Enfermería notifica seis agresiones por el «caos» en la gestión de pacientes sin cita

Los episodios violentos han ocurrido en los centros de salud de Vargas y de El Alisal. En este último, el paciente llegó a tirar todos los papeles de la mesa de la enfermera y estampó la silla contra la pared al levantarse. El motivo de su enfado fue «que después de hacerle esperar para pasar con la enfermera, ésta no pudo resolverle su problema, porque era un tema que tenía que ver el médico». Su reacción ante ese tiempo «de cola en cola», «lo pagamos nosotras y las administrativas de mostrador, que están muy machacadas. Ellas son la puerta de entrada al sistema, las que paran el primer golpe. Y a nosotras nos llega ya la gente 'encendida'», explica una coordinadora de un centro de salud de Santander. El resto de incidentes registrados han sido verbales (insultos, gritos...). «Nos llaman de todo», relata otra enfermera, «aunque les explicamos que no es culpa nuestra, que tampoco estamos de acuerdo con este sistema».

La polémica instrucción, que el Colegio interpreta que «incumple el acuerdo de salida de huelga» firmado con el sindicato Satse, dice textualmente que cuando el paciente acude para que le vea el médico pero éste ya no tiene huecos disponibles en su agenda (porque el plan establece un máximo de 28 consultas al día, salvo en circunstancias excepcionales, que podrán llegar a 35) «se le citará con la enfermera para una primera valoración». Precisamente, ese punto del documento acordado en febrero entre el SCS y el Sindicato Médico y ratificado después en mesa sectorial, con el apoyo de CSIF y ATI (no así por UGT, CC OO y Satse), fue una de las razones que desembocó en la primera huelga de enfermería en Cantabria en 40 años. Una movilización que se desconvocó cuando Sanidad aceptó redactar de nuevo el párrafo de la discordia para especificar que del triaje (o criba) de esos pacientes que acuden sin cita se ocuparía el personal médico o de enfermería «en función de sus competencias».

Aquellas líneas rectificadas sofocaron la indignación de las enfermeras, que se oponían a ejercer de 'minimédicos'. Sin embargo, la interpretación que hace la Gerencia de Atención Primaria no casa con la que firmó el principal sindicato de enfermería para cerrar el conflicto. En su respuesta a la petición del Colegio de retirar este filtro de la demanda, el gerente del SCS, Benigno Caviedes, insiste en que «las instrucciones se ajustan a lo expresado en el acuerdo entre la Administración sanitaria y el comité de huelga». Igual de «tajante» se mostró la gerente de Atención Primaria, Alicia Gómez, en la reunión mantenida el miércoles con coordinadores de enfermería. Una postura «inflexible» que motivó que los asistentes acabaran levantándose de la mesa y abandonando el encuentro en señal de protesta.

Las enfermeras consultadas por este periódico subrayan que «este sistema lo que hace es marear a los pacientes, como si fueran pelotas en un partido de tenis». El ciudadano acude al centro para que le vea su médico, pero si éste ya no tiene huecos disponibles en su agenda de citas, porque ha llegado al máximo establecido para garantizar los diez minutos por consulta, el personal administrativo de mostrador le tendrá que pasar a la consulta de enfermería, «y da igual para qué», critican. Si lo que precisa es un diagnóstico médico, «que la enfermera nunca va a poder hacerle», se le deriva de nuevo al mostrador para que le citen con el facultativo. «Ese vete y ven genera descontento en la gente, y siempre hay personas que se lo toman peor», lamentan. A juicio de Cardeñoso, «se está agrediendo al personal por una situación de tensión que no tiene ningún sentido. No se puede consentir esto de ninguna manera». Las enfermeras tienen claro que están expuestas a «ataques gratuitos, que no tendrían por qué existir, pero que son fruto de la mala gestión de la Consejería de Sanidad».