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Paco Gisbert, en plena guerra de tacones.

«Internet ha matado al cine X»

periodista

Oskar Belategui

Jueves, 9 de febrero 2017, 19:57

Paco Gisbert (Valencia, 1962) fue uno de los primeros periodistas en hablar del cine pornográfico como fenómeno cultural. Colaborador de 'El País', autor de libros sobre el género y actualmente redactor jefe de la revista 'Primera Línea', Gisbert pasó por el festival Tracking Bilbao para hablar de sexo oral y escrito. La Butaca no desaprovechó la ocasión de repasar el estado del cine X con el mayor especialista del género en nuestro país.

Usted comenzó escribiendo críticas de cine X para 'Cartelera Turia'. Se trataba de dignificar el género.

Sí, esa fue la intención de la 'Cartelera Turia'. Cuando se legaliza el porno en 1984 se les ocurre que los mismos críticos que iban a ver las películas de Angelopoulos fueran también a las porno. Y se aburrían mucho, claro. A la gente le pasa habitualmente lo contrario, se aburren con las películas de Angelopoulos... Ellos solo veían gente haciendo el amor en unas cintas de serie B, películas muy baratas. Aquellos críticos sesudos dieron paso a gente más joven, Casto Escópico y yo, que abordamos el género desde otra perspectiva. Yo soy muy aficionado al cine, he escrito en muchos sitios. Pero no es lo mismo plantear la visión de una película X que de una convencional. Las tratábamos con más humor y, sí, intentábamos dignificarlas.

Un hecho trascendental en la historia del género en España es la emisión de cine X la noche de los viernes en Canal Plus desde 1990. ¡Una media de 30.000 personas veían la película codificada!

Fue como una especie de espaldarazo intelectual. En Valencia ocurrió algo parecido cuando se estrenó 'El diablo en la señorita Jones' y la 'Cartelera Turia' le puso una calificación muy buena. Todo el mundo iba con la revista bajo el brazo a verla en una sala X. Te encontrabas con intelectuales que te decían que habían ido porque la película era muy buena, no porque les interesara el sexo. Canal Plus tuvo el buen criterio de contratar a una persona que entendía de porno, Carlos Aured, para comprar y seleccionar las películas. Yo recuerdo haber visto los grandes clásicos del cine X americano junto con lo más interesante que se estaba haciendo en EE UU en aquellos años, como las cintas de Andrew Blake y John Stagliano. Y sí, había muchos espectadores que intentaban ver algo a través de las rayitas del Plus. Tenía un amigo que sostenía que lo mejor era fumarse un porro y entonces se veía bien.

Hasta la llegada del Plus, el cine X estaba confinado a salas sórdidas, ya desaparecidas, y a los videoclubes.

Yo iba a las salas X por cuestiones profesionales, ja, ja. Esa era la única manera de acceder al porno. En aquel tiempo estaba prohibido emitirlo en canales convencionales. Solo lo podía hacer un canal de pago

Las películas X eran una importantísima fuente de ingresos para los videoclubes.

La mayoría de sus ingresos provenían del cine X. Conozco a muchas distribuidoras de películas convencionales que, de repente, se pasaron al porno porque les parecía muchísimo más interesante, ganaban mucho más. De hecho, las dos o tres productoras españolas de cine X en VHS y DVD eran antiguas mayoristas de cine convencional. Ganaron tanto dinero que se dedicaron a producir sus propios contenidos.

Hay una gran hipocresía con el cine para adultos: mueve unas cifras multimillonarias pero casi nunca se habla de él en los medios.

A los medios solo les interesa el morbo. El cine X solo aparece cuando hay un contagio de sida en la industria americana, cuando un actor le ha pegado a una actriz... El sexo vende de una manera sensacionalista: cuando Lucía Lapiedra tuvo aquel romance con Pipi Estrada... Pero no se informa de la cotidianidad de la industria.

Internet ha cambiado de arriba a abajo esa industria.

Completamente. Internet ha acabado con el cine X, lo ha matado. Como decía Bill Margold, uno de los pioneros del género fallecido recientemente, internet mató a la estrella del cine X. Ahora no interesan las películas, sino la escenas.

¿Pero se siguen rodando películas?

Cada vez menos. En EE UU son el 5% de la producción y en España si llega al 1%... Hay dos o tres directores españoles que las ruedan: Erika Lust, Roberto Valtueña... La mayoría de la gente rueda escenas, media hora, cuarenta y cinco minutos. Solo sexo, son la mínima expresión. Es como si a un musical le dejas solo las canciones. El porno se ha convertido en el grado cero de la escritura. Ya no se preocupan de que haya guion, música, montaje... La escena se rueda sin saltos y con un tío con una cámara vale, ya no hace falta un operador.

Las escenas dramáticas

Hombre, antes también dábamos al avance rápido en el mando para llegar a las escenas de sexo...

Internet lo ha simplificado. Yo siempre discuto eso que dices. Un porcentaje alto de consumidores lo hacía, pero a otros les interesaba ver cómo se llegaba a la situación, el clímax por el cual se llega hasta el sexo. En mi caso, soy el hombre más raro del mundo. Después de dedicarme tantos años a esto lo que hacía era pasar rápido las escenas de sexo para fijarme en las dramáticas, ja, ja. Deformación profesional.

¿De qué viven colosos del porno en Internet, como Pornhub, si ofrecen sus contenidos gratis?

De su tráfico, que implica publicidad. El cine porno es pionero en la lucha contra la piratería. Lo ha hecho de una manera muy curiosa: haciéndose pirata él mismo. En vez de combatir que alguien cuelgue escenas por P2P, lo que hizo fue colgarlas él mismo en baja resolución. El que quiera verlas mejor, que pague. Eso le genera un montón de visitas y le trae publicidad. En países latinos nadie paga, todo el mundo ve porno gratis. En los países anglosajones hay más tradición y hay bastante gente que paga. Después están las páginas especializadas: fetichismo, sadomaso... Toda la compartimentación en que se ha convertido el porno en los últimos años.

¿Y el amateurismo? ¿La posibilidad de grabar y colgar vídeos caseros ha cambiado el cine X?

Lo ha cambiado y mucho. De la misma manera, yo pronostico que YouTube acabará cambiando los hábitos cinematográficos. Hoy puedes hacer tu propia película porno. Y hay gente que prefiere el realismo de ver a su vecina en la cama en vez de a una actriz profesional que la has visto setenta mil veces. Ese morbo de pillar a la vecina le hace tener muchas visitas.

¿Quiénes son para usted los reyes del género?

Gerard Damiano es uno de los mejores directores que ha habido. Y no solo por 'Garganta profunda', que tuvo mucho éxito. También tiene películas de autor como 'El diablo en la señorita Jones', 'Memories Within Miss Aggie', 'Consenting Adults'... Son películas magníficas que incluso podrían formar parte de una cierta historia del cine barato, están al nivel de obras de Roger Corman y Dario Argento. De los realizadores modernos me quedo con Mario Salieri, que rodaba películas muy cuidadas, con una estética casi de neorrealismo sucio, ambientadas en el sur de Italia y contando historias de gente pobre.

¿Y los mejores actores?

Sin duda, Marilyn Chambers, protagonista de 'Tras la puerta verde', una de las grandes películas de la historia. Empezó como actriz de cine convencional, hasta sale en una comedia de Barbra Streisand, 'La gatita y el búho'. En su estreno en San Francisco le propusieron hacer porno y entonces empezó. Era una actriz que se lo creía, cuando actuaba parecía real de tanta pasión que le ponía. Albert Boadella me pidió mi colección de porno para preparar una obra de Els Joglar y me dijo: «Esta actriz es la única a la que te la crees». De actores me quedo con Rocco Siffredi. No el Rocco Siffredi de los últimos años, bestia y extremo, sino el de sus primeros tiempos. No era nada mal actor. Y tiene más de cincuenta años y ahí sigue.

La industria

Usted ha conocido de cerca a la gente de la industria del porno. En 'Boogie Nights', el protagonista encontraba a su verdadera familia en un grupo de pornógrafos, pero siempre que hablamos del género en los medios apelamos a su sordidez. ¿Cómo son de verdad?

'Boogie Nights' es un magnífico ejemplo de lo que fue el porno en EE UU hasta la llegada de internet, que lo ha despersonalizado. En su momento, era una familia. Yo así lo he considerado. He estado en festivales de cine convencional, en mil movidas, y siempre he dicho que el porno me ha parecido más sano que el cine convencional. Hay bastante menos droga y problemas y rencillas entre los actores. Hay egos, pero es como pensar que el Numancia va a ganar la Liga... En cine te encuentras con gente que hace tres películas y se cree que va a ganar el Oscar... Yo no he visto sordidez en el mundo del porno. Aunque en los últimos años todo es más perecedero, la gente entra para ganar dinero rápido y se va. En aquellos momentos era una familia disfuncional y muy divertida, en la que todos se acostaban con todos.

¿Qué opina del fenómeno Torbe?

Siempre he estado en contra de un personaje como Torbe y de sus tácticas. No me parece que esa sea forma de hacer porno. Si se demuestra que trató con menores y que hubo trata de blancas es reprobable.

¿El futuro del cine X pasa por la realidad virtual? Es el género perfecto para esa inmersión total.

Es una teoría que llevo escuchando muchos años. Sostienen que llegará un momento en que podrás sentir lo mismo que siente al actor. Pero las cosas se han ralentizado desde la irrupción de los dispositivos móviles y las tablets. Yo creo que a la gente de nuestra edad nos cuesta entenderlo, pero el porno ha llegado a un punto que su futuro dependerá más de su viralización. De hacer contenidos de cinco minutos que los vea mucha gente.

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