«Hay que hacer equipo, crear vínculo y confianza»
Jon Arraibi | Adiestrador canino ·
Jon Arraibi decidió dedicarse profesionalmente al adiestramiento canino, abriendo su propio centroA veces sucede que una pasión se termina transformando en un oficio. Eso es precisamente lo que le pasó a Jon Arraibi. Su pasión por los perros y su interés por conocer más sobre ellos y su comportamiento le llevó a formarse como adiestrador canino, culminando en enero de este año con la puesta en marcha de su propia empresa de adiestramiento, Dog Train, ubicada en la pedanía castreña de Baltezana.
Y es que, como el propio Arraibi explica, esta es una de esas profesiones que «tiene que ser vocacional», porque el profesional de este campo tiene que tener «amor por los perros y ser capaz de entenderlos». Arraibi fue descubriendo «poco a poco» que el mundo del adiestramiento canino le gustaba, cuando más iba conociendo y aprendiendo de forma autodidacta, más quería saber, por ello decidió enfocar esta pasión a su profesión, formándose en centros especializados para tener «una base más sólida y reglada» y poder empezar a trabajar en este ámbito. Con respecto a la formación, el adiestrador cuenta que tiene que ser continua, y que no se trata solo de trabajar con perros, si no que hay que aprender a tratar con ellos, ver como trabajan otros compañeros y poner en práctica «todo lo que uno puede aprender» en la formación que ofrece un centro especializado.
El emprendimiento llegó a continuación, cuando, al contar con «un buen número de clientes» y recibir «buenas impresiones» de las familias, se planteó emprender y crear su propio espacio de adiestramiento. A éste acuden cada día diferentes familias que tienen perros con problemas de conducta y comportamiento, aunque también se acercan al centro algunas familias que quieren conocer mejor a su can y por ello acuden a un espacio como el de Arraibi. Por ello, el adiestrador no trata únicamente con los perros, si no que también tiene que acompañar a las familias en el proceso, algo que tiene su complejidad también, ya que, según cuenta, hay personas que acuden en un estado emocional «más difícil, debido a la preocupación por el comportamiento de su perro». Para poder ayudar a las familias, Arraibi tiene que saber sobre su día a día, obteniendo información necesaria para poder adiestrar al can. Por eso en su trabajo es igual de importante llegar al perro que a la familia, tiene que conocer cómo es la relación de las personas con sus perros e ir observando el proceso, llegando a afirmar que un 20% del trabajo lo realiza con el perro, mientras que el otro 80% lleva a cabo con las familias.
«No solo hay que pensar en lo que el perro aporta a la persona, también en lo que el dueño aporta al perro»
El adiestrador cuenta que lo que más le gusta de su oficio es lo que aprende de cada perro, ya que es «muy gratificante» entenderlos y trabajar con ellos directamente. Hay que hacer equipo, crear vínculo y confianza, mejorando su calidad de vida y ver cómo las familias lo agradecen. Por otro lado, lo que menos le agrada es que cuando hay casos en los que no ha estado «totalmente afinado», ve que la mejora es más lenta o que no mejora lo que él quiere, siendo estos casos poco habituales.
Para finalizar, algo que quiere destacar Arraibi es que a la hora de decidirse a tener un perro no hay que pensar únicamente en lo que el can aporta a la persona, si no en lo que el dueño aporta al perro, teniendo en cuenta sus necesidades, emociones, novedades y retos.
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