autonómico reunido el pasado fin de semana.
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