El dueño del Panteón del Inglés se hará cargo de resolver la presencia del inquilino
Agentes de la Policía Local se han personado allí en dos ocasiones, en las que han podido verificar que hay objetos en el interior del monumento, aunque no han visto a nadie
La presencia de un inquilino en el Panteón del Inglés ya ha llegado a oídos de su propietario. Ha sido el Ayuntamiento de Santander ... quien ha dado aviso a la empresa privada propietaria de este característico inmueble –no ha trascendido cuál es esa empresa– y ha dejado en sus manos qué hacer. Así, será el dueño quien realice las «gestiones oportunas» para resolver la situación. Para comprobar que efectivamente alguien habita el panteón, la Policía Local se ha personado allí dos días sucesivos y ha verificado que en su interior hay un colchón, dos maletas y una bombona. Pero en ninguna de las visitas había nadie allí.
Fue el concejal de Recursos Humanos y Patrimonio, Daniel Portilla, quien mantuvo ayer una reunión con el responsable de la empresa que, según la correspondiente ficha catastral, figura como propietaria del panteón, para comunicarle el estado en el que se encuentra esta edificación. Así, una vez informado sobre el estado de su propiedad, el responsable le comunicó al edil que realizará las gestiones oportunas para solventar esta situación.
La presencia de un inquilino dentro del panteón no es muy notoria, ya que esta persona ha colocado una tela a modo de cortina en la entrada que impide ver qué hay dentro. Pero por el hueco que hay entre la puerta y la pared se pueden ver objetos como maletas, un colchón y una bombona de butano. Tampoco se le ve entrar y salir con asiduidad. De hecho, ni en las visitas que ha hecho la Policía Local ni las realizadas por este periódico se ha visto a nadie dentro.
El concejal de Patrimonio, Daniel Portilla, explicó al propietario del panteón la situación y dejó en sus manos darle solución
Si se puede confirmar que hay alguien que accede al interior es porque entre la mañana del martes y la del miércoles había una diferencia: en la primera no había bombona de butano y, en la segunda, sí. Además, al consultar a algunos residentes de la zona y a la asociación de vecinos de Cueto, nadie sabía nada del nuevo inquilino del panteón, lo que hace indicar que es una persona discreta que probablemente sale pronto por la mañana y vuelve cuando cae la noche. Además, aunque siempre ha habido un candado en la puerta, no es el mismo el que hay ahora –redondo– que el que había hace unos meses –cuadrado–.
En medio de Costa Quebrada
Este monumento, localizado en Cueto, está entre el Puente del Diablo y la playa de El Bocal. La zona, en medio del recorrido de Costa Quebrada por Santander, es idílica para pasear y por sus vistas del litoral, aunque no es la más recomendable para vivir por el viento que corre allí, al ser un área muy desnuda y a escasos metros del acantilado. De hecho, con el temporal de estos días, pasear por la zona es complicado por el fuerte viento que sopla. A pesar de su nombre, este panteón nunca ha albergado restos humanos. Se erigió en honor a William Rowland, quien falleció justo en ese punto al caerse de su caballo y darse un fuerte golpe en la cabeza. Lo encargó su amigo José Jackson Veyán, quien vivía en Santander.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión