Ahí está, a la vuelta de la esquina. Prepárense para vivirla, ajústense bien las mascarillas y salgan a disfrutar con metro y medio de distancia ( ... a día de hoy). Llevamos ya unos días de entrenamiento entre fase y fase, así que vamos a llegar tan en forma que casi no nos vamos a dar ni cuenta al entrar. ¿Nueva normalidad? Llámenlo como quieran. Lo cierto es que hemos vuelto a la calle. A los restaurantes, a los súper, a las tiendas del barrio, a los centros comerciales, a las peluquerías, a las iglesias, a los gimnasios, a las bibliotecas, a los centros cívicos... Nos hemos movido lo que hemos podido -en pocos días mucho más-, pero hasta hemos disfrutado del sol y de la playa (en junio nada). Algunos, los que no siguen teletrabajando, han vuelto a sus centros de trabajo si es que antes no han perdido el empleo por el camino. Y no hay rutina sin una barra de bar. También han vuelto. Ya había ganas de arreglar el mundo en una conversación de barra. Y qué me dicen del fútbol. Ha regresado La Liga y...el Racing (silencio).
Y han vuelto los actos públicos y los discursos. Que emotivas palabras de agradecimiento se escucharon en el aniversario de Cabárceno. Enternecedoras si nos atenemos a la hemeroteca. Buen momento para repasarla. Un inciso. Qué tendrá la política que vuelven hasta los que se jubilaron. ¿No hay cantera o qué?
Por volver han vuelto los sucesos y desgraciadamente no todos con final feliz como el de los bomberos que salvaron a un joven en la playa de Oyambre.
Estamos tan entrenados de cara al día 19 que hasta nos ha dado tiempo para entretenernos con el color -¿colores?- de un faro, que, por cierto, algunos han descubierto ahora. Nunca es tarde. En fin. Vuelve el día a día, vuelve la rutina, vuelve la vida, aunque sea con mascarilla y sin olvidar que el enemigo sigue ahí. Guardia alta.
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