La fiesta ilegal en la cantera de Roiz continúa por tercer día consecutivo
La Guardia Civil mantiene el operativo e identifica al medio centenar de personas que salió ayer del lugar. Ha impuesto «decenas» de multas por alcohol y drogas
«Se irán cuando se aburran. Hay una cosa buena y es que no les dejan entrar con más víveres. Saldrán cuando se les acaben». ... Era solo un suponer, porque no hay fecha oficial de finalización. El del alcalde de Valdáliga, Lorenzo González, aún sorprendido de que centenares de jóvenes hayan sido convocados en las canteras de Lamadrid, ubicadas en el pueblo de Roiz, para celebrar una fiesta ilegal –no tiene los permisos necesarios y se hace en propiedad privada– que comenzó el viernes y que, al cierre de esta edición, aún continuaba a pleno rendimiento.
Desde la madrugada del domingo hasta mitad de la tarde de ayer solo había abandonado el espacio una pareja de nacionalidad italiana, a la que los agentes de la Guardia Civil que mantienen cortados los cinco accesos a la cantera realizaron controles de alcohol, drogas y documentación. Y a partir de las 17.00 horas ese mismo procedimiento lo repitieron con las otras 51 personas –de las 400 que estima la Benemérita que había quedaban– que cruzaron el cordón policial. El resultado fue un elevadísimo porcentaje de positivos por sustancias estupefacientes, algunos menos por alcohol o por no tener la documentación en regla y varios vehículos inmovilizados. Además, se recogieron los datos de todos ellos porque la ley prevé la posibilidad de interponer sanciones que van desde los 150 hasta los 30.000 euros. En el caso de los organizadores, que la Guardia Civil trabaja para identificar, las multas pueden llegar a los 600.000 euros.
Por su parte, el concesionario de la cantera, la empresa Copsesa, ha formalizado una demanda por la entrada y ocupación ilegal de sus terrenos. El propietario de la constructora se personó ayer en el lugar junto al alcalde para conocer las novedades y agradecer a los agentes el dispositivo establecido desde la madrugada del sábado, cuando se tuvo conocimiento de los hechos.
En él participan alrededor de 40 agentes, algunos procedentes del País Vasco, y también se ha movilizado a un grupo de antidisturbios. No para intervenir y disolver por la fuerza la 'rave', sino de manera preventiva por si la situación se descontrola. Estaban, entre otros motivos, «por su propia seguridad», como recordaba Pilar Villasante, teniente coronel de la Comandancia en Cantabria y responsable del despliegue.
Aunque los efectivos también están impidiendo los accesos a pie, desde el Ayuntamiento aseguran que en los núcleos cercanos tienen constancia de que hay jóvenes que regresan a pie a las caravanas aparcadas en pueblos como Las Cuevas o Vallines y que después vuelven a la cantera monte a través. No es fácil, pero es posible. González entiende que una instalación tan complicada –para montar el escenario han tenido que mover piedras de grandes dimensiones– ha tenido que prepararse durante varias noches. Y justo porque se hizo de noche ha pasado desapercibida para los vecinos. «Por el día no se oye como por la noche. Con el silencio el 'pum pum pum' es una cosa... Un continuo... Los gritos de la gente eran la leche», concluye el alcalde.
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