Adiós a la panderetera Conchi García, maestra y guardiana de la música tradicional cántabra
Falleció este sábado a los 56 años dejando un legado inolvidable en grupos como Luétiga y Gatu Malu, en las escuelas de música o en el Grupo de Danzas Santa Justa
Cantabria despide a Conchi García Alonso, una de las grandes guardianas del folclore regional, cuyo nombre quedó para siempre asociado al sonido vibrante de la ... pandereta, al baile tradicional y, sobre todo, a la transmisión apasionada de la cultura popular. Su fallecimiento este domingo, a los 56 años, deja un vacío profundo en un movimiento que la consideraba un pilar imprescindible, tanto en los escenarios como en el aula, de la difusión y la enseñanza de la música tradicional cántabra.
Nacida en Torrelavega (1969) y formada desde muy joven en el ámbito del folclore, inició su andadura en este mundo, en el año 1979, cuando ingresó con apenas nueve años en el Grupo de Danzas José Luis Hidalgo que luego pasó a llamarse San Pablo. Seguramente heredó esa pasión por la música de su padre, Tinín, una de las voces del Coro Ronda Besaya por lo que las tonadas, las marzas y todo tipo de cantos montañeses formaron siempre parte de la banda sonora de su vida.
En el año 1988, se incorporó con fuerza en mundo de la música folk, en eso también fue pionera, formando parte de Luétiga, uno de los grupos que más éxito han tenido en esta tradición musical, dentro y fuera de Cantabria. Ese mismo año, asumió la dirección del Grupo de Danzas Santa Justa de Ubiarco, encontrando así un medio de vida que le permitió, además, mantener vivas las raíces y la memoria musical de la región.
En esa misma línea –no era difícil convencerla en todo lo que a difundir el folclore regional se refiere– durante la década de los noventa formó parte de varios proyectos de música tradicional, como Llendemozó, y además colaboró habitualmente con formaciones de música folk como Sel del Coz, Mayadama, y con alguna otra de forma puntual.
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Desde 2007 a 2014, fue una de las integrantes del grupo Gatu Malu, formado por Roberto Diego que tenía una forma de ver este tipo de música muy similar a la suya y en 2015, se unió al proyecto Colectivo Etnográfico Brañaflor, dirigido por Aurelio Vélez, un proyecto con el que se sentía plenamente identificada y comprometida pues su cometido no era otro que la recuperación y conservación de la cultura tradicional de Cantabria.
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Pero donde su influencia fue verdaderamente decisiva fue en la enseñanza. Maestra de generaciones, transmitió técnica y repertorio, pero también una forma de estar en el mundo: respeto por la tradición, curiosidad por sus raíces y el convencimiento de que la cultura popular se sostiene cuando se comparte. Desde 1990, año de su creación, formó parte de la plantilla de monitores de la Escuela de Folclore de Torrelavega, y en 1996, al fundarse la Escuela de Música Tradicional y Folclore de Santander, también fue llamada para impartir las disciplinas de pandereta y baile. Asimismo, impartió clases de pandereta y baile tradicional en distintas escuelas, talleres y asociaciones de Liébana, Ramales, Mazcuerras, Arnuero, Sarón, Guarnizo, Val de San Vicente, San Felices de Buelna, San Vicente del Monte....
Profundamente ligada al folclore como forma de vida, Conchi García se consideraba heredera de una estirpe de mujeres que lo habían mantenido vivo. Entre ellas, su admirada Lines Vejo, la otra gran panderetera de Cantabria. Cuando Vejo falleció en el año 2020, Conchi expresó una emoción que hoy resuena de vuelta: «Con Lines se va una forma de vida capaz de transmitir desde las entrañas». Recordaba que en sus encuentros de la última década «ni siquiera sacábamos la pandereta»: hablaban, aprendía de ella, absorbía su sabiduría. «Me enseñó miles de canciones, pero también a amar mis raíces. Ella solía decir que un árbol sin raíz se seca». Esa idea –la raíz, la memoria, la continuidad– definió el camino artístico y humano de Conchi.
Últimos homenajes
En los últimos años recibió importantes reconocimientos a su labor. Fue homenajeada en el Festival Pozu Jondu en 2022, distinguida con el Premio Proa durante la Gala del Folclore Cántabro, que dirige Juan Antonio Prieto, en 2023, y el año pasado la Asociación para la Defensa de Cantabria (ADIC) le dedicó otro homenaje que, en esa ocasión, recogió su hijo Aquiles, que ha heredado de ella la pasión por el folclore y el amor sereno por las raíces.
Con una gran humildad, no era muy amiga de entrevistas ni de hablar en público pese a que siempre tuvo importante palabras que decir. No obstante, nunca perdió la oportunidad de defender aquello que amaba y de dirigirse a las autoridades, o a quien hiciera falta, para pedir más apoyo, difusión o patrocinio del patrimonio musical de Cantabria.
En su despedida desde la tarde de este domingo en el velatorio de Viérnoles, que continuará el martes, su familia –su esposo, Nacho Modinos, y su hijo Aquiles, junto con el resto de allegados– ha pedido que quienes acudan lo hagan como a ella le hubiera gustado. «Rogamos un brindis y una sonrisa por su alma», señalan, recordando sus palabras: «En mi despedida, ni llores ni flores. El dinero de estas, para el folclore». Por eso desean que el adiós sea también una celebración, una expresión espontánea y natural de la pasión que guió su vida: el folclore. «Que suenen las panderetas y ¡qué viva el baile!», piden y así se pudo ver hoy en un adiós con pitos, tambores, panderetas y danza. Pero, pese a su temprana marcha, su legado permanece en los escenarios que pisó, en las coreografías que cuidó, en los ritmos que enseñó y en las personas que hoy siguen sus pasos. Cantabria pierde a una intérprete excepcional y a una mujer que dedicó su vida a que la música de sus ancestros siguiera respirando en el presente. Suena ya, en su memoria, la pandereta que marcó el compás de toda una generación.
«Nos deja un legado excepcional»
El Gobierno de Cantabria ha expresado este lunes su más «profundo pesar» por el fallecimiento de Conchi García, «una de las figuras más representativas de la música y el baile tradicionales de nuestra región». «Conchi nos deja un legado excepcional como panderetera y ferviente defensora de nuestro folclore; su pasión y amor por lo nuestro le ha convertido en una referente indiscutible de la identidad cultural cántabra», ha destacado este lunes el consejero de Cultura, Turismo y deporte, Luis Martínez Abad.
El titular de Cultural ha señalado que, a lo largo de su vida, Conchi García dedicó su arte y su pasión a la preservación y promoción de las tradiciones musicales. «Con su pandereta no solo interpretó las melodías que han acompañado a generaciones de cántabros, sino que también formó a nuevos talentos, transmitiendo el amor por nuestra música y danzas a las jóvenes generaciones», ha remarcado. «Cada joven, cada niña o niño que quieran aprender a tocar la pandereta y cantar alguna tonada, será gracias a la dedicación de Conchi y a su magisterio» ha subrayado Martínez Abad.
«Hoy Cantabria llora su partida, pero su música, su voz y su pandereta seguirán sonando en el corazón de todos los que la conocieron y en la memoria colectiva de nuestra región», ha concluido el Ejecutivo sus condolencias, uniéndose al dolor de su familia y de todos los cántabros «que han perdido de manera a una de sus grandes defensoras y embajadoras de la cultura tradicional».
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