El INE acaba de publicar su revisión sobre la economía de las regiones. Y resulta que en 2018 ni éramos los segundos más 'chulis', con ... ocho décimas sobre la media española de crecimiento; ni tampoco (revisión posterior) los terceros, con cuatro décimas sobre la media. Nada de eso: fuimos los décimos y crecimos menos que la nación. Pelotón de los torpes.
Esto supone que los debates sobre el PIB de Cantabria se han parecido a leyendas iroquesas escritas en hojas Excel. Cualquier parecido con la realidad era fortuito y, sobre uno de los asuntos fundamentales para la toma de decisión democrática informada, nuestro nivel de ignorancia era literalmente cósmico.
Quienes no veíamos la euforia ni el cielo color de rosa teníamos razón al escamarnos ante aquellos indicadores que chocaban con muchos datos parciales, entre ellos el empleo. Y aquellos que apelaban al INE con el argumento de autoridad, que es como apelar en una discusión teológica a la infalibilidad pontificia, ahora ven cómo la autoridad se envaina una espada sobre cuya hoja podríamos cruzar el estrecho de Gibraltar sin mojarnos los pies.
La revisión del INE confirma la deficiente evolución económica de la región y muestra la base ilusoria de las elecciones de 2019
Sobre aquellos optimismos de borrajas se hizo creer a Cantabria, en campaña electoral, abril de 2019, que todo iba muy bien. Creo que fue Unamuno el que inventó la palabra 'memocracia'. Hablaremos con la RAE: esta voz urge. Quizá si el ciudadano hubiera cobrado conciencia de que cierta manera de hacer las cosas nos estaba situando en posición rezagada dentro de la economía del país, su voto hubiera sido para que algunas estrategias cambiaran y no para que fueran reforzadas las que tan malos resultados estaban produciendo. La apariencia de información nos anonada, aturde, extravía.
La justicia tardía es menos justicia. La medicina tardía se carga al paciente. Y la sociología tardía se cepilla la democracia, porque hace que las decisiones se funden en fantasmas.
Así, de 2015 a 2019, en cinco años, Cantabria creció menos que España durante cuatro, y en 2017 se situó solo una décima por encima. Como para aplaudirlo, si se nos hubieran quedado frías las manos. 'Fantasmocracia', poder del dato fantasma: consultarémoslo también.
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