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Tecnología con sello femenino: «Tenemos que visibilizar más a las científicas y menos a las influencers»

Mujeres referentes en un sector dominado por hombres ·

Solo el 13% de los estudiantes españoles de carreras científico-técnicas son mujeres. Los roles tradicionales pesan, pero están cambiando

Zigor Aldama

Santander

Martes, 11 de mayo 2021, 07:16

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Los esfuerzos para lograr la igualdad de género sirven de poco si no eliminan la brecha que separa a hombres de mujeres en los sectores que van a dominar el mercado laboral del futuro. La Unión Europea estima que este mismo año ya el 45% de los nuevos empleos estarán relacionados con el ámbito digital, y que el mercado laboral del continente se verá lastrado esta década por un déficit de profesionales científico-técnicos que cifra en 900.000 trabajadores. Sin embargo, las mujeres suponen un porcentaje muy pequeño de los estudiantes que acceden a carreras STEM (acrónimo en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).

A nivel mundial representan únicamente el 35%. En Europa son todavía menos, el 24%. Y, a pesar de que las mujeres llegan a la Universidad en mayor proporción que los hombres –un 55%–, en España su porcentaje en carreras STEM se desploma hasta el 13%. Así, no es de extrañar que únicamente 22 mujeres hayan recibido un Premio Nobel de Física, Química o Medicina desde que Marie Curie rompió ese techo de cristal en 1903. Los hombres suman casi 600.

Las razones que provocan esta coyuntura son variadas y complejas, no obstante, Nerea F., ingeniera informática en la startup vasca Heuristik, afirma que la situación está cambiando poco a poco. Aunque la suya es una de las carreras con la participación femenina más baja, asegura que en su clase había casi una paridad de género. «Y en los años que llevo trabajando, tanto en Alemania como en España, nunca he sufrido ninguna actitud sexista», afirma. Su jefe, Antxon Caballero, subraya que hace unos meses había más mujeres que hombres en el departamento técnico de esta compañía que desarrolla sistemas biométricos para identificación de pacientes. «Tenemos que elegir al talento por su valía, sin que nos importen otras consideraciones», sentencia.

Fabia Silva | Fundadora de Dronak

«Las mujeres somos más perfeccionistas y protectoras»

Fabia Silva con uno de sus drones. Jordi Alemany

Fabia Silva se presenta como «una bilbaína que ha nacido donde le ha dado la gana». Concretamente, en Brasil. Hace ya 28 años que se asentó en la capital vizcaína, y está convencida de que es un buen lugar para emprender, «aunque no se entiende aún la innovación disruptiva y se apuesta poco por el nuevo modelo digital». Silva no habla de oídas, porque Dronak es la tercera empresa que funda. «Con la anterior me arruiné», confiesa.

Ese fracaso que tanto temen muchos no la ha amedrentado. «Lo tengo todo en contra: soy mujer, migrante, madre separada y he estudiado arquitectura de interiores. Pero he ido superando los obstáculos a base de tenacidad, aprendizaje continuo, y de dormir cuatro horas al día», ríe. De su empresa ha salido un dron que se orienta sin necesidad de GPS, y también uno de los primeros que vuelan con hidrógeno, obtenido a partir de aguas residuales. «No soy ni más ni menos agresiva que los hombres. Pero sí creo que las mujeres somos más perfeccionistas y protectoras», dice.

La clave para que cada vez haya más mujeres en el mundo tecnológico está en la educación. «La mentalidad cambia mucho más lentamente que la tecnología, y es cierto que entre las mujeres todavía hay miedo a la tecnología. Si queremos avanzar, tenemos que plantar la semilla ahora para recoger los frutos dentro de dos generaciones», apunta. Ella ya ha puesto la suya: Bots Xperience es un programa inclusivo que ha diseñado para revolucionar la educación digital y acabar con un sistema de formación que proporciona herramientas obsoletas.

Eso sí, la empresaria advierte de que el éxito social solo llega cuando se alcanza un difícil equilibrio. «Nos equivocaremos si pasamos a enseñar ciencia y tecnología dejando a un lado las humanidades. Tenemos que formar a personas capaces de liderar el mundo del futuro sin dejar a un lado la ética», sentencia. Personas que no digan aquello que escuchó tras una reunión: «Es demasiado inteligente para ser mujer».

Itziar Santxez | Fundadora de Imatek

«Tenemos que visibilizar más a las científicas y menos a las influencers»

Itziar Santxez reclama que la Física se sume a las STEM para ser STEMP. Zigor Aldama

Uno de los aspectos que más desincentivan el acceso al terreno científico es la enseñanza de conceptos teóricos en detrimento de sus aplicaciones prácticas. Por eso, a Itziar Santxez le encanta mostrar de forma gráfica el resultado del trabajo que realizan los algoritmos que se desarrollan en la empresa que fundó hace seis años, Imatek. En la pantalla del ordenador muestra los mapas tridimensionales de ruido que realiza con sofisticados sistemas que vuelcan y procesan los datos en la nube, en el móvil, gracias a las arquetas inteligentes diseñadas por su empresa y mediante realidad aumentada, se pueden ver las canalizaciones que van por el subsuelo, y también las colonias de ratas que las infestan. «Con nuestro dispositivo podemos calcular cuántas hay y el efecto que tienen las campañas de desratización», comenta esta empresaria especializada en la automatización de todo tipo de procesos.

Por esos tres proyectos, Santxez ha obtenido en tres años consecutivos el premio Quality Innovation Award del País Vasco. Con 'la precisión es la clave de nuestro éxito' como lema, ella podría ser un referente para las chicas que quieran seguir sus pasos, pero la empresaria critica la poca atención que se presta al desarrollo de proyectos como los suyos. «Tenemos que visibilizar más a las científicas y menos a las influencers, aunque no digo que sean innecesarias o que no resulten también innovadoras», comenta en sus oficinas del Parque Tecnológico de Zamudio.

Entre sus empleados hay varias mujeres que aprecian la flexibilidad que Itziar Santxez ofrece. «Creo que nosotras empatizamos más. Yo tengo muy claro que la conciliación familiar es clave, y me alegra ver que vamos avanzando en derechos. Algunas mujeres deciden postergar la maternidad para preservar su carrera profesional, y creo que es algo que se debe solucionar. Que los hombres se impliquen por igual es clave, y hacen falta más guarderías en los centros de trabajo», señala.

Leire Legarreta | Fundadora de WeAre Clickers

«La maternidad me impactó mucho, pero me permitió parar y pensar»

Leire Zubieta, Leire Legarreta (centro) e Irene Mollinedo, en las oficinas de Durango. Z.A.

No es lo más habitual dejar un buen trabajo como docente universitaria para poner en marcha una empresa tecnológica en plena pandemia y al estrenar la cuarentena. Menos aún cuando se tienen tres hijos. Pero eso es exactamente lo que ha hecho la matemática Leire Legarreta, que el pasado mes de enero creó We Are Clickers para desarrollar sistemas de inteligencia artificial que, a través del análisis de datos, permiten a las empresas predecir con más precisión lo que sucederá y tomar así las decisiones de gerencia adecuadas. «Para ser emprendedora hay que tener un punto de inconsciencia», reconoce.

La acompañan dos mujeres de las generaciones posteriores. Irene Mollinedo, neurocientífica especializada en datos de 32 años, y Leire Zubieta, graduada en Dirección y Administración de Empresas de 24. Todas coinciden en señalar que los roles tradicionales todavía pesan en el acceso de la mujer a campos científicos. «Están estigmatizados y eso nos dirige hacia profesiones de letras o de ciencias de la salud, como la medicina o la enfermería», comenta Zubieta.

Legarreta se ha preguntado si el hecho de que todo el equipo –menos Oier Murua– sea femenino puede restar credibilidad a su proyecto frente a los clientes, hombres en su mayoría. «A veces, cuando nos presentamos, dan por hecho que Oier es el responsable de la parte técnica, cuando en realidad hace márquetin digital. Todavía existe el estereotipo del 'friki'. Por eso, cuando veo a una mujer ingeniera o mecánica la admiro más que a un hombre», comenta Zubieta.

«Tenemos que luchar para dejar de encasillar a hombres y mujeres en roles particulares», sentencia Legarreta, para la que ser madre supuso un punto de inflexión clave. «Me impactó mucho más de lo que esperaba. Cogí una excedencia que me tuvo fuera del mercado tres años, un tiempo que me permitió parar y pensar, algo que mi marido no ha hecho nunca». De esas reflexiones surgieron el impulso y la valentía para emprender su nuevo negocio.

Nekane Muguruza y Paula Blanco | Ingenieras de Ironchip

«Las convenciones sociales nos alejan de la tecnología»

Nekane Muguruza y Paula Blanco, en la sede de Ironchip en Barakaldo. Z.a.

No han acabado aún los estudios de Ingeniería de Telecomunicaciones, pero Nekane Muguruza y Paula Blanco ya están trabajando y saben que no tendrán grandes dificultades para ganarse la vida, porque faltan profesionales como ellas. Están haciendo prácticas en Ironchip, una laureada startup vasca de ciberseguridad que ha desarrollado un sistema de autenticación mediante geolocalización que no utiliza el GPS para la ubicación del usuario sino las señales de su entorno, ya sean de telecomunicaciones o WiFi. «Es una tecnología propia e innovadora que, de momento, no se puede 'hackear'», explica Blanco.

Muguruza, judoca profesional que valora la flexibilidad que le ofrece Ironchip para compaginar sus dos pasiones, estudia en euskera y recuerda que su promoción arrancó con casi tantas mujeres como hombres. «Pero es cierto que se van a graduar ahora más hombres», apunta. Blanco asiente: «En castellano también había más chicas, pero muchas abandonaron tras el primer cuatrimestre y ahora somos un tercio». El porqué no lo tienen tan claro. «Hay agentes externos que nos alejan de la tecnología. Las convenciones sociales pesan», reflexiona Blanco. Nuria Sancho, becaria de márquetin de 21 años, lo corrobora: «En mi cuadrilla somos 25 y no hay ninguna chica en tecnología».

Preguntadas por las diferencias de género que perciben, Muguruza responde que las mujeres se tienen que esforzar más para que las tomen en serio, y Blanco señala un estereotipo del sector: «Dicen que las mujeres somos más limpias y ordenadas a la hora de escribir código. Pero no estoy de acuerdo. A mí fue un profesor hombre quien me enseñó a ser pulcra». A ambas les gustaría acabar formando parte de la plantilla de Ironchip. «Creo que está haciendo cosas muy grandes en un campo, el de la ciberseguridad, que está lleno de oportunidades porque en España todavía estamos por detrás. Y se ha visto con el ataque al SEPE», dispara Muguruza.

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