Borrar
Arriba (de izquierda a derecha): María José Saénz de Buruaga, Miguel Ángel Revilla, Pablo Zuloaga, José Ramón Blanco y Félix Álvarez. Ajabo (de izquierda a derecha): Gema Igual, Pedro Casares, José María Fuentes-Pila, Javier Ceruti y Miguel Saro. DM .
Todos miran a las urnas

Todos miran a las urnas

El curso político cántabro arranca a ocho meses de unas elecciones autonómicas más abiertas que nunca y con muchas dudas, todavía, sobre los rostros que liderarán las listas

Gonzalo Sellers

Santander

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 17 de septiembre 2018, 08:55

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La política, como el fútbol, es un estado de ánimo. Y los partidos cántabros llevan toda la legislatura en una montaña rusa con tantas subidas y bajadas anímicas que rozan la esquizofrenia: desde la euforia de Ciudadanos por unas encuestas dopadas por Cataluña, hasta la depresión postcrisis interna del PP, pasando por el eterno baile del rigodón del PSOE y un Podemos empeñado en dispararse al pie. Sólo el PRC, sedado por la presencia de Miguel Ángel Revilla, afronta con ciertas dosis de calma este comienzo de curso político, el más trascendente de la legislatura, porque dentro de sólo ocho meses esperan unas elecciones más abiertas que nunca.

Pero la campaña electoral no tardará tanto en empezar. Hoy, lunes, 84 relajados días después del último pleno parlamentario, los diputados volverán al hemiciclo con el escándalo de los contratos irregulares en el Servicio Cántabro de Salud en cada conversación de cafetería, en cada reproche desde la tribuna y en cada proposición de ley en la que se pueda encajar, desbordando el debate interno que se generará en la propia comisión de investigación. La sanidad y la educación, precisamente las dos banderas ondeadas por el bipartito como símbolo de su apuesta financiera e ideológica en contraste con el PP, se han convertido en sus mayores quebraderos de cabeza en la recta final de la legislatura. Y la oposición, que ha olido la sangre, no soltará la presa en los próximos meses.

El Gobierno se propone, en todo caso, mantener la iniciativa legislativa y tanto PRC como PSOE preparan la tramitación de leyes como la de Igualdad, Régimen Jurídico, Discapacidad y la recuperación de los consejos de la Juventud y Económico y Social. Ni rastro, eso sí, de la futura Ley del Suelo que preparaban los socialistas y que gustaba muy poco a los regionalistas, con un extenso listado de artículos y restricciones para construir en suelo rústico, y con una hipotética cobertura al urbanismo de Santander tras la anulación de su Plan General.

El Presupuesto más difícil

La primera piedra de toque para el Ejecutivo será la negociación de su último Presupuesto de la legislatura. Es una norma no escrita que en año electoral las cuentas sean más 'alegres' de lo habitual: más gasto en inversiones, ajustes los mínimos y no coquetear con subidas de impuestos. Pero el Gobierno no tiene la última palabra. Como le ha sucedido en los últimos tres años, el otoño se convierte en un 'tour de force' negociador para encontrar un socio que apoye el documento. Y será ahora, después de la Bien Aparecida, convertida ya en el pistoletazo de salida anual de los comienzos de curso políticos, cuando PRC y PSOE se sentarán con el resto de partidos para buscar ese voto que les falta para la mayoría absoluta.

Anunciará su candidatura en las próximas semanas bajo la amenaza de un mal resultado por la crisis interna del partido

María José Sáenz de Buruaga (PP)

El diputado tránsfuga Juan Ramón Carrancio ya se ha ofrecido para repetir por segundo año consecutivo su alianza con el Gobierno, aunque el anhelo del PSOE es estrecharse la mano con Podemos. El partido de Pablo Iglesias, que en su día respaldó la investidura de Miguel Ángel Revilla y sus primeros presupuestos, es el principal candidato a levantar el brazo con el bipartito, según se desprende de las últimas declaraciones del secretario general socialista, Pablo Zuloaga.

PRC y PSOE esgrimirán los grandes datos económicos como legado de su mandato. Les avalan tres años consecutivos de caída del paro, desde los 43.208 desempleados que se encontraron al llegar a Peña Herbosa en junio de 2015 hasta los 34.620 actuales. Una bajada del 20%, sí, pero muy lejana a ese 54% comprometido por Revilla en numerosas ocasiones y lastrada por la alta tasa de contratos precarios y temporales. El liderazgo nacional en el aumento de la producción industrial, la resurrección del sector inmobiliario y la recuperación del volumen de pasajeros en el Seve Ballesteros no ocultan, sin embargo, la ausencia de proyectos de calado durante la legislatura. Con la Consejería de Obras Públicas mutilada por la falta de ingresos, sólo han quedado ideas sobre el papel, como el proyecto de La Pasiega, el túnel de La Engaña o la mina de zinc del Besaya, cuyos sondeos se han retrasado sin fecha.

Aunque muchos dan por hecho que volverá a pelear por ganar sus primeras elecciones, el líder del PRC tomará la decisión en octubre

Miguel Ángel Revilla (PRC)

Pero el otoño caliente no estará marcado por los contratos del SCS ni por el cisma en Educación. Tampoco por la ausencia de proyectos. La cercanía de las elecciones lo ensuciará todo, a pesar de que los carteles electorales están todavía abiertos y hay nombres importantes todavía por confirmar.

En el PRC existe una incertidumbre controlada. En el partido nadie duda de que Revilla intentará una victoria electoral que se le resiste desde hace 35 años, pero él, como quizás ha aprendido en los platos de televisión, juega con las incertidumbres hasta el último momento. Será en octubre, un mes antes del Congreso del PRC, cuando Revilla aclare si, a sus 75 años, cabalga por última vez. «Estoy en un mar de dudas, pero todo lo que no sea ganar las elecciones de 2019 será una decepción», dijo este verano, sabedor de que podría bastar con conservar sus 96.000 votos y doce diputados si se consuma la debacle que vaticinan al PP.

Será el cabeza de cartel de un PSOE que viene de un año turbulento y de dos décadas seguidas de pérdida de votos

Pablo Zuloaga (PSOE)

A los populares les queda muy lejos la mayoría absoluta de hace siete años. Muy lejos. Tanto que algunos cargos y militantes apelan a la victoria de Pablo Casado y la regeneración del partido como su mejor arma para ganar. Mucho tendrán que remar en Génova para dejar atrás la crisis interna que sigue sangrando en Cantabria. María José Sáenz de Buruaga, saco de golpes del sector crítico afín a Ignacio Diego, aún no se ha postulado como candidata oficial. Lo hará en las próximas semanas con el beneplácito de Madrid, a pesar de que las relaciones son más frías que nunca, no sólo porque Buruaga se alineó con Soraya Sáenz de Santamaría en el Congreso, sino por la desautorización que ha supuesto la elección de Ruth Beitia –muy crítica con la dirección regional– para la Ejecutiva nacional de Casado.

El PP también tiene una papeleta complicada en Santander. No había dudas con Gema Igual hasta que llegó el MetroTUS, pero el desgaste sufrido por la alcaldesa ha generado tantas incertidumbres en ella como en el partido. La capital siempre ha sido el gran caladero de votos del PP, ahora más necesarios que nunca para frenar a un PRC que siempre pincha en Santander. Por eso, la dirección regional se pensará mucho el nombre del cabeza de cartel. «La decisión no está tomada ni lo estará en corto plazo», ha sido la última pista dada por la regidora.

Fue el candidato morado en 2015 y lo volverá a intentar en 2019 si no convence a la congresista Rosana Alonso para hacerlo

José Ramón Blanco (Podemos)

Después de descabalgar a la vieja guardia socialista, enfrentarse con su socio de bipartito, hacerle guiños a Podemos, debilitar un puñado de pactos en los ayuntamientos y convertirse en el delegado del Gobierno con más presencia mediática que se recuerde, a Pablo Zuloaga sólo le falta suturar la herida que lleva dos décadas abierta en el PSOE: la pérdida de votos. La caída ha sido continua desde los 14 diputados hasta los cinco actuales y, aunque evitaron el temido 'sorpasso' de Podemos en las Generales, ahora es Ciudadanos el que amenaza su estatus de tercera fuerza del hemiciclo.

El partido de Albert Rivera se encuentra en plena fase de expansión en Cantabria, multiplicando sus militantes y sus aspiraciones de presentarse en varias decenas de municipios. Una situación idílica que compagina con la extinción de fuegos internos que no terminan de apagarse, pese a la ruidosa salida de Juan Ramón Carrancio.

Cara nueva en Ciudadanos

A Ciudadanos aún le queda por cerrar quiénes serán sus números uno en las principales plazas. El primero de todos, el candidato a la Presidencia. Félix Álvarez tiene serias dudas de aceptar el envite. Su posición ahora es muy cómoda como líder regional y diputado en el Congreso, por lo que no sería descabellado que Rubén Gómez repitiese como cabeza de cartel. Menos dudas tienen en Santander. Tras el fiasco de los dos concejales que se marcharon del partido esta legislatura, este periódico ha podido saber que la dirección regional propondrá al abogado Javier Ceruti para disputar la Alcaldía, pese a que ciertos sectores del partido prefieren al expopular Joaquín Solanas.

Deberá decidir si se queda en Madrid, como diputado en el Congreso, o lidera el salto previsto de su partido en Cantabria

Félix Álvarez (Ciudadanos)

Mientras tanto, en Podemos también deshojan la margarita para encontrar a su candidato. El diputado José Ramón Blanco está intentando convencer a la congresista Rosana Alonso para que se presente, pero si no lo consigue, será él quien repita con el objetivo de no perder ninguno de los tres escaños conseguidos en 2015. El partido de Pablo Iglesias sí ha comenzado a hacer los deberes en Santander, negociando con tiempo una más que posible confluencia con Izquierda Unida y Santander Sí Puede. Aunque las conversaciones continúan, los concejales Antonio Mantecón y Miguel Saro se perfilan como los preferidos.

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios