OCTUBRE PANTONE 185
Ya he encontrado la primera lectura obligatoria para la nueva Dirección General de Memoria Histórica. Es obra del historiador Miguel Ángel Solla. Publicada en 2016, ... se titula 'La última Revolución: octubre de 1934 en Cantabria'. Es un estudio bien documentado, ecuánime, humano. La pluma de un especialista en la época. Dentro de pocos días se cumple el 85º aniversario de aquel 'Octubre Rojo' montañés (en el título cito 'Pantone 185', en vez de 'rojo', como homenaje a diseñadores de artes gráficas y para no evocar retóricas que me desagradan). Sucedió entre los días 5 y 17. Consistió en rebelarse con una huelga general revolucionaria y armada (dinamita, fusiles y demás) contra el Gobierno de la República, salido de la mayoría parlamentaria que los españoles habían votado en noviembre de 1933: un ejecutivo liderado por el jefe del Partido Radical Republicano, Alejandro Lerroux (que por cierto lo había fundado en Santander a principios de siglo).
El señor Lerroux era republicano de toda la vida y, a su avanzada edad, un hombre de centro, que había conseguido algunos diputados menos que la confederación de derechas que dirigía el joven abogado salmantino José María Gil Robles. Al partido de Lerroux pertenecía, por ejemplo, la abogada Clara Campoamor, gracias a la cual las españolas ganaron el derecho a voto incluso antes que las francesas o las suizas. Solo echándole desbordante imaginación se podía decir que los radicales eran 'fascistas'. Incluso era poco riguroso llamárselo a personas que simplemente eran conservadoras, agrarias o católicas resentidas con el anticlericalismo. Pero entonces 'fascista' era una etiqueta cómoda y tanto mentar el bicho lo hace famoso.
La revolución se emprendió por socialistas, anarquistas y comunistas bajo la dirección central de Madrid y dentro de un plan que se impulsó ya desde enero de 1934. También sublevó otros lugares, como Asturias (donde los sucesos fueron catastróficos) y Cataluña, donde Lluís Companys proclamó el estado catalán. En aquella (ponga usted aquí el epíteto) rebelión de la izquierda contra la República en Cantabria fallecieron tres mozos de 17 años y una moza de 23, además de otros ciudadanos y un guardia. Hubo muchos heridos (un tipógrafo santanderino perdió su pierna derecha) y mil presos (entre ellos un familiar mío), y se requisó un arsenal considerable. Sobre todo, se destruyó la poca confianza mutua que existía ya entre las Españas. En vez de poner a prueba la lealtad de Lerroux a una República que el propio Lerroux había ayudado a traer, el obrerismo lanzó el mensaje de que la República era solo para que gobernase la izquierda, por las buenas o por las malas. Y quienes en el otro lado no sentían especiales simpatías hacia el régimen acabaron por perderlas del todo. Mucho se ha escrito, pero sigue sin quedarme claro si octubre de 1934 fue más bien consecuencia o más bien causa de la extrema polarización sentimental de la sociedad española. Sea como fuere, si la memoria histórica sirve para subrayar lo que pasa cuando el centro desaparece…
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