Transgénicos, más y mejor comida
Aunque el mercado está lleno de organismos genéticamente modificados, los investigadores siguen apostando por ellos como forma de paliar el hambre en el mundo y de prevenir enfermedades. Así está el panorama a día de hoy
pilar manzanares
Jueves, 8 de junio 2017, 08:08
Líquido enzimático para limpiar lentillas, insulina, detergentes con enzimas, casi el 50% de la ropa de algodón que vestimos (Paquistán, la India y Australia ... son los principales exportadores), productos alimentarios en los que ponga contiene soja o maíz OGM (siglas de Organismo Modificado Genéticamente) y ojo si te comes un filete o un huevo porque la mayoría de los animales son alimentados con maíz y soja transgénicos. Estos son solo algunos de los productos que hoy podemos encontrar en el mercado español, serían más si habláramos del mercado estadounidense, por ejemplo. ¿Y cuál es el problema? Pues según los expertos ninguno. Y es que los transgénicos que llegan a comercializarse son, simplemente, seguros. De hecho, "cada año se aprueban 20 o 30 variedades nuevas en el mundo", asegura José Miguel Mulet, quien cree que la oposición a los transgénicos está perdiendo fuelle porque "el apocalipsis anunciado por los ecologistas hace ya más de dos décadas" parece que no llega.
Director del Máster de Biotecnología Molecular y Celular de Plantas (CSIC-Universidad Politécnica de Valencia) e investigador en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), Mulet es además un excelente divulgador autor del blog Tomates con genes y de libros como Comer sin miedo , Medicina sin engaños y el actual Transgénicos sin miedo, editado por Destino. Con él empezamos a hablar de un tema que sigue suscitando no pocos debates.
Uno de los últimos, el verano pasado, se zanjó con el plante de 123 premios Nobel que en una carta pidieron a Greenpeace y otras organizaciones que les apoyan que suspendieran sus esfuerzos por bloquear la introducción de un arroz genéticamente modificado que promete reducir las deficiencias de vitamina A y paliar así entre uno y dos millones de muertes producidas por un déficit que padecen unos 250 millones de personas y que es la principal causa de ceguera prevenible en la infancia. La crítica que plasmaron en su carta abierta llamaba a los gobiernos del mundo "a rechazar específicamente la campaña de Greenpeace contra el Arroz Dorado, y los cultivos y alimentos mejorados a través de la biotecnología en general" y acababa con una durísima pregunta: "¿Cuántos pobres en el mundo deben morir antes de considerar esta oposición un crimen contra la humanidad?".
Pero antes de meternos en harina, dejemos claro primero una cuestión fundamental: ¿qué es un transgénico? "Por definición legal, no es más que un organismo que contiene un trozo de ADN de otro organismo que se ha metido en su genoma por métodos de ingeniería genética. E incido en con ingeniería genética porque el proceso es similar a lo que ocurre tanto de forma natural como artificial cuando hacemos un cruce o una hibridación", explica Mulet. Por eso, a veces se da la paradoja de que una misma hibridación puede ser considerada transgénica o no, todo depende de cómo se haga, a pesar de que el resultado sea exactamente el mismo.
Actualmente, como hemos visto, hay en el mercado animales, plantas y microorganismos transgénicos. Los más frecuentes, los que más usamos y los que más influyen en nuestro día a día son estos últimos, presentes en la mayoría de los fármacos. "El más popular y conocido es la insulina, pero cualquier medicamento que sea una proteína o un péptido lo más probable es que se desarrolle mediante OGMs, lo que permite abaratar los costes y disminuir los riesgos de contaminación", señala el investigador.
En el caso de los animales, solo un salmón está autorizado como alimento crece el doble de rápido que uno normal lo que es, como afirma Mulet, una "buena noticia" para el medio ambiente: "Una de las críticas a las piscifactorías es que no alivian la presión sobre la pesca, ya que para alimentar a los salmones utilizan harinas de pescado. La ventaja de este crecimiento rápido es que se necesita menos pienso para alcanzar el tamaño necesario y por lo tanto la huella ecológica es mucho menor". Amén de estos, los animales transgénicos se usan y mucho para investigar como modelos de enfermedades.
La gran contradicción
Y llegamos a las plantas que se usan para la agricultura, caballo de batalla que en materia de transgénicos enfrenta a investigadores y organizaciones ecologistas, principalmente. De estas, solo el maíz Bt se cultiva en Europa (un maíz que no se contamina con otras bacterias), porque fue aprobado antes de que se impusiera la estricta legislación que rige hoy en la Unión Europea (UE).
Francisco Barros, investigador del Instituto de Agricultura Sostenible, perteneciente al CSIC, conoce bien el tema. En el laboratorio en el que trabaja han creado una variedad de trigo apta para celíacos, pero ¿su futuro? "Hay que distinguir dos cosas. Una es el cultivo de estas variedades de trigo y otra muy distinta la comercialización de productos elaborados con estas harinas o incluso la importación de esta harina. La UE tiene muchas restricciones al cultivo de los transgénicos, pero no tiene tantas restricciones o es más fácil conseguir importar productos derivados de transgénicos. De hecho, la UE importa más de 50 productos transgénicos. Efectivamente la mayor restricción para estas variedades de trigo será su cultivo en la UE, pero posiblemente se podrán importar productos derivados de ella, aunque se cultiven en países terceros". Se da lo que claramente es un contrasentido: no se cultiva, pero luego sí se importa.
"La política de la UE sobre los OGM no tiene mucho sentido y claramente favorece a las grandes empresas multinacionales que son las únicas que se pueden permitir formular y llevar adelante los expedientes correspondientes de autorización de OGMs. Ello implica que solo se cultiva lo que interesa a estas grandes multinacionales. Creo que se puede hacer unas legislación mucho más económica que favorezca la comercialización de OGMs desarrollados por medianas empresas, acabando con el monopolio de las multinacionales. Todo ello manteniendo unos niveles altísimos de seguridad alimentaria", asegura con convencimiento Barros.
Para Teresa Capell, catedrática e investigadora de la Universitat de Lleida, la normativa de la UE en materia de transgénicos regula tanto el proceso de producción que "es imposible" sacarlos adelante. "Sin embargo en Estados Unidos, Canadá, Argentina o Brasil, donde regulan el producto resultante, sí serían viables. Por eso las empresas de biotecnología ya se han ido de Europa", agrega. En su grupo de investigación del Departamento de Producción Vegetal y Ciencia Forestal de la Universitat han creado una variedad de maíz que acumula tres vitaminas (A, C y ácido fólico) que podría evitar la ceguera en niños y, actualmente, trabajan en conseguir semillas de arroz que acumulen moléculas microbicidas como el anticuerpo monoclonal 2G12, y las lectinasgriffitsina y cianovirina. "En el primer caso hablamos de una mejora nutricional destinada a países donde el maíz es la base de su dieta, al igual que el arroz dorado era para los países en los que la población consumía mayoritariamente ese alimento.
En el segundo caso, el objetivo es demostrar que los cereales también pueden acumular medicamentos que podrían ser usados en los sitios donde fuesen necesarios, e este caso en países donde aún hay muchas infecciones nuevas por VIH, con el fin de evitarlas. Las semillas son perfectas para el traslado de medicamentos a países del Tercer Mundo por su estabilidad, porque no necesitan de neveras, aguantarían bien casi cualquier viaje.
Pero hablamos de digamos prototipos, hay que tener en cuenta que nosotros hacemos investigación básica y si se quisiera comercializar ya tendría que ser una empresa, gobierno o institución la que financiase esa otra parte del proyecto", explica la bióloga molecular. En resumen, el futuro de estos transgénicos y de tantos otros pasa por el interés de un laboratorio no europeo que transforme en producto la investigación básica hecha en España. "Entonces ese producto podría llegar al mercado europeo y comercializarse. Sé que suena raro, a nosotros nos lo parece, pero es lo que hay", concluye la investigadora tras recordarnos también que ya importamos mucho maíz y soja OGM.
Vacunas comestibles
Como vemos, hay plantas transgénicas que podrían ayudar a erradicar enfermedades. De hecho, existe una técnica llamada Molecular Pharming que intenta obtener fármacos o vacunas a partir de plantas transgénicas. ¿Qué ventajas tiene? "Muchas enfermedades endémicas en el Tercer Mundo podrían ser erradicadas mediante campañas efectivas de vacunación. Pero los problemas que nos encontramos vienen derivados del transporte refrigerado y la aplicación por vía subcutánea en zonas donde no existe la menor infraestructura que garantice la higiene. En muchas ocasiones la escasez de medios provoca que las campañas de vacunación sirvan para propagar otras enfermedades por tener que reutilizar las agujas. Por suerte, ya tenemos plantas transgénicas que sintetizan vacunas", explica Mulet.
Las ventajas son evidentes: se pueden hacer campañas de vacunación en lugares remotos llevando las semillas, fáciles de transportar como ya hemos visto, y sin usar jeringuillas. "Una vez cosechadas, se puede conseguir la inmunidad ingiriendo la planta o realizando una purificación simple a partir de plantas no alimentarias", señala el investigador de la Politécnica de Valencia. Hoy ya hay desarrolladas algunas, en fase de experimentación con animales, como una variedad de lechuga que inmuniza contra la hepatitis B creada por especialistas polacos de la Academia de Ciencias de Poznan, patatas que protegen del cólera fabricadas por William Landgridge en la Escuela de Medicina de la Universidad de Loma Linda (California), y tomates que inmunizarán contra la hepatitis y el cólera hechos en la Universidad Pontificia Católica de Chile.
Acabar con la hambruna
Y no solo curar o prevenir enfermedades como el cáncer, proyecto este último en el que colaboran Antonio Granell y Diego Orzáez, investigadores del IBMCP valenciano, en el que se ha desarrollado una variedad de tomate transformada con un gen de la flor Boca de Dragón que acumula un antioxidante llamado antocianina, los investigadores están convencidos de que gracias a los transgénicos se podría alimentar y paliar la hambruna en gran parte del planeta. "Partamos de la base de que este es un problema muy complicado, porque no solo está el factor de la producción de alimentos, también el del reparto, la justicia social... Dicho esto, uno de los argumentos que más se escucha es que en el mundo sobran alimentos y solo habría que distribuirlos bien. Y es probable que así sea, pero ¿quién y cómo va a hacer llegar el excedente de tomates de Murcia a Camboya?", argumenta Mulet. Por ello, el investigador apunta a los transgénicos como herramienta "fundamental" para paliar este problema. Y es que en zonas donde la agricultura es complicada principalmente por sequías o inundaciones habría que conseguir variedades que se adapten a esos terrenos y climas.
Y de eso él sabe mucho, ya que trabaja precisamente en plantas tolerantes a sequías: "Las ventajas de los transgénicos es que te permiten dar soluciones concretas. Por ejemplo, en mi caso trabajo para conseguir variedades que con menos agua consigan la misma producción o más, porque un ahorro de agua en condiciones de sequía puede lograr que salves la cosecha. Claro, igual en Europa que tenemos agua no nos interesa, pero en otras partes del planeta sí. Y que gente que tiene la nevera llena pontifique contra estos alimentos con eslóganes caducos me parece que es una actitud totalmente arrogante".
Por cierto, antes de acabar no debemos olvidar que ya hay personas transgénicas. Sí. "Son aquellas que han tenido que someterse a algún tipo de terapia génica, que es el nombre políticamente correcto que le han puesto a esta práctica, la misma que se hace con plantas o animales. A una persona con un gen defectuoso le ponemos el gen correcto", concluye Mulet. O sea, esa persona pasa a ser un organismo que contiene un trozo de ADN de otro organismo que se ha metido en su genoma por medios de ingeniería genética. Y eso, como ya sabemos, es la definición legal de transgénico. ¿Curioso, no?
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