Recuerdo haber escuchado en más de una ocasión a mi abuela «lo que no mata, engorda». Un refrán que conminaba a aceptar todo lo que ... se podía poner en la mesa en años muy difíciles. Afortunadamente, los tiempos han cambiado, y con ellos nuestras costumbres, pero no precisamente para bien. La ciencia confirma que una mala alimentación engorda –y mucho más de lo deseable– pero también mata. La prestigiosa revista médica 'The Lancet' publicaba este miércoles un estudio de 43 expertos mundiales sobre el cambio de modelo alimentario de las sociedades avanzadas, poniendo el foco específicamente en el consumo de alimentos ultraprocesados. Datos de hasta 36 países confirman el incremento de estos productos en la dieta, hasta llegar a superar el 60% en el caso de Estados Unidos. En España estamos mejor, pero empeorando rápidamente. En los últimos veinte años han pasado del 11% al 32 % de nuestra dieta.
Los citados 43 expertos acusan a las grandes corporaciones de la industria alimentaria de anteponer el lucro empresarial a la salud pública, fomentando el consumo de ultraprocesados con potentes campañas de marketing. Son productos prácticos, que vienen bien a una sociedad que vive a ritmo acelerado, sin tiempo para cocinar. El extraordinario incremento de los precios de los productos frescos en los últimos años, por encima del 43%, hace que los consumidores opten por preparados que saben bien y son más baratos, ya que en el mismo periodo han subido hasta 10 puntos menos. Así, quienes disponen de menor poder adquisitivo se ven abocados a una alimentación de peor calidad. Las consecuencias son una mayor incidencia de al menos una docena de enfermedades graves, desde la obesidad a la hipertensión, pasando por la diabetes, patologías coronarias y hasta depresión. Engordan y matan.
Los científicos proponen que los gobiernos se impliquen, limitando la publicidad de los ultraprocesados y grabándolos fiscalmente, para destinar lo recaudado a reducir los precios de los saludables y cada vez más inalcanzables productos frescos. Casualmente, el mismo día en que se publicó el estudio referido, el Gobierno de España rechazó reducir el IVA de los huevos y el pollo.
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