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La fachada del centro ya cuenta con un cartel que lo identifica como 'Instituto libre de móviles'. María Causo
Un espacio libre de móviles

Un espacio libre de móviles

El instituto Valle de Camargo pone en marcha una iniciativa que prohíbe el uso de dispositivos móviles en todo el recinto escolar durante el horario lectivo

María Causo

Camargo

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Sábado, 13 de abril 2019, 08:05

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Lo que al principio parecía imposible, se ha convertido en todo un hábito y si no, que pregunten a los alumnos y profesores del instituto Valle de Camargo. Desde este lunes 1 de abril, el centro se ha convertido en un espacio libre de dispositivos móviles y se ha prohibido su uso en todo el recinto durante las seis horas lectivas de clase al día. La iniciativa, que ha estado en periodo de prueba durante todo el mes de marzo, ya está totalmente en vigor.

La propuesta nació del director del instituto, Pedro Ruiz Moya, quien cree que es «absolutamente necesaria porque está constatado que el móvil es la adicción del siglo XXI».

Las razones a la hora de poner en marcha esta iniciativa son varias. La principal es la salud. Y es que según explica el director, «además de los problemas que crea su adicción, los médicos ya advierten de un incremento muy preocupante en el aumento de la miopía, las cefaleas, el aumento de la mala calidad del sueño, pérdida de la capacidad de concentración, etc». También preocupan mucho los problemas cervicales, de espalda y lumbar que surgen como consecuencia de un uso excesivo del móvil. Y es que a la hora de utilizar el teléfono, se tiende a agachar la cabeza y, los músculos del cuello al tratar de compensar la curvatura cervical, crean una fuerte tensión.

La iniciativa, que ha estado en periodo de prueba todo el mes de marzo, ya está totalmente en vigor

Igualmente, el uso de estos dispositivos fomenta el aislamiento y crea dificultades y anomalías en las relaciones sociales, además de que puede fomentar el acoso escolar a través del WhatsApp y otras redes sociales.

Considera Ruiz Moya que este es un proyecto «valiente porque es integral». Y es que la restricción del móvil será de aplicación obligatoria tanto para el alumnado como para el profesorado del centro y sus trabajadores, a excepción de las sala de profesores, departamentos, y despachos. Contempla una excepción en el uso educativo, cuando vaya a ser utilizado como herramienta de trabajo en el aula a petición de un profesor del centro, siempre que sea bajo su control y supervisión.

La puesta en marcha del proyecto ha sido «complicada» porque ha implicado una «tarea previa y costosa». En un primer lugar, se reunió a todo el profesorado para debatir el tema y comprometerse con el asunto. «Hubo intercambio de ideas pero ningún profesor mostró rechazo», explicó Pedro. A continuación, el director del centro mantuvo encuentros con todas las familias de los alumnos mediante varias reuniones para explicarles la iniciativa. «Todos los encuentros con familias acababan en aplausos porque les encantó la idea», apuntó también. Además, a las familias se les pidió que colaboraran con el proyecto en casa con medidas básicas como, por ejemplo, no tener móviles encima de la mesa durante las comidas o que los jóvenes dejaran el teléfono fuera de la habitación a la hora de estudiar.

Dos alumnos leyendo las instrucciones de la nueva normativa.
Dos alumnos leyendo las instrucciones de la nueva normativa.

En lo relativo a las sanciones, el instituto ha decidido que, si un menor incumple la norma, se le retirará el móvil y se llamará a las familias para que vengan a recogerlo. De no venir a por el dispositivo ningún familiar, el alumno estará tres días expulsado y el móvil permanecerá en el centro.

Por otro lado, si el alumno pillado con el teléfono es mayor de edad, será expulsado del centro tres días directamente. Hasta el momento, Ruiz Moya ha confirmado que no ha habido ninguna infracción y que el proyecto está teniendo «muy buena acogida». «Estoy gratamente sorprendido porque el nivel de cumplimiento está siendo masivo y sin malas reacciones».

Prueba

Como toda gran iniciativa que se precie, ha habido un periodo de prueba -que ha abarcado todo el mes de marzo- para permitir que alumnos y profesores se habitúen a la iniciativa. Esta fase -señaló el director- ha servido para comprobar la eficacia del sistema y tener en cuenta si había que «añadir o quitar alguna medida correctora».

Una profesora de ciclo formativo del instituto, Elena Ripoll, aseguró que sus alumnas «se quejaron mucho al principio pero ahora adoptan la medida con total naturalidad». «Yo tampoco era muy partidaria cuando me enteré pero, finalmente, creo que la propuesta está funcionando bien y está resultando muy positiva para todos».

La restricción del uso del móvil ha fomentado las relaciones sociales de los jóvenes del centro. .
La restricción del uso del móvil ha fomentado las relaciones sociales de los jóvenes del centro. .

Marina Gutiérrez, alumna de segundo de Bachiller, coincide con Elena: «Al principio, se me hizo rarísimo porque, simplemente para ver la hora, usaba el móvil. A día de hoy, lo recomendaría en todos los institutos y, aunque hubo compañeros que se quejaron al principio, ahora la mayoría lo agradecemos». Además, Marina cree que la medida evita «muchas distracciones» y que «ahora mismo, con la selectividad aquí al lado, ayuda mucho».

La primera impresión de Alejandro Señas, otro alumno de segundo de Bachiller, fue que la medida era «imposible» y que «no iba a funcionar». «Antes en los recreos y en los cambios de clase, todos estábamos con el móvil y ahora hablamos más entre nosotros y repasamos antes de la siguiente asignatura», relató.

En definitiva, el proyecto apuesta por la comunicación directa entre personas y por desconectar un rato de los dispositivos más beneficiosos y, a la vez, más perjudiciales del siglo XXI.

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