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Santiago del Valle sale escoltado, ayer por la mañana, de la Comisaría de Cuenca. / EFE
NACIONAL

El CGPJ investiga por qué el acusado de matar a Mari Luz no estaba en la cárcel

Santiago del Valle cuenta con amplio historial delictivo, pero sólo hubo contra él una orden de búsqueda y captura por un delito de estafa y quedó en libertad

C. MORCILLO

Viernes, 28 de marzo 2008, 02:05

Santiago del Valle, de 43 años, detenido como autor del homicidio de Mari Luz Cortés, tiene una larga carrera delictiva que comenzó a los 18 años con un robo con fuerza en las cosas en Huelva, su ciudad natal. Le han seguido daños, estafa, falsedad... pero sobre todo abusos. Con dos características: de tipo sexual y a menores, a niñas muy niñas incluida su propia hija de cinco años.

Lamentablemente, tiene dos condenas sin cumplir -una está suspendida- por hechos repulsivos de ese tipo pero no ha pasado ni un día en prisión: el juez implicado, como el otro también de la Audiencia de Sevilla, ni siquiera había ordenado que se «averiguara su paradero», paso previo a una orden de busca y captura, según confirmaron fuentes de Interior. Ante la gravedad del caso, la Fiscalía de Sevilla y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) han abierto sendas investigaciones para saber por qué no se dictó la citada orden de detención, que en caso de condena firme va acompañada de auto de prisión.

El jefe superior de Andalucía Occidental, Enrique Álvarez, precisó que el 3 de abril de 2007 sí hubo una orden de busca y captura sobre el ahora detenido a la que la Policía dio cumplida respuesta. Era por un caso de estafa perpetrada en Asturias y Del Valle fue puesto de nuevo en libertad. Para entonces ya hacía aproximadamente un año que debía estar encarcelado, según la sentencia del Juzgado de lo Penal 1 de la Audiencia sevillana.

Las fuentes jurídicas consultadas admiten que es obvio que se ha producido un fallo grave y no descartan que pueda haber serias consecuencias para los que resulten implicados. De ahí la inmediata reacción del Servicio de Inspección del órgano judicial.

Perseguidor de niñas

El sospechoso, que no tuvo empacho en arruinar la vida a su propia hija, se ha paseado por platós de TV, periódicos, ha acampado en el centro de Sevilla pidiendo una vivienda mientras tenía que estar en prisión por pederasta y se le quitaba la custodia de sus dos niños por ese motivo. No es de extrañar que en la barriada del Torrejón le marcaran con una x en cuanto Mari Luz desapareció. Si se sigue el rastro de su historial policial, de una parte, y del judicial, por otro, los hechos se cruzan y la conclusión es que Del Valle, presunto raptor, presunto homicida, no ha hecho otra cosa que peregrinar detrás de cada niña que se ha cruzado con él.

A la vista de sus antecedentes (ver ficha adjunta) y de las dos condenas pendientes queda en evidencia que no ha habido intercambio de información y no se ha actuado con diligencia. Con Mari Luz muerta y enterrada ésta será la primera vez que Del Valle pise la cárcel.

Este sujeto presenta una denuncia el 26 de enero de 1999 en los Juzgados de Sevilla contra el profesor de gimnasia de su hija de cinco años, acusándolo de abusar de ella. En el 2003 el juez de lo Penal número 3 le condena por denuncia falsa a un año de tratamiento psiquiátrico ambulatorio porque le aplica la eximente completa de trastorno mental. El profesor estuvo imputado. Todo lo había ideado Del Valle para, por un lado, conseguir dinero -pidió diez millones por quitar la denuncia- y, por otro, ocultar su delito. En noviembre del 2002 el Juzgado Penal 1 de Sevilla le impone una pena de dos años y nueve meses de cárcel por abusos sexuales continuados a su hija de cinco años.

Apetitos lascivos

El juez considera probado que Santiago «con el propósito de satisfacer sus apetitos lascivos y en el seno del domicilio familiar» comenzó a efectuar tocamientos en los genitales de su hija, eligiendo la noche y el dormitorio conyugal, en presencia de su mujer, que no hizo nada por evitarlo. Isabel García, su esposa, fue condenada a 15 meses de prisión y medida de internamiento. A Santiago le aplicó la atenuante de trastorno mental, por su esquizofrenia paranoide y a ella, eximente incompleta. El 30 de diciembre del 2005, la Audiencia de Sevilla hace firme la sentencia, pero el matrimonio abandona su domicilio sin que pueda ser localizado.

Del Valle solicitó la suspensión de condena -esa táctica le sirvió en otra pena del 2004- a la que el Juzgado inicial (el número 1) se opone, pero no dicta la «averiguación del paradero» ni tampoco la busca y captura.

La otra condena por abusos es del 13 de diciembre del 2004. El Juzgado de lo Penal número 4 de Sevilla le impone una pena por conformidad de dos años por abusar de una niña de nueve a la que sorprendió en la escalera.

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