La odisea de aparcar gratis en Santander

Encontrar aparcamiento gratuito en Santander ha pasado de difícil a casi imposible. La extensión a pasos agigantados de la OLA por la ciudad y la proliferación de parkings fuera de la zona centro ha dejado a los sitios sin raya azul en situación de peligro de extinción. Los que no desaparecen, en cambio, son los conductores valientes y habilidosos que tienen su hoja de ruta para no recurrir al aparcamiento de pago, con o sin techo. Estas son algunas de las alternativas en las zonas más difíciles para encontrar un hueco libre.

Zona Centro

Encontrar sitio sin pagar en el centro de Santander es como ver una aguja en un pajar. El predominio de las plazas de la OLA, que se extiende como una plaga por toda la ciudad, hace que los conductores se las ingenien para ver un hueco entre tanto coche. Según la zona de destino, unos prueban fortuna en la zona de Gamazo, entre el Palacio de Festivales y la playa de Los Peligros, y otros, como los que acuden a la Escuela Oficial de Idiomas o a colegios céntricos como el Kostka, dejan el coche en General Dávila y bajan en el funicular.

La gente que trabaja en Santander pero vive fuera se complica menos y deja el coche en Maliaño o El Astillero para coger el tren hasta Santander.

Valdecilla

Intentar aparcar en las inmediaciones del hospital es tarea complicada. Muchos de los trabajadores y pacientes que acuden a diario tienen en cuenta los cambios de turno para lograrlo.

El aparcamiento situado entre el parque de La Vaca y la fábrica de Teka ofrece plazas libres antes de las ocho de la mañana, y entre las dos y las cuatro de la tarde.

Ya por la tarde noche es más fácil pero evidentemente la demanda también baja. El polígono industrial de Candina es otra opción para esta zona de la ciudad.

Residencia Cantabria

El viejo centro hospitalario es otro caballo de batalla para los conductores. Sus aparcamientos se quedan diminutos para todos los que pasan por sus consultas.

Los más pacientes esperan en doble fila a que salga algún coche. Los más espabilados madrugan antes de la ocho de la mañana. Y el que busca y rebusca porque no quiere sacar la billetera, lo termina aparcando en la calle Luis Antonio de Velasco u otras calles de Cazoña cercanas a la residencia.

Playas

Con el calor del verano las masas cambian el centro por las playas y ahí, de nuevo, les acompaña el hándicap de aparcar el coche. Para los que no pueden o no quieren usar el autobús, la bici, el taxi o las propias piernas, los aparcamientos de los arenales se convierten en objetivo número uno.

De las trece playas de Santander, no hay una que no deje un sitio libre más de cinco segundos en algún momento del día. Si te decantas por las playas de La Magdalena, todas las calles residenciales que se vislumbran por encima de la avenida Reina Victoria son un buen recurso para los que llevan coche.

La zona de El Sardinero ofrece mejores alternativas, ya que los aparcamientos de los Campos de Sport son una buena opción cuando las plazas del parque Mesones cuelgan el cartel de 'lleno'.

Castilla-Hermida

Una de las zonas con más tráfico de la ciudad no podía ser ajena a los problemas de aparcamiento. Aunque la reciente apertura del parking de Varadero ha dado aire a la zona, la cantidad de personas que viven y trabajan en este barrio obliga a muchos a tener que 'pillar' en el Pesquero.

Universidad

La vida universitaria no es ajena a los problemas de aparcamiento. Los diferentes parkings de los que dispone el Campus se llenan desde primera hora de la mañana. Tanto la extensa calle Honduras como el Parque de Las Llamas se convierten en alternativa para los estudiantes con coche.