La excavación en la catedral destapa la cabecera primigenia de la Iglesia del Cristo
Los arqueólogos están a la espera de que el Ayuntamiento permita continuar con la investigación: la primera fase ya está concluida
Y, ahora, la cabecera primigenia de la Iglesia del Cristo de la catedral. Los arqueólogos que exploran un espacio abierto en el suelo de una de las calles más antiguas de Santander ... (los Azogues, pegada a la catedral) creen haber destapado la construcción original de aquel templo. Y la estructura no sería poligonal, como habían establecido los estudios realizados por los historiadores José Luis Casado Soto y Joaquín González Echegaray, sino absidal, si bien esto aún es una hipótesis, porque queda por delante una investigación más precisa «y necesitaríamos analizar una superficie un poco mayor».
Dar con la base de aquella iglesia ha obligado a prolongar unos metros el hueco de la excavación y, sobre todo, ponerse a cruzar los dedos. Los expertos ya han terminado la fase de campo que estaba contratada inicialmente y están a la espera de que el Ayuntamiento dé con la fórmula administrativa que les permita trajinar algún tiempo más en el lugar antes de que acabe la obra para dar un nuevo acceso a la catedral, que es la que propició esta excavación arqueológica. César Díaz, concejal de Fomento, confirmó este extremo: a los responsables municipales les parece «una oportunidad» haber podido indagar en esta parte del Santander original y están dándole vueltas a cómo se podría prolongar el estudio. «Volver a tapar sabiendo que hay tanto ahí abajo...», señala el edil.
Ponerle cara a un santanderino del medievo
Tras excavar parte del cementerio medieval, los arqueólogos han rescatado 24 muertos, pero saben que quedan muchos más. Quieren hacer el estudio del ADN y saber de dónde proceden y otra serie de análisis. También se quiere poner cara a los santanderinos del medievo, que ya es posible técnicamente. Detrás de Mantecón, a la izquierda de la imagen, el escalón es parte de la primera Iglesia del Cristo.
La estructura que han hallado Javier Marcos y Lino Mantecón se encuentra actualmente al descubierto e informa de cómo era la parte más antigua de la iglesia primitiva. El descubrimiento les tiene encantados, aunque toda la cosecha obtenida hasta ahora les llena de satisfacción. Actualmente, están procesando las piezas obtenidas y documentándolas y están dando respuestas que les llevan a más preguntas. Tienen ante sí tres líneas «interesantes» solo en Los Azogues: de un lado, el muro de la antigua fortificación que hubo en el lugar, que está «muy bien conservado» y es un «vestigio arquitectónico espectacular» que podría datar de finales del siglo XII o del XIII. De otro, la parte de la iglesia originaria. Y esperan sacarle mucho jugo a los rastros del cementerio medieval. En este han trabajado hasta unos 2,5 metros y han recuperado 24 muertos, pero saben que en los niveles sucesivos hay muchos más enterrados.
Los profesionales cuentan que aún no han llegado ni a la cimentación de la estructura fortificada, ni al suelo geológico. En todo el área excavada (unos 20 metros de largo por 3,5 de ancho), no han dejado de encontrar huellas que les parecen «muy relevantes» para explicar los orígenes medievales de la villa de Santander. Por el momento, desconocen de qué época es el gran muro, pero podría ser anterior al castillo que hubo en el sitio. «Quizá de finales del XII o principios del XIII. Estamos en vías de datarlo». No esperaban encontrar en este punto una fortificación medieval tan cuidada, así que están deseando poder continuar.
También aspiran a avanzar en la zona de enterramientos porque, hasta ahora, han levantado dos capas de sepulturas y son conscientes de que quedan dos o tres más. Han excavado ya 24 «muertos articulados» (con todo el esqueleto) además de «bastantes huesos sin contexto» y, a priori, «serían personas contemporáneas con el muro de la fortificación junto a la que han aparecido». Las características del suelo les ha puesto cuesta arriba la labor. Ahora se pondrán a analizar todas las piezas que han salido en los alrededores de los muertos, que permitirán entender cómo vivían estos santanderinos de varios siglos atrás.
Cerámicas y piedras
Como conclusiones preliminares, los arqueólogos saben que todas los elementos de cerámica que había junto a los esqueletos «no son gestos funerarios, sino fortuitos». Es decir, que los huesos humanos no están rodeados de objetos cerámicos porque fuera un ritual concreto, sino que se debe al hecho de que allí mismo «había vida urbana y unas cosas se han mezclado con otras». Algunos de los fragmentos de loza no proceden de esta zona, «sino que son importados de Francia o Inglaterra, una característica habitual de los puertos de mar».
Entre los restos también se han encontrado piedras singulares (algunas trabajadas y otras con características que revelan que no son de aquí) y esto da pie a aventurar «que se trataba de amuletos o talismanes, porque en los siglos XIII y XIV se hacían enterramientos con piedras semipreciosas para ahuyentar al demonio». Las piedras se han localizado o bajo los cráneos o sobre el pecho. Marcos y Mantecón agregan que el camposanto medieval era cristiano porque todos los cuerpos se sepultaron mirando al Este, lo que significa que «están todos esperando el día del Juicio Final». En todo el ámbito de trabajo se han topado con monedas, trozos de moluscos, alfileres que ataban los sudarios... De ahí, esperan sacar mucha información de la vida cotidiana del Santander medieval, «porque los muertos siempre nos hablan de cómo eran los vivos. Se suele decir que esta ciudad no tiene historia, pero no es cierto», sostienen.
El santanderino medieval
Esta inspección arqueológica se inició a finales de enero. Primero en la calle Somorrostro (en una esquina junto a Correos) y luego en la parte alta de esa vía. Ha sido posible gracias a que el Ayuntamiento de Santander fue «muy sensible» a contemplar esta línea de estudio junto a la obra que está en curso para dotar a la catedral de un nuevo acceso. Tanto Marcos como Mantecón afirman estar muy agradecidos por haber desarrollado el proyecto en un clima de comprensión total por su trabajo «que no es lo más habitual. El entendimiento con el arquitecto Clemente Lomba (autor del proyecto municipal) y de la constructora Rucecán, que ejecuta la obra, ha sido fundamental».
Ahora queda consolidar con horas de gabinete todas las teorías que han ido formulando en el campo. Y esperar a que el municipio dé el visto bueno a seguir. El Ayuntamiento les ha pedido un informe sobre el tiempo que tardarían en cerrar su investigación y cuánto costarían los análisis exhaustivos de los huesos humanos. Porque, sobre estos, las posibilidades son enormes: desde el estudio del ADN para ver de dónde proceden a isótopos para analizar su dieta, el análisis antropológico para determinar si los esqueletos son de hombre o mujer, las edades, las enfermedades... Hasta se podría encargar una reconstrucción fácil y ponerle una cara concreta al santanderino de la Edad Media.
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