«El sector cultural de Santander es una realidad atomizada en la que predomina la precariedad»
Almudena Díaz, directora de la Fundación Santander Creativa que releva en la dirección a Marcos Díez, afronta la prioridad de «acomodar la entidad al nuevo contexto del sector público»
Justo cuando se cumple una década desde su acceso a la estructura de lo que fuera la Fundación Santander 2016, como coordinadora de proyectos, toma ... las riendas de Santander Creativa. Almudena Díaz (Santander, 1985), licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Valladolid - premio extraordinario fin de carrera-, conoce los entresijos, vaivenes, certezas y fragilidades de la gestión cultural desde las entrañas más sólidas a la amenaza permanente de la «burocracia».
La nueva directora de la FSC, que releva en la responsabilidad a Marcos Díez (dejó el cargo en mayo) trabajó en la candidatura santanderina de capitalidad cultural principalmente en el proyecto 'SantandEuropa' que dirigía Tania Pardo y cuyo objetivo era generar microproyectos culturales en los barrios. Además, coordinó (2010-2011), junto a la Concejalía de Cultura (que dirigía César Torrellas), la programación en su proceso de transición entre fundaciones. Experiencia y entrega son sus credenciales certificadas estos años con su trabajo como coordinadora general de la Fundación.
La nueva directora cree que la reducida estructura de la entidad municipal, que «limita la capacidad para abordar proyectos más ambiciosos», se compensa con un «exhaustivo conocimiento del sector cultural».
- Ha mamado las fuentes de lo que hoy es Santander Creativa. ¿Qué supone tomar las riendas de un proyecto consolidado?
-Una responsabilidad que afronto desde el compromiso con un proyecto en el que creo profundamente. En lo personal no puedo evitar sentir, eso sí, un poco de vértigo.
-¿El suyo ha sido un relevo natural y lógico? ¿Se postuló en algún momento? ¿Hubiera continuado si no llega a la dirección?
-Estoy muy agradecida a la presidenta de la Fundación por la propuesta (Gema Igual) y al resto de miembros del Patronato por su confianza en mí porque entiendo que su decisión también pone en valor todo el trabajo que llevamos desarrollando en la Fundación desde su orígenes. Es cierto que alcanzar la dirección no era una aspiración que tuviese presente, pero me pareció oportuno dar ese paso adelante en este momento. Hubiera continuado con mi trabajo previo en la Fundación siempre que me sintiese cómoda con el proyecto.
-¿Cómo define la Fundación?
-La entiendo como un instrumento, una herramienta que se pone a disposición del sector cultural para apoyar y facilitar, de todas las maneras posibles, la puesta en marcha de iniciativas que nazcan de la propia ciudad y que aporten un valor añadido que beneficie a Santander en su conjunto.
-¿Cuál es la mayor fuerza de esta entidad y la mayor debilidad?
-Una fortaleza que destacaría en la FSC es su amplio conocimiento del sector cultural, adquirido a lo largo de años de colaboración estrecha con las instituciones, asociaciones, empresas culturales y profesionales autónomos de la ciudad. Por otro lado, es cierto que nuestra estructura reducida, a pesar de permitirnos ser ágiles y eficientes, limita la capacidad de la institución para abordar proyectos más ambiciosos.
-Va camino de una década pero da la sensación de que el ciudadano no conoce bien la identidad de la FSC...
-Quizá porque la mayoría de los proyectos que apoya se realizan en espacios ajenos a la Fundación (otros equipamientos culturales, espacios públicos...), al ciudadano le cueste en ocasiones asociarlos con la institución. Nos esforzamos mucho en tratar de comunicar bien lo que hace la Fundación pero es cierto que priorizamos poner el foco en las propias actividades.
«La burocracia ahora mismo se ha convertido en la principal barrera para hacer cultura» »
-En plan título de obra de arte se podría decir: 'Esto no es una Fundación, es una Concejalía, no es una Concejalía, es una Fundación'...
-La Fundación está muy orientada al trabajo directo con los agentes culturales de la ciudad. La Concejalía abarca un espectro mucho mayor que incluye no solo a la FSC. También, y entre muchas otras cosas, los centros culturales, los museos, las bibliotecas y la tarea fundamental de diseñar e implementar las políticas culturales de la ciudad.
-¿Tiene la FSC muchos enemigos?
-No, no creo que sea así. Por supuesto que habrá quienes prefieran ciertas iniciativas sobre otras, quienes no compartan los criterios que definen la actividad de la Fundación o incluso quienes no crean en este modelo de gestión, pero no he sentido nunca que exista hacia ella una animosidad manifiesta.
-¿Cuáles son las carencias mayores de la Fundación?
-Como apuntaba, quizás su estructura tan reducida, que limita en cierta medida nuestro margen de maniobra.
-La huella de Marcos Díez es alargada. Al margen de la amistad y de haber trabajado junto a él desde los inicios , ¿qué sello propio quiere imprimir en la dirección?
-Marcos Díez ha hecho un trabajo extraordinario que ha permitido poner en pie más de 300 proyectos culturales en estos ocho años y ha logrado dotar a la Fundación de un carácter cercano y dinámico que ha sido fundamental para su buena marcha. Me parece prioritario proteger ese espíritu, más allá de personalismos.
«Cada vez suceden más y más cosas fuera de los márgenes de lo que venían siendo los escenarios tradicionales de la cultura»
-Se ha caracterizado por su discreción, eso que llaman perfil bajo, y a partir de ahora...¿qué?
-Entiendo que hay aspectos en un puesto como este que conllevan cierta exposición pública, pero mi prioridad es simplemente hacer bien mi trabajo, que no es poca cosa.
-¿Hay capacidad de maniobra, o está sujeta a jerarquía y caprichos?
-La Fundación ha venido desarrollado su actividad en un contexto de total libertad; se ha respetado siempre el criterio de la dirección y del comité asesor sin injerencias de ningún tipo.
-Todos los gestores lamentan la burocracia...
-Me atrevería a decir que ahora mismo la burocracia es la barrera principal para hacer cultura, al menos para las instituciones públicas. La entrada en vigor a finales de 2017 de la Ley de Contratos del Sector Público está suponiendo un auténtico quebradero de cabeza para instituciones pequeñas como la FSC, pero también para las Administraciones locales y autonómicas, universidades, empresas municipales... de todo el país.
-Dada la dimensión alcanzada, ¿no debería gozar de una mayor estructura y medios?
-Es evidente que con una estructura más amplia y más medios podríamos acometer otra serie de proyectos, pero nuestro compromiso es realizar la mejor gestión posible de los recursos con los que contamos.
-¿Cómo cree que debe evolucionar la Fundación?
-Debemos permanecer vigilantes y atentos a la realidad del sector cultural de la ciudad e ir evolucionando de forma paralela, dando respuesta a sus necesidades.
«La estructura reducida limita la capacidad para abordar proyectos más ambiciosos
-¿Ha estado en peligro de desaparición?
-No, el compromiso de todas las instituciones que forman el Patronato ha sido manifiesto durante todo este tiempo.
-¿Qué objetivos se ha marcado como prioritarios?
-El principal para este año es sin duda acomodar la realidad de la FSC al nuevo contexto del sector público.
-¿A qué se refiere?
-A que este va a ser el primer año aplicando nuevos procedimientos de contratatción/subvención como respuesta a lo que exige la nueva ley. La prioridad este año es implantar estos procedimientos, ir evaluando que sean útiles y corregir todos aquellos aspectos que haga falta para trabajar sobre seguro con ese modelo de aquí en adelante. Hemos contratado a un gabinete jurídico (Gaberiras) que tiene un área de derecho de la cultura para que estos procedimientos se ajusten específicamente a la actividad de la Fundación.
-El Plan Director era necesario, pero ¿cree en él como herramienta práctica?
-Es el resultado de un trabajo, largo e intenso, que contó con la implicación directa de una gran parte del sector cultural de la ciudad en el que se establecieron unas líneas de acción que sería sensato explorar. Creo que la única forma infalible de comprobar la eficacia de una herramienta en ponerla en funcionamiento.
-De las reuniones sectoriales tras muchos años, ¿qué conclusiones extrae?
-El sector cultural de Santander es una realidad atomizada y muy definida por las oportunidades que ofrece una ciudad con el tamaño de Santander, enmarcada en una comunidad autónoma del tamaño de Cantabria. La tónica general continúa siendo, desafortunadamente, la precariedad.
-¿En dónde situa ese síntoma?
-En España ni el 15% de los 'empleados' de la cultura viven efectivamente de ese trabajo. Desde luego es un asunto de gran compeljidad, pero hay dos líneas de actuación que se pueden abordar desde las instituciones: fomentar un mayor consumo cultural (desde la educación y la formación de públicos) y una mayor oferta/oportunidades para las empresas culturales/artistas (desde creación de circuitos estables a programas regulares, etc.; presupuesto, al fin y al cabo).
-¿Cuál es su radiografía del Santander cultural?
-Ciertamente es un momento muy interesante. Estamos a las puertas de la puesta en marcha de varios grandes proyectos que presumiblemente supondrán un estímulo, sin olvidar que Santander es una ciudad en la que ya pasan muchísimas cosas, culturalmente hablando. Solo hay que echar un vistazo a la Agenda Aúna para comprobar que esto es una realidad hace bastante tiempo.
-Algunos grupúsculos dominan los principales terrenos de la cultura. ¿Eso es fácil de corregir?
-Cada vez suceden más y más cosas fuera de los márgenes de lo que venían siendo los escenarios tradicionales de la cultura. No quiere decir que estos vayan a dejar de ser relevantes. Lo que sí es cierto es que, afortunadamente, se va abriendo espacio para que quepamos todos.
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