El Mupac: continente y contenido
La clave para resolver la vieja aspiración de contar con un museo con el tesoro prehistórico de Cantabria, debe estar entre lo económicamente viable y lo digno
Manuel Ángel Castañeda
Domingo, 5 de julio 2020, 07:56
Hace poco más de una semana, el vicepresidente del Gobierno de Cantabria y consejero de cultura dio a conocer el proyecto ganador del concurso para ... diseñar la nueva sede del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria. El proyecto arquitectónico es espectacular y ha sido muy bien acogido. Lo primero que sorprende, gratamente, es que el nuevo Gobierno, que se formó hace ahora un año, haya sido capaz, en poco tiempo, de desarrollar, adjudicar el concurso y tener ya listos los planos para construir el Mupac. Un gesto que reafirma el deseo del Gobierno de llevar adelante una infraestructura cultural de primer orden.
Para los cántabros con memoria y años, esta presentación insufla optimismo, pero no disipa el escepticismo acerca del final de una idea que lleva años moviéndose en círculos concéntricos, sin encontrar salida. Allá por el año 2003, más de tres lustros nos contemplan, vimos la maqueta de lo que iba a ser el Mupac, entonces ubicado en la Vaguada de Las Llamas. El futuro edificio recordaba el paisaje de los Picos de Europa y la maqueta fue elevada a la categoría de obra de arte, al ser expuesta en el MoMa de Nueva York. Aquella iniciativa quedó, como tantas otras, en el olvido. Más tarde, en el año 2010 se inauguró la actual ubicación del Mupac, en el sótano del Mercado del Este. Se informó de que era un museo provisional, aunque ya algún político avanzó que podría ser definitivo. Ahora, la vieja reivindicación santanderina vuelve al primer plano. La situación económica, tras el agujero financiero abierto por la crisis del covid-19, es altamente preocupante, y las dudas acerca de la viabilidad presupuestaria del nuevo museo y el edificio administrativo anexo se acrecientan.
Cantabria, como el resto de España, necesitará durante unos años destinar una buena parte de su presupuesto a reactivar la economía, mejorar su servicio sanitario y atender las necesidades de los nuevos miles de personas sin empleo, que se suman a los ya existentes. Si, además, como parece previsible, la recaudación tributaria se reduce por la caída del consumo… ¿De dónde se restarán fondos para atender la construcción de este proyecto?
La segunda incógnita es si el Mupac necesita tanto espacio para exponer de manera, no solamente digna, sino espectacular sus fondos arqueológicos. Una visita a la sede actual nos indica que, conteniendo la mejor colección de restos prehistóricos del mundo, ese tesoro no precisa de salas de grandes dimensiones, porque las piezas expuestas son, en general, de muy pequeño tamaño. No se trata de un edificio para albergar cientos de cuadros de grandes dimensiones, ni locomotoras antiguas o monumentales piezas escultóricas, sino más bien diminutas agujas talladas en hueso u objetos de enorme valor, como los bastones de mando, que no alcanzan ni el metro de longitud. Otra cuestión es la necesidad de contar con una buena infraestructura para que los investigadores y arqueólogos puedan trabajar en el estudio de nuevos restos hallados en las excavaciones, o para documentar el material existente. Pero para cumplir ese cometido no es preciso edificar un inmueble de alto coste en el centro de Santander. Se puede levantar un excelente laboratorio en cualquier lugar de la periferia, con la posibilidad de contar con estacionamiento para los coches de los trabajadores y sin incrementar la presión del tráfico rodado en una de las zonas más congestionadas de la ciudad.
Algunas voces propugnan, por ahorro y por dimensionar adecuadamente la sede del Mupac, que su actual ubicación, en el sótano del viejo Mercado del Este, puede ser útil como ubicación definitiva, si se aprovecha la planta superior para ampliar el espacio y dotar al Mupac de una entrada acorde con su importancia, en lugar del acceso lateral, casi vergonzante, que tiene en el presente. Indemnizar a los hosteleros y comerciantes (pocos) que tienen contratos en la planta superior del viejo mercado e invertir los euros precisos para dar uso a ese espacio, supone una parte ínfima del coste del nuevo edificio en Puertochico. En el presente, el proyecto del equipo de arquitectos ganador del concurso es brillante, novedoso y, sin duda, resolverá la afrenta de tener durante años un solar infrautilizado y estéticamente deplorable, en una de las zonas más interesantes de Santander. El deseo del gobierno de construir un Mupac en el que el continente concuerde con la importancia del contenido resulta lógico y es defendible. La clave para resolver de la mejor manera la vieja aspiración de contar con un museo que muestre el tesoro prehistórico de Cantabria, debe estar entre lo grandioso y lo útil, entre lo económicamente viable y lo digno. Y es momento de no olvidar que, en ocasiones, lo mejor es enemigo de lo bueno. Cantabria tiene una joya con el Museo de Altamira y la reproducción de las pinturas, un centro que es de los más visitados de España. Ahora toca dotar de un museo que explique y muestre el arte y las labores de nuestros antepasados. Para ello es imprescindible evaluar cuánto espacio se necesita o dicho de otra manera ¿Qué piezas de primer nivel no caben hoy en el actual Mupac?
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión