Guiso de alubias blancas, verdura y un poco de pescado
Es un cocinado que prácticamente se hace solo y que resulta además ligero
Ya al escuchar la palabra guiso te entra un poco de calor, y también, por qué no decirlo un poco de sueño, esa sensación de plato que te deja apoltronado en el sofá, pidiendo manta y siesta inevitable. Y oye, a veces es maravilloso, pero no todos los días son domingo ni todas las tardes están hechas para apagar el móvil durante tres horas, por eso, últimamente me obsesiona una idea muy simple hacer guisos de invierno que no pesen.
Y si, sí, existen, no son una leyenda urbana, solo hay que replantear un poco lo que entendemos por «guiso». Guiso no significa necesariamente grasa, contundencia, litros de salsa y medio día de digestión, también puede ser ligero, fresco incluso, y seguir siendo igual de reconfortante que los de toda la vida, simplemente hay que darle otro enfoque.
La clave, para mí, empieza por elegir bien el ingrediente protagonista, si usamos carne muy grasa y cocinada eternamente, ya sabemos hacia dónde vamos, pero si apostamos por pescado, verduras, legumbres suaves todo cambia. Las alubias blancas, por ejemplo, son ideales para guisos livianos, delicadas, tienen una textura casi cremosa y no exigen demasiada compañía para brillar, unas pochas frescas con verduras, todavía recuerdo las ultimas que comí en Solana en la Bien Aparecida y me estremezco, los garbanzos también funcionan, pero bien acompañados con un buen sofrito, verduras y un toque cítrico y ya están.
Luego está el caldo, un caldo ligero es media receta, no hace falta un caldo de esos que parecen un potaje en sí mismos, basta con uno limpio, sabroso, hecho con cuatro cosas verduras, alguna carcasa o espina de pescado y una hora de fuego
El sofrito también condiciona muchísimo, hay sofritos que son como una presentación de PowerPoint a las 8 de la mañana, interminables. Pero si queremos un guiso ligero, mejor no pasarse, con una cebolla, un diente de ajo, alguna verdura más si te apetece y listo.
Y después viene mi parte favorita el toque fresco, el detalle que convierte un guiso normal en algo que parece casi de otro planeta, los cítricos, y las hierbas frescas, esos dos toques son tan diferenciales que harán digestiones mucho mas livianas.
Uno de los guisos ligeros que más estoy cocinando últimamente es el de alubias blancas con verdura y un poco de pescado, dependiendo de lo que encuentre. Es de esos platos que se hacen prácticamente solos y que, sin embargo, parecen mucho más elaborados de lo que realmente son y tiene la virtud de reconfortar sin tumbarte.
Comenzamos haciendo un sofrito rápido con cebolla y puerro, añades las alubias ya cocidas, si las queréis usar de bote hay algunas conservas muy interesantes, incorporamos un buen caldo, ese si que lo hacemos en casa, la cantidad suficiente para que no estén las alubias encharcadas, y cuando está todo añadimos sumas unas tiras de pescado blanco, unos trozos de merluza, rape, bacalao o lo que mas os apetezca, siempre salpimentado previamente, lo dejamos cocer cinco minutos más y ya está. Luego, el clásico chorrito de limón, incluso un poco de ralladura y picamos bastante perejil y lo añadimos casi al final para que no se nos oxide. Ligero, caliente, sabroso y sin necesidad de plancharte en el sofá.
Creo que lo que más me gusta de estos guisos ligeros es que te ayudan a cocinar entre semana, no requieren mucha previsión, no te atan toda la tarde y te dejan esa sensación tan agradable de haber preparado algo bueno sin esfuerzo.
Quizá el verdadero truco de estos guisos que no pesan es que nos obligan a pensar en ellos de forma diferente menos solemnidad, menos ingredientes por compromiso, más frescura y más libertad. Esta es la prueba que existe un punto intermedio entre el consomé y la siesta de tres horas.