Las obras de emergencia del Puente de Oruña acabarán a finales de septiembre

Por ahora, los trabajos de consolidación que aún se están desarrollando desde el pasado mes de diciembre han perseguido lograr su estabilización desde la base y la supervivencia de uno de los representantes más importantes del patrimonio arquitectónico del municipio -está declarado Bien de Interés Cultural (BIC)-. A estas alturas, las obras del puente se encuentran muy avanzadas, según apuntaron a El Diario Montañés desde la Consejería y, de hecho, la estructura se encuentra ya «consolidada» y anclada.

Con ello, atrás queda el temor generado durante estos últimos meses ante las deficiencias estructurales que presentaba el paso, que había quedado herido de gravedad, a causa de las últimas inundaciones que azotaron especialmente la zona. Para la Consejería de Obras Públicas, Ordenación del Territorio y Urbanismo, estas labores han supuesto una inversión cercana al millón de euros, una dotación mucho mayor de la prevista antes de que dieran comienzo los trabajos dado que, cuando entró la maquinaria, se detectaron una serie de problemas que ponían en riesgo su estabilidad.

Básicamente, el tajamar principal de la estructura había sido arrastrado por la corriente y su pérdida había provocado un mayor agrietamiento por toda su estructura. Por eso, entonces, el propio consejero José Luis Gochicoa anunció que, aunque la estabilización del puente supondría más tiempo y mayor inversión de la inicial, se había llegado «a tiempo».

Mientras desde la Consejería se llegaba a la manera de dar solución a esos imprevistos sobrevenidos, en la zona, la preocupación vecinal sobre el estado del puente volvía a salir a la palestra ante la aparición de nuevas grietas. Para ese mismo movimiento social que años antes se había creado con el fin de solicitar una rehabilitación de la estructura, el ritmo de los trabajos de emergencia, señalaban, no era el deseado y su mayor temor era que el puente estuviera «herido de muerte».

El pasado mes de mayo, cuando los trabajos se encontraban en su segunda fase de afianzamiento, el propio consejero visitó las obras, junto a una amplia comitiva de técnicos y representantes políticos, entre los que se encontraba el ingeniero Miguel Ángel Rodríguez, considerado uno de los mayores expertos en geotecnia a nivel nacional. En aquel encuentro se explicó que se había ajustado la estructura a la piedra, de arriba a abajo, con maquinaria profesional y que se habían utilizado unos 300 metros cúbicos de hormigón, a tres metros de profundidad, para rematar el afianzamiento de la estructura al fondo del río. Además, se disiparon otra serie de dudas al tiempo que se aclaró que la estructura había estado en todo momento vigilada ante un posible oscilamiento de su inclinación con la instalación de varios inclinómetros, que medían a tiempo real con un sensor digital si el puente sufría alguna variación sobre su eje.

Los dos meses que faltan para la conclusión de las obras, darán paso al proyecto que se debería haber llevado a cabo, si no fuera por los daños de las riadas.