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Luis, en su cuarto, viendo la televisión. dm

«Hay que estar ocupado para no pensar en la droga»

Tiene adicción a la cocaína y presenta varios trastornos mentales, lo que le obliga a llevar unas rutinas muy estrictas para no recaer

Mariana Cores

Santander

Martes, 21 de abril 2020, 07:10

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Luis tiene 43 años y es drogadicto, además de padecer varias enfermedades mentales. Él mismo reconoce que «nunca se deja de serlo», a pesar de que lleva cuatro años enfrentándose a ello. Después de caer «en las tinieblas más profundas», hace cuatro años su familia le convenció para acudir a la Fundación Acorde, donde tratan las adicciones y las enfermedades mentales de manera dual. «Estoy mucho mejor, pero he recaído un par de veces. La última, el pasado verano, al dejar la medicación. No se puede bajar la guardia, porque la adicción nunca te abandona», confiesa. Y ahora está más en guardia que nunca. «El confinamiento me sentó como una losa. La gente como yo necesita salir a pasear, estar distraído para no pensar en consumir. Por ello, mantengo a rajatabla mis rutinas y horarios», cuenta. Tiene reconocida una discapacidad del 66%. «Lo importe de que te diagnostiquen una patología dual es que te tratan también la enfermedad mental, que hace que seas más consciente de la importancia de no consumir. Yo recaí hace unos meses, pero podría ser lo habitual, si no me medicara».

-¿Por qué razón acudió usted a la Fundación Acorde?

-A estos lugares un drogadicto casi nunca va por su propia voluntad. En mi caso fue mi familia la que me llevó. Allí me descubrieron que no solo tenía la adicción, sino que tenía muchos problemas mentales. Una psiquiatra de los servicios sociales del Ayuntamiento de Santander me diagnosticó TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), TP mixto (varios trastornos de la personalidad) y depresiones. Hasta ahora sólo me había tratado la adicción, sin tener en cuenta el resto, lo cual hacía que no sirvieran para nada estos tratamientos. En cuanto los dejaba, recaía. No tiene sentido.

-¿Cómo recibió la noticia del confinamiento en casa?

-La verdad es que no muy bien. Para mí pasear es una manera de evasión, me gusta mucho. Además, me viene bien para mis patologías. También pensé que las medidas tomadas eran algo exageradas.

-¿Cómo lo está asumiendo?

-Ahora, viendo lo grave de la situación, creo que es un mal necesario. Estoy más concienciado, aunque cada día me cuesta más. Pero cuando me siento débil, pienso en mi padre, que está muy delicado, y entonces tengo claro que por las personas mayores hay que hacer el esfuerzo.

- Las rutinas, según los expertos, son buenas para todo el mundo. ¿Siente que para las personas con patología dual, más aún? ¿Cuál es la suya?

-Sí, por su puesto que las rutinas nos resultan esenciales y muy buenas, pero no sólo para personas que se encuentren en mi estado. Tener unos horarios fijos es importantísimo para mí. Me levanto siempre a la misma hora y, tras tomarme la medicación, me dedico a hacer gimnasia y a arreglar mi cuarto. Así se me pasa la mañana. Después de comer, empleo el tiempo de la tarde a jugar con mi sobrina (vivo con mi hermana pequeña y su familia). Además, también veo alguna película. Por la noche me acuesto siempre a la misma hora. Sé que soy un privilegiado, porque tengo mi espacio. La casa de mi hermana tiene dos plantas y yo vivo en la de arriba. Tengo de todo, salvo la cocina. Estoy agradecida a ella y a mi cuñado. Y poder cuidar de mi sobrina, no sabes el bien que me hace.

«Cada día me cuesta más el confinamiento, pero pienso en mi padre y tengo claro que tengo que hacer este esfuerzo»

-Antes del confinamiento, acudía al centro de día de Acorde, que cuenta con la ayuda de la Fundación 'la Caixa'. ¿Ahora sigue con la terapia?

-Estoy en contacto telefónico con mi psicoterapeuta. A todas las personas que antes a acudíamos al centro de día ahora nos mandan fichas de estimulación congestiva a través del correo electrónico. Nos llaman cada dos o tres días para ver cómo estamos. La verdad es que yo estoy bien.

-¿Qué es lo que más le preocupa en este momento?

-Que no superemos pronto esta pandemia y, por tanto, que se alargue el estado de alerta y con ello, el confinamiento.

-¿Qué recomienda a las personas que puedan encontrase en su situación para llevar este confinamiento lo mejor posible, tanto psíquica como físicamente y para no tener tentación de recaer?

-Para mí, lo más importante es mantenerse ocupado y no dejar tiempo a la cabeza para que piense en consumir. Pero hay que hacer el esfuerzo y ser disciplinado. Por mis problemas de salud, como no sea estricto, los horarios se convierten en un desastre, acabo sin salir de la cama o comiendo desordenadamente, con ansiedad. Es horrible.

-¿Por qué cree que es importante abordar las adicciones como una patología dual?

-La adicción y el trastorno mental están tan unidos que parece un mismo problema. Cuando consumes, tu trastorno mental empeora. Pero, por otra parte, si estás mal mentalmente acabas consumiendo. Es un bucle. Por ello hay que luchar y abordar las dos patologías de manera conjunta. Este verano dejé de tomar la medicación y fue inmediato, empecé a consumir de nuevo. Porque comienzas a verlo todo negro y a pensar que todo da igual. Si a muchas personas les preocupa su futuro, imagina a nosotros. Por eso caes en el consumo, porque te dices: 'Total, ¿qué futuro me espera?'. Los trastornos mentales lo que te producen es inseguridad en el futuro, qué va a ser de ti, en qué vas a poder trabajar. Yo estoy en el paro y a la espera de que me otorguen una pensión por mi discapacidad. Mi vida es como una montaña rusa. ¿Cuándo voy a estar mal y cuándo va estar bien?

-¿Siente estigma por su doble patología?

-Sí. Los problemas mentales provocan poca seguridad en ti mismo. Esto mismo siente mi familia. Hoy estoy bien, pero en unos días todo puede cambiar. Hay que volver a ganarse su confianza. Te sientes culpable cuando vuelves a consumir. No te das cuenta del daño que haces a los demás y a ti mismo, hasta que estás sereno.

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