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Si sonríe Vicente, sonríe la gente
El Racing, liderado otra vez por un mago de Derio muy protagonista, golea al Ceuta para mantener el pleno de puntos en lo alto de la clasificación, después de tres jornadas del campeonato disputadas
¿Se acuerdan de las monjas de Belorado? Allí la liaron casi como el '10' del Racing últimamente. Pero es que, antes de en la ... localidad burgalesa, estas mismas religiosas habitaron desde 2011 el monasterio de Derio. Lo abandonaron después de afirmar haber experimentado fenómenos paranormales. Dijeron que si 'demonios'. Que si 'el maligno'. Lo que no sabían es que los golpes que escuchaban eran balonazos en el muro y las carcajadas, las de un adolescente travieso que ayer se convirtió en el más maligno de los demonios para un Ceuta que, pese a la resistencia, acabó apabullado. El chaval ha vuelto a divertirse como en la pubertad. El refranero español es rico en racinguismo y, si sonríe Vicente, sonríe la gente. Y la redonda. Y Villalibre. Y los Campos de Sport. Nueve puntos de nueve posibles. Colíder. Va bien la cosa. Disfruten, como lo hace el '10'.
Sobre el papel y sobre el terreno de juego, el once de José alberto ya va tomando forma y la verdad es que la alineación que sacó el míster ante el Ceuta no sorprendió a casi nadie. A falta del asentamiento de las incorporaciones, el regreso al equipo de Aldasoro y Villalibre ni cotizaba en las apuestas.
Racing
Ezkieta, Mantilla, Manu Hernando, Javi Castro, Salinas (Santi Franco, min. 89), Aldasoro (Íñigo Sainz-Maza, min. 62), Peio Canales, Andrés Martín, Íñigo Vicente (Yeray, min. 75), Marco Sangalli (Sergio Martínez, min. 75) y Villalibre (Jeremy, min. 62).
4
-
1
Ceuta
Pedro López, Matos (Redru, min. 70), Capa, Carlos Hernández, Aisar, Zalazar, Marcos (Ortuño, min. 70), Almenara (Bassinga, min. 46), Rubén Díez (Cristian Rodríguez, min. 66), Anuar y Efe Aghama.
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Árbitro principal: Luis Bestard (Balear).
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VAR: Rubén Ávalos (Catalán).
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Asistentes: Víctor Jiménez y Vicente Javier Almarche, ambos del Comité Balear.
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Cuarto árbitro: José María Aranda.
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AVAR: Salvador Lax (Murciano).
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Goles: 1-0, min. 8:Villalibre. 2-0, min. 24:Íñigo Vicente. 2-1, min. 30:Rubén Díez, de penalti. 3-1, min. 54: Íñigo vicente. 4-1, min. 80:Jeremy.
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Tarjetas amarillas: Al visitante Matos.
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Tarjetas rojas: Directa, al visitante Anuar.
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Estadio: Campos de Sport de El Sardinero.
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Incidencias: Césped en buen estado, en una tarde nubosa pero apacible.
El partido arrancó nervioso, con el Racing como el tipo ese que no puede dejar de traquetear con las piernas debajo de la mesa. Combinando, mucho y la mayoría de las veces bien, pero también algo acelerado. Con el x2 puesto.
Así, hasta que, en el minuto 7, se produjo el doble 'check' en el corredor Derio-Gernika. Pasillo entre centrales para el bisonte; a Íñigo Vicente que se le enciende el radar y la pone para que Villalibre se plante ante Pedro López. El meta se le echó encima y desbarató la vaselina del ariete. No se preocupen, sólo estaban calibrando. Un minuto. Sólo un minuto después, el mago sacó un pase magistral casi desde la medular. Un balón que parecía que se iba largo pero, de repente, comenzó a tomar efecto retardante. Arresto momentum. El goleador alcanzó la presa y la enjauló en el fondo de la meta ceutí. Gruñido. Y van cuatro en tres partidos.
El nerviosismo se convirtió en vértigo y al equipo caballa se le estaba viniendo la marejada encima. Por babor y por estribor. De repente, Salinas encontró hueco por la banda izquierda, llegó hasta zona de centro y la puso al medio, donde llegaba Villalibre. Esta vez, 'la barba' mandó su remate al poste.
Para frenar el rodillo y porque es una cita habitual para él, Matos cazó a Andrés Martín. 'A veces veo tobillos'. Un buen viaje se llevó el sevillano, que tuvo que ser atendido y pasó un rato dolorido. Pero si era un plan, no salió bien. Al menos, Peio Canales no lo entendió así. Aquí hace falta gente con fe y al de Barrika le sobra. El Ceuta comenzó a tocar desde atrás. No parecía una jugada incómoda para los blanquinegros. Sin embargo, desde la lejanía, algo vio Canales. El balón estaba en la frontal. El vasco, en la galleta del centro del campo. Fuera de plano. Algo le poseyó para que se lanzase así a por Anuar, que iba a recibir. Un visto y no visto. Tan pronto la perdió el Ceuta como la tenía Íñigo Vicente para empujar en boca de gol. 2-0.
Vicente estaba en modo protagonista, pero esta vez lo iba a ser de forma desafortunada. A veces las travesuras no acaban tan bien. Efe Aghama pisó el área y el mediapunta verdiblanco se pasó de frenada. Derribo y penalti. Ezkieta se lanzó bien, pero Rubén Díez logró mantener al equipo visitante dentro del partido.
Entre unos sucesos y otros, el Racing ya no controlaba el encuentro. Eso, en cuanto al juego. Porque estuvo a punto de perder también el mando en el marcador. Por centímetros. Los que le sobraron al remate de Zalazar, que se estrelló en el larguero. El Ceuta estaba creciendo por momentos. Almenara la pegó tan mal que la echó a saque de banda... Y mira que era bastante clara.
A la calle
El descanso estaba a punto de llegar, pero para quien no había respiro era para las piernas de Andrés Martín, convertido en el saco de los golpes. El andaluz se marchó a la contra y Anuar se lanzó en una segada criminal hacia el tobillo izquierdo. Luis Bestard se conformó con mostrar una amarilla. Hasta los directivos del Ceuta hacían 'así, así' balanceando la mano. Vamos, que el único que no lo había visto era el árbitro principal. El pinganillo que suena, la pantallita que se enciende... Sólo una repetición le hizo falta al balear para cambiar su decisión. A la calle. Bueno, al vestuario. E instantes después, todos los demás. Se acabó la primera parte.
Lo cierto es que, de inicio en la segunda, no se notó demasiado la diferencia numérica. El Ceuta no se acomplejó y el Racing no sacó partido de su superioridad. O no apretó para hacerlo hasta pasado un rato, porque cuando pisó el acelerador un momentín... Villalibre le devolvió a Íñigo Vicente uno de los múltiples regalos. Ida y vuelta. Gernika-Derio. El delantero ganó la línea de fondo y la puso atrás para que su compañero embocase a gol.
Con Íñigo Vicente ya convertido en dueño absoluto del encuentro, José Alberto decidió empezar a repartir minutos. El asturiano retiró a Villalibre y Aldasoro para dar entrada a Íñigo Sainz-Maza y Jeremy. Precisamente, el delantero camargués iba a optar a su primer gol en el fútbol profesional, pero su tiro, centrado, lo atrapó Pedro López.
Y, sin mucho que contar y quizá por aquello de no abusar, el míster verdiblanco retiró a Íñigo Vicente. Se marchó del campo con la cara del chaval al que, cuando ni siquiera se ve el balón con la luz de las farolas, le llaman por la ventana de casa para cenar. Quería seguir, pero esa sonrisa torcida delataba al que había cometido las mejores travesuras. El mago, después de su número, se llevó la ovación del personal. Con él se marchó Marco Sangalli y entraron Sergio Martínez y Yeray.
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Disfrutar
Precisamente Sangalli e Íñigo Vicente se iban a levantar del banquillo unos minutos después para aplaudir. En concreto, a Jeremy, que, ahora sí, iba a ver puerta. Si el Ceuta tiene apuntado su nombre en una agenda, el canterano quiso dejar su tarjeta de visita al remachar un balón perdido en el interior del área. Sus compañeros reconocieron el logro. Quizá como despedida de alguien que, en un par de días, puede coger las maletas en busca de minutos.
No fue el mejor partido de Andrés Martín, pero el sevillano intentó hasta el final llevarse un gol a casa. No tuvo suerte. Su duro disparo se lo quitó de encima Pedro López para evitar el quinto. Momento que José Alberto aprovechó para hacer debutar s otro canterano:Santi Franco, que sustituyó a Salinas. Mientras, el portero ceutí tuvo que volver a actuar para repeler un tiro de Yeray junto al palo. Y después, para agarrar un cabezazo flojo de Sergio Martínez a la salida de un córner. Hasta Íñigo Sainz-Maza probó con un tiro lejano que no encontró portería. ¿Por qué no?
El final del encuentro selló el nueve de nueve. Parece que vuelve la magia a los Campos de Sport. Y esa ilusión persecutoria. Eso sí, con la lección ya aprendida de que la temporada en Segunda División es larguísima, eterna. A por el siguiente.
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