Aldro y Bathco, ante otro esperpento

A finales de agosto, la Federación Española de Rugby permitía que la temporada 2019-2020 empezase en un San Román que no cumplía con los requisitos exigidos. Todo con el compromiso de que se iban a hacer, más pronto que tarde, las obras para homologarlo (medidas, distancias de seguridad, calidad de césped...). En el asunto había una fecha clave. El 1 de enero de 2020. A partir de ahí, en San Román no se jugaría al rugby.

En el Ayuntamiento andan ultimando el proceso para aprobar todo el proyecto de las obras en San Román. «Antes de fin de año intentaremos aprobar el proyecto», señala César Díaz, concejal de Fomento, Movilidad Sostenible y Vivienda del Ayuntamiento de Santander. A partir de ahí, arranca todo el proceso de licitaciones, mesa de contratación... «Las obras podrían empezar en tres o cuatro meses», señala el edil del consistorio santanderino.

Pero para la Española de Rugby ese 1 de enero es inamovible. «A rugby no se juega ahí desde ese día», señala Guillermo García de Polavieja, directivo responsable de instalaciones en la Federación. Polavieja afirma que San Román ya goza de una prórroga «extraordinaria, que no se ha dado a ningún campo más en España. Sólo hay algo parecido en División de Honor B, en Mallorca, porque era el único campo en la isla». Con enero a la vuelta de la esquina -el día 12 empieza la segunda vuelta de la Liga-, desde la Federación indican que «los dos equipos lo saben formalmente, desde hace cuatro o cinco días». Por lo menos hasta ayer, ninguno de los dos clubes había recibido esa notificación por parte de la Española.

Hasta ayer, la única alternativa a San Román era el Ruth Beitia. La Concejalía de Cultura del consistorio santanderino ha seguido trabajando también en la opción de Peñacastillo, con informes topográficos a la Española, que homologará el campo hoy mismo al recibir ayer el último documento necesario. El siguiente paso será pedirle al Gobierno regional -es el propietario de la instalación- que autorice a jugar allí. Y si lo otorga, faltaría solventar entonces el habilitar unos vestuarios adecuados y el cobro de entradas.

En esto, los dos clubes de rugby de la capital cántabra van de la mano. En el primer derbi de la temporada entre ambos en San Román -27 de octubre- tanto Juan Gómez, presidente del Bathco, como Macario Fernández-Alonso, presidente del Aldro Independiente, hablaron con el presidente de la Española, Alfonso Feijóo. «Le preguntamos si de verdad nos iban a hacer salir de aquí con la autorización de todos los equipos para jugar en San Román», relata Gómez. «Si nadie quiere venir, yo lo entendería. Pero el desastre será jugar en el Ruth Beitia un día como hoy -por el de ayer-, con lluvia y barro. Y si es en Peñacastillo, no iría nadie a vernos ¿Eso es bueno para el rugby, para el espectáculo?».

Macario Fernández-Alonso resalta que el 30 de noviembre, en el Hernani-El Salvador, «no se distinguía a los jugadores, del barrizal que era Landare Toki. Si se juega en el Ruth Beitia, desde el minuto uno va a pasar lo mismo». El presidente del Independiente, que lo es a su vez de la Liga Nacional de Rugby -la asociación que engloba a los clubes- brama contra la Española. «¿Por qué no prorroga ese plazo? Que pregunte al resto de clubes dónde quiere jugar».

Así las cosas, los dos equipos santanderinos se verán abocados a jugar toda la segunda vuelta -la Liga concluye el 10 de mayo- lejos de un estadio que se quedará mudo de rugby ya desde el 12 de enero, cuando el Bathco tenga que recibir a todo un Quesos Entrepinares para inaugurar la segunda vuelta. San Román se quedará sin actividad en cuanto al deporte oval, aunque las obras no empiecen al menos hasta marzo. Eso, si todo este asunto de los campos de rugby no da otra vuelta de tuerca más.