Hallan dos fragmentos de lo que podría ser una nueva estela cántabra en el valle de Toranzo
El hallazgo, descubierto en Villasevil, se encuentra a la espera de ser analizado por el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria
JAVIER CUESTA
SANTANDER.
Martes, 4 de agosto 2020, 07:02
La localidad de Villasevil podría albergar el hallazgo de lo que sería la octava estela discoidea anepigráfica encontrada en Cantabria. Como suele ocurrir en estos ... casos, la inquietud, la causalidad y el acierto, han hecho que vuelva a aflorar en el valle de Toranzo un pedazo de historia cántabra.
Las piezas encontradas responden a lo que podrían ser fragmentos de una estela gigante sin texto escrito del período de la romanización o inmediatamente previo. Según el investigador y arqueólogo Alis Serna, la estela en su estado original podría tener un diámetro de 2,20 metros, lo que la haría la mayor de todas las conocidas.
El asunto ha sido puesto ya en conocimiento de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria, cuyo servicio de Patrimonio indicará los pasos a seguir para su próxima investigación. «A simple vista parece que lo son, pero hay que esperar al análisis del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria», apuntan desde la Dirección General de Patrimonio Cultural y Memoria Histórica.
En caso de confirmarse, se trataría de la octava estela discoidea anepigráfica, es decir, sin texto, descubierta en Cantabria
El primer fragmento fue descubierto por Elena Piñeiro, Julio Fernández Otí y Marcos Ordóñez que, motivados por su pasión por la historia y el arte, decidieron ir a ver y a fotografiar unos curiosos ornamentos en piedra de unas tapias de Villasevil, concretamente en el barrio de Santa Olaya. La casualidad hizo que se encontraran con Sofía Pardo, una vecina que compartió con ellos el paseo, guiándoles hacía una finca en obras donde, entre unos restos de piedras amontonadas, los amigos identificaron un trozo de lo que enseguida pensaron que podría ser una estela. «Es imposible transmitir la emoción que se siente al encontrar algo de estas características», asegura Piñeiro.
Al día siguiente y ya con la presencia del responsable de la finca en construcción, Fermín Diego, y Serna, se identificó un segundo fragmento que parece ser el reverso del primero, ya que los dos se pueden unir en una sola pieza que probablemente fue partida longitudinalmente y que formaba parte de la estela.
Los característicos círculos concéntricos labrados, el tipo de piedra arenisca y los descubrimientos de la estela de San Vicente y de la estela de Zurita, a pocos kilómetros ambas, podrían indicar que, efectivamente, estos fragmentos formarían parte de la octava estela discoidea anepigráfica encontrada en Cantabria.
Este tipo de muestras de arte se suelen asociar a prácticas funerarias o conmemorativas, y es uno de los signos más representativos de la Cantabria actual. Hasta la fecha se documentan siete, sin contar de la que se habla, algunas enteras, otras troceadas y de otras sólo se conserva un fragmento. De esas siete, cinco están en Buelna, una en Piélagos y otra en Toranzo.
En este caso, como en otros tantos descubrimientos casuales, ha sido la 'causalidad' generada por la pasión, la que ha hecho que unas personas paseando con curiosidad y con inquietud, hayan sido capaces de ver más allá de unas piedras almacenadas en un montón. No en vano en el segundo cuartel del escudo de Cantabria figura una estela y, en caso de confirmarse, un hallazgo como éste podría aportar nueva luz a la historia y a la evolución del patrimonio cultural de Cantabria.
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