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La mitad de los cántabros tiene sobrepeso, «condena que resta hasta 20 años de vida»

La mitad de los cántabros tiene sobrepeso, «condena que resta hasta 20 años de vida»

La Encuesta Nacional de Salud concluye que el 23% de los menores presenta un exceso de peso, «la madre de todas las patologías», y revela un aumento del trastorno mental

Ana Rosa García

Santander

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Domingo, 8 de julio 2018, 07:50

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El chequeo a la salud de los cántabros, realizado a través de la encuesta nacional del Ministerio de Sanidad, apunta que la mitad de la población vuelve loca a la báscula, incapaz de señalar el peso que iría acorde con la estatura. La epidemia del siglo XXI en el mundo occidental repite el mismo esquema en toda España, de norte a sur y de este a oeste. «La obesidad es la madre de todas las patologías», destaca el pediatra Carlos Redondo, que como experto en la materia expresa su «gran preocupación» por un panorama «ante el que no se está haciendo nada para atajarlo a edades tempranas, cuando aún el problema es moldeable». El sondeo, que se realiza de forma periódica desde hace 30 años, cifra en el 23% la tasa de niños con exceso de peso (distingue un 36% de sobrepeso y un 17,5% de obesidad), aunque Redondo no descarta que la realidad sea más pesimista, porque en el último estudio realizado en Cantabria hace cinco años, midiendo el índice nutricional caso por caso, ya se había identificado al menos un 30% de menores con kilos de más.

«Es una urgencia para esta comunidad poner en marcha un plan de atención al niño con exceso de peso. Hubo un amago antes del cambio de Gobierno que finalmente no se llevó a la práctica, aunque se realizó incluso formación a médicos y enfermeros. La salud está por encima de la política, por eso no se entiende que no exista un programa específico para atender esta problemática, que es la número uno, de la que se derivan otras muchas patologías como hipertensión, diabetes, problemas cardiacos, ictus... incluso trastornos psicológicos por una autoimagen alterada», critica el médico.

«No se entiende que no se haya puesto en marcha aún un programa de atención al niño con exceso de peso»

Carlos Redondo, pediatra

En esa enumeración van incluidos los principales diagnósticos que merman la salud de la población adulta, según refleja el informe, que constata un aumento de las enfermedades crónicas -el 56% de los encuestados en la región reconoce que padece alguna-, así como del riesgo cardiovascular y de patologías del aparato locomotor (artrosis, dolor lumbar...), consecuencia también del progresivo envejecimiento poblacional. Pese a todo, la percepción mayoritaria de los cántabros sobre su estado de salud es que es «bueno» (30%) o «muy bueno» (43,5%).

Menos del 9% declara que es «malo» o «muy malo», mientras que hay casi un 17% que lo califica de «regular». Cuando se les cuestiona sobre los problemas crónicos que arrastran, casi un tercio de los encuestados admite que tiene la tensión alta, el diagnóstico más repetido junto con la artrosis (20%); el dolor cervical y lumbar, que sufre otro 22%; y el colesterol elevado (18%). El informe cifra el índice de diabetes en Cantabria en un 6%, según las respuestas recabadas en el cuestionario (realizado a domicilio), aunque desde la asociación cántabra de afectados matizan que en realidad la prevalencia es del 13%, al igual que el conjunto de España.

Ansiedad y depresión

El sondeo apunta también que una de cada diez personas en España por encima de los 15 años declara haber padecido algún problema de salud mental. En concreto, en la región los pacientes en tratamiento por depresión o ansiedad -los trastornos más frecuentes- suman un 16%. Pero la principal conclusión sobre la que incide el informe es que la obesidad (un índice de masa corporal superior a 30) se ha multiplicado en las últimas tres décadas, hasta situarse en un 17,4% de media nacional, el mismo dato atribuido a Cantabria. El sobrepeso, el escalón previo, es compartido por otro 36%.

«Llama la atención que el trastorno mental se ha convertido en la tercera causa de patología infantil»

Beatriz Payá, Psiquiatra

«Es el problema de salud número uno, una condena que resta hasta veinte años de vida», recuerda Redondo, «con el enorme gasto en recursos sanitarios que conllevan sus consecuencias». Y la solución es «fácil», añade: «Limitar el exceso de calorías y aumentar el gasto de lo que se ingiere con ejercicio». Pero los resultados del estudio nacional, sin embargo, reflejan varios indicadores que van en la dirección contraria. Solo el 20% de los cántabros consume fruta fresca a diario -el 65% declara que la incluye en su menú tres o más veces a la semana, pero no todos los días-. Y en cuanto a la actividad física, solo un 9% mantiene un nivel alto, el porcentaje más bajo de España (la media es del 24%), junto con gallegos y murcianos. Las estadísticas clasifican a un 34% de perezosos con el deporte, frente al 56,6% que admite que lo practica de forma moderada.

Un balance que casa con los resultados del epígrafe referido al sedentarismo en el tiempo de ocio, que no tienen reparos en reconocer cuatro de cada diez cántabros, más partidarios de ver la televisión, ir al cine o leer que de ir al gimnasio o salir a dar un paseo. Todo ello, cuando la vida laboral también está cada vez más ligada a una silla -el 29% de la población pasa la mayor parte de su jornada sentada- o a una actividad de desplazamientos cortos que no requieren grandes esfuerzos físicos (en este caso, representan casi un 62%).

«Está claro que aún nos falta que la gente se conciencie. Los factores de riesgo cardiovascular están ahí, parece que el consumo de tabaco se ha estancado pero no disminuye -el 22% de los cántabros fuma a diario-. Se debe controlar el consumo de grasas, hidratos de carbono y sal e introducir en la dieta más fruta (el consumo en Cantabria es escandalosamente bajo) y verduras, y más pescado que carne. Después, bastaría con dar un paseo de 20 minutos al día», dice Javier Zueco, jefe de servicio de Cardiología de Valdecilla. De lo contrario, advierte, «habrá más enfermedad crónica, más dependencia, más frecuentación de hospitales... Sólo insistiendo en la prevención, que debería centrarse sobre todo en las edades juveniles (de 10 a 30 años), se podrá frenar la tasa de infartos. En junio hemos tenido uno al día, y eso contando sólo los que han llegado vivos al hospital», señala el cardiólogo.

«Solo la prevención frenará la tasa de infartos, que está en uno al día en Valdecilla, sin contar los que no llegan»

Javier Zueco, Cardiólogo

En este sentido, Carlos Redondo hace hincapié en que se debe reconducir la situación a través de la educación en salud desde la niñez, pero con una estrategia social, a un nivel que tiene que estar por encima de los médicos. Y eso pasa, añade, «por no fomentar el picoteo de alimentos con muchas grasas, sobre todo saturadas, sino por insistir en la importancia de los hábitos de vida saludable. Cierto es que hoy en día muchos padres trabajan fuera de casa y no tienen demasiado tiempo para organizar comidas sanas... es un cúmulo de cosas que no ayuda a combatir el aumento del sobrepeso infantil», manifiesta. «Para inculcar, los padres deben dar ejemplo. Si tú no comes verdura, es difícil que tus hijos la coman», añade Zueco. «Basta abrir la nevera de un hogar y solo revisando lo que ves dentro te puedes hacer a la idea de la vida de futuro de esa familia».

Según el sondeo, el desayuno más habitual (84%) entre los cántabros de uno a 14 años se basa en una taza de leche, acompañada de pan, tostadas, galletas, cereales o bollería. Apenas un 11% incluye una pieza de fruta o un zumo en la primera comida del día. Otro de los hábitos medidos es el tiempo libre que los menores pasan delante de una pantalla. O que 'pierden' de dedicar al juego activo y al deporte. Así, mientras de lunes a viernes, la población infantil está dividida a partes iguales entre los que pasan más de una hora delante de la tele o el ordenador y los que están menos (sin duda, influye la agenda de extraescolares), los fines de semana la balanza se inclina hasta el 83% en favor del primer grupo, un porcentaje en la línea de la media nacional.

Alberto Bercedo, presidente de la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria de Cantabria, considera que los mensajes de sensibilización sobre las consecuencias de la obesidad empiezan a calar en la sociedad: «Creo que las campañas están comenzando a dar sus frutos. Sin duda, estamos ante uno de los grandes problemas de salud pública de la población infantil, pero los últimos informes apuntan hacia una estabilización, con respecto al aumento registrado la década de 2000 a 2010». Tal y como refleja la encuesta en el diagnóstico global de la salud pediátrica, Bercedo destaca también la prevalencia de la patología alérgica y del asma. No obstante, considera que los resultados que arroja el informe estadístico «están por debajo de las cifras reales». Las tablas por comunidades indican que la alergia crónica (asma alérgica excluida) afecta al 4,81% de la población de 0 a 14 años en Cantabria, pero el pediatra, especialista en Neumología, pone de manifiesto que «hay alérgicos a los ácaros del polvo que no tienen la percepción de que tienen una enfermedad; la rinitis alérgica (ojos llorosos, congestión nasal...), que se cifra en un 25%, está infradiagnosticada». Y lo mismo ocurre en el caso del asma. Frente al 7% de afectados reconocidos en el sondeo, Bercedo calcula que «habrá un 10%».

«La mejor fuente de información de la prevalencia real son los datos recabados a través de las consultas de Atención Primaria, pero están sin explotar por falta de recursos», lamenta. Los dos pediatras hacen hincapié en «el sesgo» de los resultados de encuestas basadas únicamente en cuestionarios a los ciudadanos, aunque «lo importante es que se emplea la misma metodología en todas las comunidades y permite comparar».

Salud mental

La tercera causa de patología en la edad pediátrica, con un «alarmante aumento», son los trastornos de conducta (incluyendo la hiperactividad). «Los datos ponen de manifiesto que la patología mental en los niños existe, lo que obliga a estar más atentos a la hora de evaluar la salud infantil en las consultas de los pediatras y, también, de cara a invertir más recursos para poder atenderlos adecuadamente», subraya Beatriz Payá, psiquiatra infantil de Valdecilla. En total, afecta al 1,8% de la población menor de edad, siendo «el trastorno de la conducta el más frecuente, seguido de la depresión y la ansiedad». En Cantabria, ese porcentaje asciende al 3%, según la encuesta, que por primera vez recoge la incidencia de los trastornos del espectro autista (TEA) entre los 3 y 14 años (un 0,6%).

«Este dato refleja el incremento que se está viendo a nivel mundial, aunque el debate que se abre es si se debe a que se ha mejorado la detección precoz, debido a una mayor destreza de los profesionales en el diagnóstico, o realmente es que ha aumentado la prevalencia real de autismo, una enfermedad crónica y grave de la infancia que se extiende a la edad adulta», expone la psiquiatra, que reivindica «más recursos sanitarios para atender las necesidades de salud mental y especialmente para la intervención de los menores con autismo». Porque -advierte- «las consecuencias de trastornos emocionales no tratados se traducen en un aumento de problemas más graves, como las tentativas de suicidio».

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