«La conservación del patrimonio marino es labor de toda la sociedad»
Quince años después de su remodelación, el museo se plantea atraer a un mayor número de jóvenes hasta sus salas Gerardo García-Castrillo Director del Museo Marítimo
Se cumplen ahora quince años desde que el Museo Marítimo del Cantábrico abriera sus puertas tras una importante remodelación que, además de presentar una nueva ... fisonomía, supuso un cambio de concepto. La instalación, una de las más visitadas en la región está situada entre el promontorio de San Martín y la playa de los Peligros, formando parte del frente marítimo de la ciudad de Santander, en la misma orilla de la bahía. Al frente de ella, Gerardo García-Castrillo, que empezó a trabajar como biólogo en el museo en 1981, no se conforma con las excelentes cifras de visitas y se ha empeñado en que la calidad debe predominar en toda la oferta y en que las personas que entren en este museo estén al menos una hora en el interior, que se empapen de todo lo que se muestra. Ahora, además se ha propuesto que los jóvenes también hagan suya la instalación.
–Hay un antes y un después de esa gran remodelación que se inauguró en el año 2003. ¿Cómo se ha vivido desde dentro?
–Respecto a los 19 años anteriores, efectivamente estos últimos quince años y esas obras supusieron un cambio muy importante. El museo se reinauguró con un proyecto muy similar al anterior pero con una mayor entidad. Prácticamente se triplicaron los metros cuadrados de superficie y se inauguró un nuevo acuario. Todo supuso un cambio sustancial en las labores propias e internas del museo.
–También aumentó el número de visitantes.
–A nivel de usuarios, me gusta más hablar de usuarios que de público, esa remodelación también tuvo una repercusión muy importante. De hecho, en los 19 años del primer proyecto tuvimos 1.400.000 visitantes y en estos últimos quince ya hemos pasado esa cifra. Sin embargo, no soy partidario de hablar de cifras porque a fin de cuentas un usuario puede ser una persona que entre por la puerta y salga en cinco minutos. No veo que sea un éxito tener millones de visitas si salen por la puerta sin haber imbuido algo sobre el patrimonio marítimo.
«No veo que sea un éxito tener millones de visitas si salen por la puerta en cinco minutos»
–¿Y si le pido un balance de estos quince años?
–El primer año entraron cerca de 200.000 visitantes en el museo y no hemos vuelto a superar esa cifra. Ahí lógicamente intervino el efecto inauguración. En 2016 pasamos la barrera de los cien mil, tuvimos 120.000 visitantes; 131.000 en 2017 y este año ya superamos ya los 40.000 que es una cifra mayor la del mes de mayo del año pasado con lo que en teoría y si el ritmo se mantiene pasaremos los 131.000 con creces. Pero creo que lo más importante para este museo es que en los últimos ocho o nueve años se ha cambiado la filosofía y se ha abierto más a la sociedad. A nuestra oferta tradicional sumamos otras formas de comunicación y difusión cultural, bien sea con programas educativos, proyecciones de cine u otro tipo de eventos con otras instituciones en actividades como 'La noche es joven' o 'La Surada poética'. Porque nuestra vocación es abrir el museo a la ciudad.
–¿En qué están trabajando ahora?
–Fundamentalmente en atraer a un mayor número de jóvenes. Con las estadísticas en la mano este tipo de público es un nicho que disfruta muy poco del museo y tenemos que intentar llegar a ellos con su propio lenguaje. Si nos llega un público francés les tendremos que hablar en francés y si vienen jóvenes tendremos que usar su lenguaje que ahora parece ser que es el del móvil y las redes sociales. Vamos a hacerlo para que conozcan su cultura marítima, el patrimonio que salvaguardamos que a fin de cuentas es suyo y no del museo. Porque nuestro patrimonio no es del museo es de la sociedad.
– ¿Cómo definiría el museo para alguien que no le conoce?
–El principal motivo por el que yo creo que se debe venir a visitar es por su propia singularidad. Este no es un museo dedicado a las maquetas de barcos. No es un acuario, ni tampoco está dedicado a la historia natural de Cantabria o a la navegación e instrumentos navales. Es un compendio de todo ello. Engloba muchos museos temáticos que hay repartidos por otros puntos de la costa. Aquí abordamos la biología marina, la vida en la mar y la vida del hombre en la mar.
«Aquí englobamos lo que ofrecen distintos museos temáticos a lo largo de la costa»
–Además de todas esas actividades públicas, este museo realiza una gran labor de investigación.
–Es nuestra obligación. Los museos no sólo somos escaparates. Tenemos una serie de funciones, que además son por ley, y una de ellas es la del estudio de nuestro patrimonio, de nuestros fondos y del Cantábrico. Trabajamos con diferentes instituciones y también se nos reclama para formar equipos de investigación en las líneas que van desde el mismo ámbito biológico al marítimo o historiográfico.
–Se ha referido varias veces a que el museo es el custodio del patrimonio marítimo de Cantabria. ¿Cómo está ese patrimonio?
–Mejor que antes y espero que peor que en el futuro. La conservación del patrimonio marino, de cualquier patrimonio es labor de la sociedad y no sólo de unos técnicos. Los políticos tienen que legislar y dar herramientas para que se conserve, pero la conciencia debe de ser de la sociedad. Hay asociaciones y personas individuales que trabajan en ello y hay que felicitarles, pero aún queda por hacer.
–¿Cómo afecta a este la apertura de otros museos en Santander?
–Para bien, pero creo que debemos trabajar de forma conjunta para que la calidad de la oferta museística de Cantabria sea inmejorable. Me gustaría que todos los que visiten nuestros museos tengan ganas de volver.
«Llevaremos el museo a distintos entornos»
Gerardo García-Castrillo reconoce que no habrá ninguna acción especial para conmemorar el quince aniversario de la remodelación de este museo. «Insistiremos en una campaña que iniciamos el año pasado de sacar el museo fuera del museo. Es decir, movernos a diferentes entornos para que la gente que no conozca sepa lo que hacemos y le generemos el gusanillo de venir». El responsable del espacio anuncia también que después de quince años ha llegado el momento de reformar la exposición permanente «por lo que es un buen momento para contemplarla y para hacerles partícipes de su propia historia». Y por último da un consejo: «Que la gente venga en familia».
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