Hamburguesas con perfil y sabor cántabros

No es fácil innovar y ser original en el sector de las hamburgueserías, pero si nos hacemos la pregunta de si todas las burgers son iguales en cualquier parte del mundo llegaremos a la conclusión de que no, de que existen muchas posibilidades de hacer cosas diferentes. Y esa singularidad que todo empresario persigue la ha conseguido José Diego Molina en La Vaca Pasiega, un negocio abierto hace algo más de dos años en la calle Santa Lucía y que ha conseguido hacerse con un hueco en este competitivo mercado a fuerza de hacer bien las cosas.

José Diego no quiere que su negocio sea uno más. Desde el primer momento, cuando eligió el nombre, hasta hoy mismo pretende que este La Vaca Pasiega se diferencie por la calidad de las materias primas, por la originalidad de las burgers y por el cuidado que se pone en su elaboración y en todos los procesos.

Empezando por la carne, frisona de Cantabria suministrada por Agrocantabria, con trazabilidad y sin aditivos, y siguiendo por las salsas de elaboración casera: por el pan, de 125 gramos, especial para la casa, con un 20% de centeno lo que le hace más digestivo; o por los quesos, de Cantabria, aquí todo está certificado. Lo único que no es de elaboración propia son las patatas, pero rápidamente se advierte que son de gama alta, en gajos, muy sabrosas y bien fritas.

Las recetas de las hamburguesas es fruto de las inquietudes de su propietario y todas llevan nombres vinculados a Cantabria y que evocan al perfil de sus ingredientes.

Hay una gama de 'sibaritas' con patatas y bebida, donde las hamburguesas tienen toques de distinción. Rostrío, con mousse de pato; Del Indiano, con guacamole y jalapeños; Del Bisonte, con pimientos asados y salsa barbacoa; La Maruca, de magano del Cantábrico; o Asón, de salmón con queso fresco... Aquí se puede disfrutar con una veintena de burgers y perritos diferentes que se pueden combinar con alguna de la media docena de ensaladas que se ofrecen. Las salsas son de nivel (1 euros) y para el postre, José Diego ha ideado unos pequeños envases, con la cantidad suficiente para quitar el sincio, y solo por 1,50 euros. Una buena idea -también hay helados- para cerrar un almuerzo o una cena 'good food'.