Diez rincones con sabor a Cantabria se estrenan como 'Soletes' de Navidad
Pastelerías históricas, bares de pueblo, chocolaterías urbanas y restaurantes familiares integran la nueva cosecha de Repsol
Con la llegada del mes de diciembre, Cantabria vuelve a emerger en el mapa gastronómico nacional gracias a la suma de diez nuevos establecimientos a ... los 'Soletes' de Navidad, distinción que Guía Repsol otorga a esos locales que conquistan por su cercanía, autenticidad y una propuesta apetecible que encaja en cualquier plan. Con esta nueva lluvia de distinciones, la región alcanza ya 110 'Soletes', consolidando un tejido hostelero diverso y muy arraigado al territorio
La selección cántabra de este año es un reflejo preciso de la variedad culinaria de la región: desde obradores tradicionales hasta barras de barrio y restaurantes donde la cocina casera sigue marcando el ritmo. En Cabezón de la Sal, Las Hijas de Pedro-Hojaldre de Cantabria recoge el reconocimiento a una saga pastelera imprescindible en la comarca. También se pone en valor el trabajo silencioso y artesanal de las hermanas clarisas de Villaverde de Pontones, cuyo obrador Repostería Fina Santa Clara entra en la lista como uno de los pocos conventos distinguidos en España.
En clave dulce
El mapa dulce se completa con Pastelería María Luisa en Santa María de Cayón –aunque la sede principal y el obrador estás en Liérganes y cuenta tiendas en otras localidad como Santander, Solares y Somo–, Confitería Santos Obrador en Torrelavega, la chocolatería Áliva y Bollos del mundo en Santander, además de la panadería G. Torre, también en la capital, que suma un nuevo motivo para detenerse en su mostrador.
Cocina tradicional
No falta representación de la cocina de pueblo. El Bar Restaurante Polaciones es ahora Solete en el corazón de Polaciones, mientras que Venta Pepín vuelve a situar a Pesaguero en el mapa gastronómico estacional con su propuesta honesta y montañesa. En Santander, el restaurante El Muelle destaca como parada marinera en el popular Barrio Pesquero.
Más allá de cualquier protagonismo institucional, estos Soletes son, sobre todo, un reconocimiento al esfuerzo diario de los hosteleros cántabros que mantienen vivo el pulso gastronómico regional incluso en los meses más fríos del año. Una invitación a celebrar, compartir y volver a esos lugares en los que siempre se encuentra un motivo para brindar.
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