La investigación de un castillo medieval brinda hallazgos aún más antiguos en Iguña
Los arqueólogos Lino Mantecón y Javier Marcos han delimitado la fortaleza de los Picones y encontrado elementos de la Edad del Bronce
Cuando un arqueólogo empieza su trabajo de campo sabe qué buscar, pero no lo que se va a encontrar. Y, de vez en cuando, lo ... que estaba esperando enterrado a la paleta o el pincel merece cualquier esfuerzo. Bien lo saben Lino Mantecón y Javier Marcos, arqueólogos que, en su última actuación hasta el momento, comenzaron con la investigación de un estratégico castillo medieval y terminaron desenterrando «niveles mucho más antiguos», con fragmentos incluso de la Edad del Bronce y de inicios de la Edad del Hierro. Gracias a la Dirección General de Cultura y Patrimonio Histórico del Gobierno de Cantabria, el dúo de investigadores ha terminado el trabajo de campo arqueológico en lo que se conoce como el castillo de los Picones, entre los municipios de Bárcena Pie de Concha y Molledo.
Una fortaleza altomedieval «de gran importancia en el tráfico de mercancías, fundamental desde el punto de vista del control del territorio, como frontera de las Asturias de Santillana, y que se asocia a varias torres y recintos fortificados localizados junto a la conexión con la Meseta», explican en un primer análisis. A partir de ahí, Lino Mantecón ha reconocido que esa investigación «guardaba sorprendentes secretos entre sus muros enriscados».
La fortificación muestra una torre y muros de una edificación medieval que ellos mismos descubrieron hace 25 años, pero que hasta ahora no había sido posible excavar, hasta que Cultura ha apostado por ello. Y ha salido cara en cuanto a la importancia en sí del castillo, ya que ha sido uno de los hallazgos del año.
Cerámica del Bronce
Para sorpresa de los arqueólogos, debajo de ese primer nivel «hemos encontrado niveles mucho más antiguos. Tenemos fragmentos de una cerámica de finales de la Edad del Bronce o principios de la Edad del Hierro». Ahora, habrá que esperar a que continúe la investigación «para saber si bajo tierra existen estructuras construidas de aquella época, porque es posible que la cimentación fuese de un periodo mucho más antiguo».
La espera para saber algo más sobre la datación de lo recogido hasta el momento queda en manos del laboratorio, material que incluye desde cerámica medieval a casquillos de la Guerra Civil. «Datos que podremos conocer en no mucho tiempo gracias al apoyo de la Consejería de Cultura».
Los dos arqueólogos han coincidido en que acabada la labor de campo, «ahora nos queda todo el estudio de los materiales recogidos en una campaña que ha sido muy fructífera en cuanto a los objetivos que nos habíamos marcado, como la delimitación de lo que son los muros del castillo», detalla Marcos.
El asunto principal, la investigación que les ha llevado a una zona escarpada y de muy difícil acceso es un castillo que cuenta con documentación escrita desde el siglo XI, ligado al pago del tráfico de mercancías por esa conexión con la Meseta. Se sabe que desde el siglo XI estuvo en poder de la Monarquía, y ya a finales de la Edad Media, desde el siglo XIV al XV, pasó a ser del Señorío de la Vega. «Se levanta junto a la calzada que todos conocemos y está jalonado de pequeñas torres medievales, entre ellas la más conocida, la de Cobejo, pero hay otras», han explicado.
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