«Cuando un paciente grave sale de la UCI se te olvida todo, es el premio que quieres conseguir»
Juan Carlos Rodríguez Borregán | Jefe de servicio de Medicina Intensiva de Valdecilla ·
«A las familias que han perdido a un ser querido no debe quedarles ninguna duda de que el tratamiento aplicado ha sido pensando en lo mejor para ellos»A Juan Carlos Rodríguez Borregán (León, 1965), jefe de servicio de Medicina Intensiva de Valdecilla, casi le sobran los dedos de una mano para contar los días que ha pasado fuera del hospital desde que el coronavirus empezara a poner el mundo patas arriba a mediados de marzo. Destaca el trabajo incansable de todo el personal de la UCI, que ha atendido a más de 80 pacientes críticos, y aunque admite que «vendría bien recuperar cierta 'normalidad', si mañana volviera a complicarse la situación, no tengo ninguna duda de que volveríamos a estar al 100%».
-Acaban de dar el alta al último paciente Covid-19 positivo ingresado en la UCI de Valdecilla, ¿qué siente cuando mira para atrás?
-Que han pasado muchas cosas en poco tiempo. Para mí es un orgullo formar parte de este hospital que se ha comportado como un gran equipo, en el que todos han demostrado una alta motivación y capacidad de trabajo adaptándose a una forma de trabajar diferente y sin escatimar esfuerzos. Especialmente orgulloso estoy de todo el personal de la UCI (médicos, enfermería, auxiliares, celadores, administrativos y personal de limpieza), que han trabajado todo lo que han podido y más, daba igual que fuera domingo que lunes, no había días ni horas. Nos hemos sentido muy arropados por el resto del hospital y las muestras de cariño que hemos recibido han sido continuas.
-¿En la UCI permanecen pacientes con complicaciones derivadas del Covid-19, aunque ya no den positivos en los test?
-Sí, esta semana hemos llegado a tener a siete pacientes que no eran positivos. Unos que lo fueron, pero ya han negativizado, aunque continuaban en la UCI porque seguían graves; y otros con síntomas compatibles con Covid-19, que ya se han ido de alta. Ahora mismo quedan tres enfermos, por eso el paso a planta del paciente positivo, el jueves, después de una estancia de 56 días con nosotros, no lo hemos vivido como si fuera el último, aunque sí ha sido una de las despedidas más emocionantes.
-¿Qué ha sido lo más duro de estos dos meses y medio?
-Al principio la preocupación por poder dar la atención sanitaria adecuada a todos los pacientes que nos necesitaran y luego las intensas jornadas de trabajo. Al comienzo de la epidemia hubo mucho estrés, no sabíamos hasta dónde iba a llegar la ola y la duda era si seríamos capaces de atender a todos los enfermos. Cuando vimos que el volumen era manejable, ese estrés desaparece, había cansancio, porque son muchas horas de trabajo y muy intensas, pero se lleva mejor cuando sabes que se sale. También el miedo inicial al contagio, a llevarlo a casa e infectar a nuestras familias se fue quitando con el paso de los días, tomas precauciones para hacerlo bien, pero deja de ocupar espacio en tu cabeza.
-¿Cuántos contagios han sufrido en el equipo de UCI?
-Han sido muy pocos, teniendo en cuenta que en el pico de la epidemia hemos llegado a trabajar 350 personas en UCI. Entre los médicos hemos tenido a uno afectado y en el personal de enfermería, dos o tres, no más.
-Se han cuestionado los criterios de ingreso en UCI y el debate sigue vivo allí donde empiezan a llegar las denuncias a los juzgados. ¿Profesionalmente se han sentido maltratados?
-No, al revés, creo que el afecto y el ánimo que se nos ha transmitido ha sido continuo y nos ha ayudado en esos difíciles días con largas jornadas de trabajo y poniendo en riesgo nuestras vidas y las de nuestras familias. Quizás debemos transmitir más nítidamente que la decisión de ingresar en la UCI se rige por criterios científicos, es individualizada, meditada y consensuada con los médicos de la planta y, siempre, pensando en lo mejor para el paciente, ya que somos conscientes del valor que tiene cada vida.
-¿Qué les diría a esas familias que han perdido a sus seres queridos y a las que siempre les quedará la duda de si la UCI hubiera cambiado su destino?
-Es imposible no empatizar con ellas ya que han perdido a un familiar y lo lamentamos profundamente, pero no debe quedarles ninguna duda porque las decisiones y los tratamientos aplicados han sido pensando en lo mejor para ellos. No debemos pensar que el único tratamiento de los pacientes graves es la UCI; en las plantas de hospitalización también se realizan tratamientos avanzados, incluyendo el soporte ventilatorio. Además, dos médicos de nuestro equipo ayudan en la atención a pacientes graves que están ingresados en planta a través del Servicio Extendido de Cuidados Intensivos (SECI).
«Nos vendría bien un poco de 'normalidad' para recuperar, pero estamos listos para lo que pueda suceder»
PREVISIÓN
-¿Se había previsto cómo elegir a qué pacientes intentar salvar en caso de llegar al colapso?
-Hemos estado lejos de ese escenario por lo que no hemos tenido que planteárnoslo. Nunca nos acercamos al colapso, siempre tuvimos camas disponibles y posibilidad de abrir más.
-¿Les daba miedo tener que enfrentarse a eso?
-Claro, tiene que ser muy duro tener que elegir si un paciente va a UCI cuando la razón es la falta de medios. Estamos acostumbrados a hacer esa elección guiados por criterios científicos, igual que los cirujanos deciden a qué pacientes tienen que operar.
-¿Por qué en las personas mayores no está indicada de entrada la intubación en UCI?
-No es cierto que en las personas mayores no esté indicada la intubación. Cada caso es individual y además de la edad hay otros muchos factores que influyen en esta decisión. Es importante saber que la intubación no cura ninguna enfermedad, es solo un sistema de soporte que, a veces, permite que algunos pacientes tengan tiempo de recuperarse, pero en otras ocasiones la progresión de la enfermedad, las complicaciones durante el proceso o no poder superar las secuelas impiden la recuperación. Además, la conexión a un respirador también tiene complicaciones muy graves como las infecciones o el daño pulmonar.
-¿Ha habido casos de pacientes que les han descolocado, que de repente han evolucionado de forma inesperada para mal?
-Aunque por la situación clínica suele ser previsible la evolución, en alguna ocasión no es así y, desgraciadamente, eso suele ocurrir por la aparición de alguna complicación severa. Cuando más grave está una persona, más probable es que surjan complicaciones que no seamos capaces de resolver. A las familias a veces les cuesta entender que la causa de la muerte es una enfermedad asociada a la propia infección. Es muy duro tener que dar malas noticias, nadie se acostumbra a hacerlo aunque lleve 30 años en esto.
-¿Qué secuelas deja en los pacientes Covid el paso por la UCI?
-Todavía es pronto para evaluar todas las secuelas y el grado de reversibilidad. Las más importantes, vistas hasta ahora, son disminución de la función pulmonar, alteraciones neurológicas, cardiopatías o pérdida de masa muscular. Algunas son específicas de esta enfermedad pero otras ya afectaban a pacientes graves con larga estancia en la UCI. Para tratar las secuelas de este síndrome post-UCI se ha puesto en marcha alguna iniciativa, muy interesante, con una consulta específica para tratar las secuelas de este síndrome post-UCI, que requieren de diferentes especialistas. Cada caso es diferente y no ocurre en todos. Hay pacientes que reaccionan con euforia porque han conseguido salir y otros que se muestran muy deprimidos, porque se encuentran muy débiles y a veces los recuerdos que les quedan no se corresponden con la realidad.
«Somos conscientes del valor de cada vida. Se toman decisiones pensando en lo mejor para cada paciente»
INGRESO EN UCI
-¿Qué destacaría de lo que han vivido los intensivistas por primera vez en esta pandemia?
-En nuestro trabajo habitual estamos acostumbrados a soportar guardias duras. Pero ha habido un componente emocional extra por el elevado número de pacientes graves ingresados a la vez (si habitualmente manejamos unos 28-30 pacientes, con la epidemia de repente llegamos a 50-60), las limitaciones que ocasionaba el equipo de protección individual y que no pudieran tener el contacto familiar, lo que hacía que todos los profesionales intentaran suplirlo en la medida de lo posible.
-¿De qué manera se intentaba suplir esa carencia afectiva en momentos tan críticos?
-Con cariño, empatía y facilitando la comunicación con la familia con dispositivos electrónicos. Hablar con los pacientes, agarrarlos de la mano con guantes o leerles las cartas que les enviaban desde casa. Ahí tengo que destacar especialmente la labor del personal de enfermería. Es imposible suplir a las familias, pero hay que intentar dar cariño y que no se sientan solos, que ellos vean que son importantes para nosotros, que no son números en las estadísticas.
-¿Con qué recuerdo se queda?
-Cada paciente recuperado ha supuesto un refuerzo positivo para nosotros. Cuando un enfermo que ha estado tan grave sale bien, se te olvida todo, es el premio que quieres conseguir. Sin duda, esa salida es el momento más importante para el paciente y para su familia, pero también para nosotros.
-¿En qué medida ha cambiado la forma de atender a los primeros pacientes y a los últimos?
-Se ha hecho muy largo pero todo ha sucedido en muy poco tiempo, por lo que el tratamiento apenas ha cambiado. Pero sí en el aspecto organizativo y en mejorar la comunicación con sus familias. La técnica de pronación (colocar a los pacientes boca abajo) la hemos aplicado desde el principio, pero ya lo hacíamos antes también en neumonías graves.
«El Covid-19 ha duplicado la mortalidad en UCI, hasta un 25%, lo que da idea de su capacidad devastadora»
ana r. garcía
–¿Cuál es habitualmente la tasa de mortalidad en las Unidades de Cuidados Intensivos? ¿Ha sido diferente en las UCI Covid?
–La mortalidad en los últimos años en nuestra UCI ha sido del 13-15% y en la UCI Covid, del 25%. Que esta enfermedad, prácticamente, duplique la mortalidad de los pacientes que ingresan en Cuidados Intensivos nos da idea de su capacidad devastadora.
–¿Ha dado tiempo al equipo a coger aire para cuando lleguen los temidos rebrotes?
–Apenas hemos salido de la ola que ha supuesto esta pandemia y nos vendría bien un poco de 'normalidad' para recuperarnos. Pero estamos preparados para lo que pueda suceder. No tengo ninguna duda de que volveríamos a estar al 100% desde el minuto uno.
–¿Cómo afrontan el futuro? ¿Qué reserva de UCI tienen ahora?
–Ojalá no hiciera falta, pero ante la duda debemos prepararnos para nuevas oleadas o repuntes. La Dirección del hospital es consciente de que reforzarnos ahora nos puede ser muy útil en el futuro y han preparado nuevas áreas que puedan servir como UCI además de las que ya se habían habilitado para esta pandemia. Si antes teníamos unas 60 camas, nuestra capacidad ahora es del doble.
–¿Cree que hay riesgo de que se repita la epidemia con la fuerza de esta primera oleada?
–El riesgo existe, ya que más del 90% de la población no se ha inmunizado contra el virus, por lo que si vuelve puede hacerlo con la misma intensidad o mayor. Para evitarlo, todos debemos ser muy responsables y seguir las recomendaciones que nos vayan haciendo las autoridades sanitarias.
–¿La despedida del último ingresado en la UCI Covid será más emocionante si cabe que el resto?
–Sin duda, aunque cada paciente que se va de alta nos llena de alegría y nos 'carga las pilas' para seguir motivados y con ganas de trabajar, el último será especial. Sobre todo porque ya nadie esté sufriendo el azote de esta terrible enfermedad.