El agua guía los pasos en Colindres
Las 'Rutas del Agua' mezclan valores patrimoniales y ambientales con el líquido elemento como hilo conductor
Descubrir los antiguos usos de los elementos relacionados con las cuencas hidrográficas de Colindres, pasear por la marisma o ver los restos de los ... antiguos molinos. Es lo que Colindres ofrece como novedad este verano -y el resto de estaciones si se desea- a los visitantes y a los propios colindreses. Dos circuitos, dos nuevas rutas, para conocer mejor el municipio, su patrimonio y su historia, con el líquido elemento como hilo conductor.
Las 'Rutas del agua', que ya se pueden realizar de manera libre y pronto se añadirán a la oferta de rutas guiadas por el municipio, dan la oportunidad de conocer la villa desde una perspectiva medioambiental. «Aquí, desde donde estamos, partirían las dos rutas», indica Yolanda Arce, educadora ambiental y concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento, desde el Parque de Viar. «En principio son dos rutas», señala, ya que en parte de su recorrido los itinerarios se solapan: una, con la ruta modernista y la ruta natural; y la otra, con la denominada de las casonas, a lo largo del Camino Real. Los dos itinerarios descubren los dos Colindres, el de Arriba y el de Abajo, poniendo el foco en elementos del patrimonio vinculados con el ciclo del agua. Esto es: fuentes, lavaderos, manantiales o molinos que eran utilizados hasta hace unos pocos años por los colindreses en sus labores diarias y constituían una parte de la vida en los municipios rurales, llegando a convertirse en algunos casos, al margen de su función, en espacios de socialización, como ocurría en los lavaderos.
La primera de las rutas, denominada 'Las Marismas de Colindres', discurre íntegramente por Colindres de Abajo, con paradas en las fuentes urbanas más representativas, como la Fuente de Cueva o La Bellota y la Fuente de San Ginés y también, por los antiguos emplazamientos de los molinos de mareas, al menos siete, que durante siglos molieron el cereal en la ribera colindresa del estuario del Asón.
En Colindres de Abajo se ven las fuentes más representativas y restos de antiguos molinos
'LAS MARISMAS DE COLINDRES'
El 'Chamberí' de Colindres
La señalización de los itinerarios ha permitido además recuperar algunos nombres antiguos, indica Arce. Este es el caso del puente de la calle Pedrosa, «que antiguamente se llamaba el Puente de Chamberí, porque esa calle durante muchos años se llamó así». El porqué, no se sabe a ciencia cierta. «Se especula que se quería hacer una especie de protesta porque posiblemente era un barrio que estaba más abandonado y fue una manera irónica llamarle Chamberí, por el barrio de Madrid».
El segundo itinerario se desarrolla prácticamente por completo por Colindres de Arriba y ofrece cuatro opciones de distinta dificultad. Para poder realizarlas se han señalizado los distintos senderos que acercan a los usuarios a varios de los puntos relacionados con el agua que, por su accesibilidad, pueden ser visitados y se ubican a orillas de los cuatro arroyos que conforman la red hidrográfica de Colindres, que son el Arroyo de la Jurisdicción o de Raposil, el arroyo de Hedino o Santolaja, el de San Roque y el arroyo de Linares.
En Colindres de Arriba encontramos arroyos, fuentes y antiguos lavaderos recuperados
'RUTA DEL AGUA'
Estos recorridos relatan también parte de la historia del municipio, como el Parque de Viar, «donde se asentó durante mucho tiempo, a principios del siglo XX, la escuela de niñas». O el arroyo de San Roque, que atraviesa lo que antiguamente era el Huerto del Rey, creado por Felipe II «porque era él quien traía flora, sobre todo árboles y plantas de países exóticos y especies que aquí no había, y construyó un vivero que utilizaba para repoblar los parques y jardines reales», relata la educadora ambiental. «Se sabe que algunos ejemplares del Huerto del Rey de Colindres fueron al Palacio de Valsaín, en Segovia».
Historias y anécdotas que visten de encanto los recorridos y regalan «una alternativa diferente entre el turismo y la educación ambiental», según Arce. Recuerda, como educadora ambiental, que el municipio ha acogido talleres para niños en los lavaderos para mostrar así duro trabajo que hacían las mujeres, o para hablar de la contaminación del agua. «Creo que toda actividad asociada al agua triunfa y sobre todo con los niños. El agua tiene algo que te deja fluir y es interesante».
Las Rutas del Agua permiten enaltecer «este bien escaso, al que hay que darle el valor que se merece y ésta es una forma, simbólica o no, de darle protagonismo al agua», concluye.
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