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Para la gente que viviera con angustia las cerca de cinco horas que duró el apagón en Cantabria -en algunos lugares un poco más ... y en otros un poco menos- puede sonar un tanto frívolo, pero los servicios de emergencia de Cantabria encaran la salida de este histórico capítulo con bastantes cosas que celebrar. Porque los efectos de la crisis energética fueron limitados, porque la rápida activación de los efectivos permitió resolver las situaciones más complejas antes de que volviera la luz y porque el complejo engranaje que forman los distintos actores que tienen que ponerse en marcha cuando se rompe la normalidad funcionó sin grandes disonancias.
Quizás la prueba más evidente es que no se ha levantado ninguna voz en Cantabria que diga lo contrario. Ni desde los ayuntamientos al Gobierno regional, ni entre los integrantes que constituyeron el Centro de Coordinación Operativa (Cecop) -consejerías, Delegación del Gobierno, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y técnicos-, ni desde los partidos políticos, ni desde el Ejecutivo regional hacia el estatal. Y por si acaso se produce algún pronunciamiento en otra dirección, es el propio Gobierno cántabro el que reconoce que esta experiencia servirá para implementar algunas mejoras a futuro.
Tal vez el escenario sería distinto si las luces no hubieran empezado a llegar a partir de las cinco de la tarde y el apagón se hubiera prolongado en el tiempo, pero tal y como se sucedieron los hechos, se puede resumir que los protocolos funcionaron.
Los protocolos, antes incluso que la toma de decisiones y la coordinación entre todas las partes. Porque la primera respuesta no fue consecuencia de una orden política, sino un movimiento automático. Doce minutos después de las 12.33 horas, cuando la presidenta Buruaga aún se encontraba participando en el pleno en el Parlamento de Cantabria y su Ejecutivo no era consciente de la gravedad, el 112 emitió el primer mensaje. Un aviso con la información que en ese momento se conocía y una petición para que los ciudadanos no colapsaran la línea -y no se colapsó pese a que en siete horas se recibieron más de 1.200 comunicaciones, el doble que un día normal durante toda la jornada- con llamadas que no fueran estrictamente necesarias.
Las claves
La consejera Urrutia tomó la decisión de decretar el nivel 2, pero estaba en Madrid y su número dos se puso al frente de la crisis
Buruaga no tiene asiento fijo en el Cecop, pero quiso dirigir todas las reuniones que se han celebrado desde la sede del 112
Entraban llamadas de índole sanitario, por personas encerradas en ascensores, avisos -casi consultas- sobre la situación del suministro... Y cada una se fue gestionando por el cauce habitual. Como si no hubiera una situación de emergencia. De hecho, en ese momento la consejera de Presidencia, Isabel Urrutia, no había declarado oficialmente la situación de emergencia. No hizo falta tampoco para que cada una de las consejerías afectadas (las más directamente fueron las de Salud y Educación, además de la de Fomento por las implicaciones del apagón en el transporte, y la de Industria, que tiene las competencias de energía) fueran tomando sus decisiones. Desde la suspensión de las clases hasta la activación de los sistemas de generación autónomos en los hospitales y centros sanitarios.
Mónica Escobedo
Directora general de Seguridad y responsable del mando único en Cantabria
Con Urrutia en Madrid, siguiendo los protocolos, la dirección de la emergencia cayó en manos de su número dos, la directora general de Seguridad, Mónica Escobedo. «Una vez que empezamos a tener reportes de que se había ido la luz en todos los municipios, que se había ido en todas las comunidades autónomas y a nivel general, decidimos movilizarnos a la sede del 112 para tomar decisiones», explica Escobedo, que se acercó hasta el edificio de Cazoña en el que después se constituyó el Cecop junto a la Jefa de Servicio de Protección Civil y el técnico de Protección Civil de guardia.
Fue antes incluso de hablar con la presidenta. Buruaga habló a su vez con Urrutia y junto a los técnicos realizaron una primera valoración de la situación. Se estudió decretar la situación de preemergencia, la preemergencia en el nivel 1 del Plan Territorial de Emergencias de Cantabria (Platercant) y finalmente se optó por nivel 2, el más elevado antes de que sea el Gobierno de España el que se hace cargo de la gestión.
¿Por qué la situación 2 de emergencias? Escobedo explica que en este nivel el mando único queda en manos de la comunidad autónoma -el lunes ella mismo tomó los mandos y ayer lo hizo ya Urrutia- y le permite movilizar no solo a los medios propios, también a la Guardia Civil, Policía Nacional, a los servicios locales e incluso a la Unidad Militar de Emergencias (UME). Se contactó a la UME para colaborar en el reparto de generadores en residencias, aunque antes de desplegarse ya no fue necesario.
Integrantes del Cecop
María José Sáenz de Buruaga Presidenta de Cantabria. Quiso participar el lunes en el Cecop aunque no tiene asiento fijo por protocolo.
Eugenia Gómez de Diego Delegada del Gobierno en Cantabria. Participó en el Cecop después de coordinar otro centro de crisis con DGT, Fuerzas de Seguridad y medios nacionales.
Guzmán Peña Jefe de Servicio de Atención e Intervención en Emergencias. Fue uno de los representantes del Semca.
Karina Eloura Jefa de la Unidad de Protección Civil de la Delegación del Gobierno de España en Cantabria.
Pablo Herrán Director general de Telecomunicaciones y Transportes del Gobierno regional.
Carmen Martínez Ruiz Jefa Superior de Policía de Cantabria.
Ramón Diez Inspector Jefe de la Policía Nacional en Cantabria.
José Giro Santiago Comandante Jefe del Sector de Tráfico en Cantabria.
José Miguel Tolosa Jefe Provincial de Tráfico en Cantabria.
Antonio Orantos Coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Cantabria.
Eduardo Arasti Consejero de Industria, Empleo, Innovación y Comercia del Gobierno cántabro.
Roberto Media Consejero de Fomento y Medio Ambiente.
José Luis Ceballos Director General de Industria, Minas y Energía del Gobierno de Cantabria.
César Pascual Consejero de Salud del Gobierno de Cantabria.
Ana Carral Responsable de Comunicación del 112 Cantabria.
Gema Berián Jefa de Gabinete de la presidenta regional.
Esther Cacho Jefa de Intervención del Servicio Cántabro de Emergencias.
Lara Casuso Jefa de Servicio de la Dirección General de Seguridad y Protección Ciudadana.
Mónica Escobedo Directora General de Seguridad.
Otros miembros También han participado en algunas reuniones el consejero de Educación, jefes de sala del 112 y el jefe de prensa del Gobierno de Cantabria.
La activación de la emergencia implica también poner en marcha el Cecop. Se reunió el lunes por primera vez a las 15.00 horas, pero la presidenta -por protocolo, no era necesario que estuviera, pero lo pidió expresamente- y los consejeros de Fomento, Salud e Industria llevaban ya tiempo en la sede de Cazoña. No pudo incorporarse el titular de Educación, Sergio Silva, porque no se pudo contactar con él. Escobedo deja claro que este no es un órgano de decisión porque eso depende solo del Gobierno autonómico, sino de coordinación, como su propio nombre indica. Y eso es lo que hizo. Coordinar y, previamente, dibujar la foto fija del momento.
Los consejeros de Salud y Educación informaron de lo que se había hecho en su ámbito; el 112, de la naturaleza de las llamadas y los problemas de ese momento; Policía y Guardia Civil, de las acciones de sus efectivos... A través de distintas fuentes, también se estableció un contacto con las empresas suministradoras -Viesgo, principalmente- y entraban datos sobre la situación de los municipios y de los primeros puntos en los que se recuperaba la electricidad. Estaba previsto que el sistema volviera a funcionar desde la estación de Aguayo y después desde la subestación de Guarnizo, pero finalmente la primera que se recuperó fue la de Puente San Miguel.
Pasaron dos cosas importantes más durante esa reunión. Dentro, ninguno de los intervinientes puso ni un 'pero' a la decisión del Ejecutivo cántabro de no elevar la alerta a la situación 3. Aunque solo tenía valor a título consultivo, no hubo debate. Y fuera, mientras seguía el Cecop, el Servicio de Emergencias colaboraba con otros servicio del Gobierno regional para dotar al Servicio Cántabro de Salud de sistema de comunicación alternativo y para buscar generadores y combustibles para ponerlos en marcha. «Las redes de comunicación del Servicio de Emergencias, que no son de telefonía, sino por satélites, han funcionado. A veces costaba, pero con ellas hemos conseguido contactar», señala Escobedo.
La segunda reunión del Cecop del lunes repitió la dinámica y volvió a realizar un balance de situación a las 19.00 horas, mientras que en la de ayer al mediodía se decidió desescalar al nivel 1. Si hay más, ya serán telemáticas y con menos miembros.
Cuando se acabe la emergencia, puede que haya más reuniones. «De estas experiencias siempre hay que sacar la parte positiva: hemos podido verificar cuáles son las fortalezas y cuáles son aquellas cosas que, de cara a que se pueda volver a repetir esto o situaciones análogas, podamos reforzarlas», añadió ayer Buruaga. Reforzar cosas desde el punto de vista de las comunicaciones y también, por ejemplo, de la resistencia de los grupos electrógenos, un ámbito en el que probablemente hay que plantear inversiones. «Nos lo vamos a tomar muy en serio porque me da que estamos en un mundo en el que no va a ser la última vez que nos ocurran estas cosas o muy parecidas», concluyó la presidenta.
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