Red Eléctrica une la línea de alta tensión en Camargo y El Astillero
Las labores se centran ya en la conexión del cable a lo largo de los 9 km de recorrido entre las dos subestaciones instaladas en Cacicedo y Guarnizo
Los vecinos de Camargo y El Astillero ya lo han podido comprobar en primera persona. Si pasean por la zona de Trascueto, La Vegana y ... el paseo de la ría del Carmen en general, por poner un ejemplo, seguro que se han topado con un grupo de trabajadores de la empresa colaboradora Eiffage operando cerca de una de las 13 cámaras de empalme que componen el tramo de la nueva línea de alta tensión, una actuación por valor de 30 millones acometida por la Red Eléctrica Española (REE) y que en menos de dos años ha surcado 9 kilómetros de subsuelo entre ambos municipios. Después de varios meses de labores encaminadas a abrir una zanja por todo ese recorrido, el gran cable de la alta tensión -en realidad son varios que luego son empalmados- ya tiene por donde avanzar desde la subestación de Cacicedo hasta Guarnizo. Ahí es donde se sitúa ahora mismo la hoja de ruta de los trabajos. De aquí a las próximas semanas, los operarios de Eiffage se encargarán de conectar la línea a través de esas 13 cámaras por donde pasará el cable, con las pequeñas afecciones al tráfico y molestias que supone y que los vecinos también han comprobado a estas alturas.
Más allá de detalles y tecnicismos, esa es la idea fundamental de la obra que se ha hecho en los últimos 20 meses aproximadamente. Desde que REE llegó a Camargo y El Astillero, la actuación se ha basado fundamentalmente en estudiar el terreno, hacer una zanja y, a partir de ahora, acoplar el cable por ese surco. En algunos casos, crear ese 'canal' de paso para el cable ha sido más o menos sencillo; en otros, en cambio, un dolor de cabeza. Eso también los saben muy bien los vecinos, especialmente los de Guarnizo, donde las condiciones orográficas han querido que esa labor de 'serpenteo' sea algo más compleja que en Camargo. En esos casos, las máquinas se ven obligadas a acometer lo que se denomina como obra dirigida, es decir, una desviación de la ruta -mediante un aumento de la profundidad del surco, porque no hay otra- para sortear un riachuelo, una rotonda, las vías del tren o lo que quiera que las palas y taladradoras se hayan encontrado a su paso.
Así ha sido hasta obtener, no sin quejas de vecinos y propietarios que se han visto directamente afectados por las vibraciones, los 9 kilómetros de zanja y llevar a cabo dos actuaciones en las dos subestaciones, pensadas para que el 'acople' de la línea sea el adecuado y no dé ningún problema a futuro. Si todo va bien, el fin de la obra de la alta tensión no debería prolongarse más allá de este verano, «octubre», a más tardar, según estimaba un operario durante las obras de estos días.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión