Los generales Espartero y Maroto regresan a Ramales
El Ayuntamiento adquiere tres cabezudos y dos de ellos evocan a los militares que se enfrentaron en la Batalla de Ramales
Los generales Espartero y Maroto recorrerán de nuevo las calles de Ramales de la Victoria pero esta vez para divertir a los niños y ensalzar ... la historia del pueblo, ésa que enfrentó a los dos militares en la Primera Guerra Carlista.
Los dos generales se reencontrarán hoy con los vecinos en el desfile de cabezudos que tendrá lugar con motivo de las fiestas de San Pedro, unas celebraciones que se han recuperado tras su suspensión el año pasado debido a la alerta sanitaria.
El Ayuntamiento ramaliego ha invertido 10.500 euros en la compra de estas dos figuras así como de una que representa a una mujer montañesa, además de la restauración de todas las piezas de cabezudos que tenía en su haber el Consistorio. Las nuevas figuras han sido realizadas por el artista navarro Aitor Calleja, que a juicio de Juan Domingo Álvarez, ramaliego y licenciado en Historia, ha realizado un trabajo más que satisfactorio en cuanto a la fidelidad de las imágenes respecto a los verdaderos personajes.
El triunfo de Espartero en Ramales le valió al pueblo el sobrenombre 'de la Victoria' y dio origen a la Verbena del Mantón
Ambas figuras evocan a los dos protagonistas de la Batalla de Ramales, librada en 1839, enfrentando a las fuerzas liberales, comandadas por Baldomero Espartero, con las tropas carlistas, a cuyo frente se encontraba el general Rafael Maroto.
Tal como recuerda el historiador, el conflicto tiene su origen en la muerte de Fernando VII en 1833, que previamente puso fin a la Ley Sálica que impedía reinar a las mujeres, y en concreto, a su única hija, Isabel. Hasta este momento, su hermano, Carlos María Isidro de Borbón, estaba considerado el legítimo heredero al trono «y no le sentó nada bien», afirma Álvarez, quien detalla que las facciones liberales apoyaron a la nueva reina, mientras que los sectores conservadores se aliaron con los Carlistas.
Relata el historiador que las tropas carlistas intentaron ocupar Santander, pero no lo lograron, aunque sí consiguieron mantener posiciones en Ramales.
En su intento de poner fin a esta situación Espartero se dirige a este municipio, donde se libra la batalla homónima, que dura de abril a mayo de 1839. El ejército carlista construyó dos muros en el palacio de Revillagigedo para cortar el paso a las tropas de Espartero y tras una mañana de bombardeos por las dos partes, los carlistas prenden fuego a todo el pueblo aprovechando la oscuridad del atardecer, dejando únicamente en pie la iglesia, el palacio de Revillagigedo y el palacio de los Sarabia. Al cabo de unos días, «después de haberse cañoneado mucho», los soldados de Espartero emprenden la conquista del fuerte de Guardamino, que finaliza con la rendición de Maroto.
En las bodegas de este fuerte es donde los soldados de Espartero se encuentran varios baúles con mantones de manila en su interior que el general regala a las mujeres de Ramales con motivo del triunfo y que, unos años después, da origen a la Verbena del Mantón. Este triunfo le vale a Espartero el título de Duque de la Victoria por parte de la reina, y de la misma manera, el renombramiento al pueblo como Ramales de la Victoria.
'Más gorda que la de Ramales'
Sin embargo, y pese a que la creencia popular le atribuye también a esta batalla el dicho popular 'más gorda que la de Ramales', la frase no tiene su origen en este hecho, sino en la declaración de independencia del municipio, el 10 de septiembre de 1893, aclara Álvarez.
«Después de dos guerras carlistas y arrasado totalmente», el pueblo recibe la noticia del Gobierno de retirarle el juzgado, junto con otros servicios, que se desplaza a Laredo, y descontentos también por la falta de ayudas para reconstruir el pueblo tras las dos guerras, los vecinos unidos anunciaron en una carta dirigida al Gobierno de Madrid la declaración de Ramales como Cantón Republicano Independiente y la proclamación de la anarquía si no se restituían los servicios arrebatados.
La independencia les duró un día ya que, a la entrada en la jornada siguiente de las fuerzas militares de Santoña, los vecinos se metieron en sus casas y suspendieron el motín. Pero en la memoria colectiva de la región aún permanece el dicho «ésta va a ser más gorda que las Ramales», para referirse a hechos o actuaciones que previsiblemente tendrán consecuencias notables.
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