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Los extensos terrenos colindantes con la vieja mina de Reocín, hoy convertida en lago, tienen una gran riqueza de mineral de zinc, que diversos grupos empresariales se proponen explotar.
La resurrección de Reocín

La resurrección de Reocín

El Gobierno proyecta la recuperación de la actividad minera en la comarca del Besaya

Jesús Serrera

Miércoles, 1 de febrero 2017, 07:10

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Veinte millones de toneladas de mineral de zinc para extraer en veinte años, 350 empleos directos, otros 1.250 indirectos, una inyección de proporciones desconocidas para la economía y el empleo de la cuenca del Besaya y para el tráfico del puerto de Santander. La recuperación de la actividad minera en el amplio entorno geográfico que delimitan los municipios de Reocín, Santillana del Mar y Torrelavega es el gran proyecto industrial del Gobierno regional al que Miguel Ángel Revilla alude desde hace un año con discretas referencias. Varios grupos empresariales han mostrado su interés en invertir en el proyecto y ahora el Gobierno de Cantabria quiere dotarlo de cobertura legal mediante una proposición de ley, registrada ayer en el Parlamento, para la que busca el mayor consenso posible.

La vieja mina de Reocín, 147 años de historia, riqueza y drama

  • Es probable que la minería en Reocín tuviera sus comienzos en la época romana, pero la explotación moderna comenzó en 1856, a cargo de la Real Compañía Asturiana de Minas, de capital belga, absorbida en 1981 por la Asturiana de Zinc (AZSA). Fue en su momento el mayor yacimiento de zinc de Europa y llegó a tener 3.000 trabajadores en nómina. En 1990, el lavadero de flotación tenía una capacidad productiva de 4.000 toneladas/día.

  • La mina fue explotada, a cielo abierto y en interior, durante 147 años, desde 1856 hasta 2003 y registró tres accidentes importantes. El 17 de agosto de 1960, la rotura de un dique provocó una avalancha de agua y fango que se cobró 18 vidas y causó numerosos daños. Cuatro años y medio después, el 7 de enero de 1965, el hundimiento de una galería se tragó el barrio de Pomares. Cien viviendas fueron destruidas o sufrieron graves daños y un centenar de vecinos se quedó sin hogar. Un derrumbe en marzo de 2003 precedió al cierre de la mina, que ya había dejado de ser rentable. A lo largo de su historia, de la mina se extrajeron unos 80 millones de toneladas de zinc.

El proyecto minero tiene que ver con la revalorización del mercado del zinc. La falta de rentabilidad que condujo al cierre de la vieja mina de Reocín en 2003 contrasta con la alta cotización alcanzada en el último año, la más alta del sector, con algunas fluctuaciones que no empañan un futuro optimista a medio/largo plazo.

La vieja explotación a cielo abierto de El Zanjón de Reocín, tan pujante en otros tiempos y hoy cubierta por un lago, tendría ahora continuidad en zonas limítrofes mediante tecnologías de interior de mayor productividad, seguridad y respeto medioambiental.

Interés empresarial

En los últimos tiempos, el Gobierno regional, a través del presidente Revilla y del consejero de Innovación, Industria, Turismo y Comercio, Francisco Martín, ha mantenido contactos con diversas compañías interesadas en la explotación del zinc en esta comarca. Entre ellas figura la canadiense Emerita Resource, que acaba de formar una joint venture con el grupo español Aldesa para invertir en el Norte de España. También ha habido conversaciones con una firma australiana que opera un fondo de inversiones y con la compañía AZSA, que explotó la vieja mina de Reocín.

Los cálculos de producción, para los que se tiene en cuenta la exhaustiva base de datos que custodia la Escuela de Minas de Torrelavega, se cifran en no menos de 20 millones de toneladas en 20 años, aunque la riqueza del subsuelo y el periodo de explotación podrían ser mayores.

Un millón de toneladas anuales significaría aumentar en torno a un 20% ciento el tráfico de mercancías del puerto de Santander, la vía de transporte básica para el mineral.

La recuperación minera en el Besaya es una iniciativa compleja con múltiples facetas. Para empezar, los terrenos susceptibles de acoger las explotaciones tienen diversos propietarios con los que deberán negociar los promotores del proyecto que en su momento será sometido por el Gobierno regional a un proceso de licitación.

Propuesta parlamentaria

Un trámite insoslayable es el de dotar del adecuado encaje legal a la actividad minera. Para ello, los grupos parlamentarios que sostienen al Gobierno regional PRC-PSOE registraron ayer en el Parlamento una proposición de ley de modificación de la Ley de Ordenación Territorial y Régimen Urbanístico del Suelo de Cantabria 2/2001.

En la prolija exposición de motivos y en la disposición adicional propuesta se justifica la necesidad de adaptar la normativa autonómica con el fin de posibilitar el aprovechamiento minero, no de cualquier tipo, sino solamente la actividad de extracción de mineral sólido y cristalino en el subsuelo, y de las construcciones, infraestructuras e instalaciones que sean necesarias, siempre que se respeten los valores del entorno.

Fundamentalmente, se trata de delimitar con absoluta precisión que el cambio legislativo autorizaría la extracción de mineral, sin resquicio alguno para el fracking, el procedimiento para la producción de gas al que todas los colectivos sociales y fuerzas políticas de Cantabria se oponen, tal como se verificó en la ley aprobada por unanimidad en el Parlamento, luego anulada por el Tribunal Constitucional en virtud de que la política energética es una competencia exclusiva de la Administración del Estado.

La propuesta legislativa contempla que las infraestructuras, el abastecimiento de agua y electricidad o la eliminación de residuos correrán por cuenta de los promotores.

El Gobierno regional ha sometido el proyecto minero a la consideración de todos los grupos parlamentarios y a los ayuntamientos eventualmente afectados por el proycto. En esas reuniones, el Ejecutivo ha dado garantías de que la actividad minera supondrá un foco socio-económico trascendental para la comarca, sin riesgos para las personas ni para el medio ambiente. Confía el Ejecutivo en que la envergadura del proyecto propiciará un alto nivel de consenso político.

El procedimiento técnico contempla la explotación a unos 400/500 metros de profundidad para la producción del mineral y su posterior transporte hasta un centro, que podría tener su ubicación en terrenos de Sniace. El material sobrante se utilizaría para la restauración del entorno de operaciones, una fórmula similar a la que se utiliza en las canteras más modernas.

Miguel Ángel Revilla pidió al ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, en la reunión que mantuvieron en Santander a principios de diciembre, su apoyo político en Madrid y en Cantabria para que la iniciativa llegue a buen puerto.

En los contactos previos, el Gobierno regional ha recibido garantías de que los grupos empresariales interesados no buscan financiación pública, solo piden celeridad y garantías jurídicas para llevar a cabo sus inversiones e iniciar las investigaciones preliminares y la subsiguiente explotación.

Como elemento colateral, pero importante, del proyecto figura el impulso a la Escuela de Minas de Torrelavega como un centro de referencia internacional para el sector.

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