La familia de Concha Espina pone a la venta su casa de Mazcuerras por 895.000 euros
La salida al mercado inmobiliario de la propiedad supone un cambio de guion con respecto a la intención de Cultura de adquirirla con un fin divulgativo
«Ni museo ni musea». La casa de la escritora Concha Espina en Mazcuerras no será, de momento, un espacio museístico para conocer más de ... cerca la vida y la historia de la autora. Así lo explica una de las herederas del inmueble –que reside aún en la casona del siglo XIX– que puso en venta la propiedad el pasado miércoles en un portal inmobiliario por 895.000 euros.Y eso solo el continente, es decir, la construcción como tal, sin los elementos personales e inéditos que reflejan cómo vivió y con quién se codeó la escritora. Es decir, lo que verdaderamente tendría valor a la hora de exponerse en un museo.
La salida al mercado inmobiliario de la propiedad, que posee 300 metros cuadrados distribuidos en tres plantas y un jardín que mide casi el doble, supone un cambio de guion con respecto a la intención de la Consejería de Cultura –contaba con el beneplácito del Ayuntamiento– de adquirir la casa con un fin divulgativo. El motivo parece ser la falta de acuerdo entre la anterior consejera de Cultura y actual directora general,Eva Guillermina Fernández, y una de las propietarias del edificio acerca del precio de la vivienda. Aunque en un principio todo fueron parabienes, las conversaciones se enrocaron por una diferencia de más de 300.000 euros.
La exconsejera explicó ayer a este periódico que tras realizar una visita a la localidad hace un año «pedimos una tasación», que determinó que la construcción –sin el material que alberga en su interior– tenía un valor de 580.000 euros. «Entonces ya era bastante menos de lo que estimaba la propiedad, que lo vendía a un precio aún por encima de los 895.000 euros actuales», aseguró la directora general. Todo, «teniendo en cuenta que la estructura por sí sola no deja de ser una casa, ya que lo importante ahí son los objetos de valor (retratos, dedicatorias, manuscritos, obras originales...) que integrarían el museo». La Consejería de Cultura, apunta Fernández, «no puede adquirir un bien por un precio desorbitado con respecto al valor de tasación». La conversión del edificio en una sala museística «no requeriría además una inversión importante, ya que se conserva más o menos en buen estado y cuantos menos aspectos se modifiquen, mejor». Se trata de ahondar en la huella de la escritora. Eso, en caso de que se abra un museo. Si la edificación se destinara a vivienda, otro gallo cantaría. Aún así, como el inmueble pertenece a varios herederos, la directora general de Cultura adelantó ayer que «he recibido un correo electrónico de otra de las propietarias y continuamos teniendo interés en negociar». Por lo que nada está perdido.
Diferencias
O sí, para la titular con la que ha contactado este periódico no hay mucho que hacer mientras la Consejería no mejore el precio de tasación. Ella misma tildó ayer la propuesta del Ejecutivo de «mala praxis». «Han tasado la casa como si fuese una vivienda al uso, sin tener en cuenta que se trata de un bien cultural y singular». Precisamente por eso, ella misma –relataba algo indignada– contrató a un equipo de expertos «en viviendas singulares para que hiciesen la tasación», aunque tampoco aclara cuál fue el resultado de la misma.
Con respecto al material inédito que se conserva dentro de estos muros, la heredera asegura que «yo sé lo que valen porque sé lo que hay y no voy a permitir que nadie venga a decírmelo». Según ella, «la casa en sí misma es ya es un museo y todo el mundo me dice que es una barbaridad venderla, porque conserva pertenencias de gran valor para Concha Espina». De todas formas, recuerda a su vez Fernández, «para hacer una tasación sobre el material que hay dentro, antes es necesario realizar un inventario y desde la Consejería tampoco logramos acercar posturas acerca de cómo articular el interior del museo, íbamos a dejarlo para más adelante, una vez compráramos el edificio». Ahora, tras la salida al mercado de la casa de Concha Espina en Mazcuerras, se abre el abanico de posibilidades
La casa de las Magnolias, otro palacio decimonónico vendido
Hay muchas más por Cantabria, pero en Mazcuerras se ha vendido la casa-palacio ubicada justo frente a la residencia de Concha Espina. La conocida como Casa de las Magnolias , propiedad de la familia de la escritora Josefina Aldecoa, fue adquirida en junio de 2024 por el empresario Marcos de Quinto, que pagó por ella dos millones de euros. La hija de Aldecoa y su marido, el paisajista Isaac Escalante, se deshicieron del emblemático complejo, seña de identidad de la localidad, pero un bien patrimonial difícil –y costoso– de mantener. Entre Aldecoa y De Quinto existía una relación personal que animó al expolítico a comprar.
La construcción se mandó construir en 1882 y su primer propietario fue el indiano Pedro Fernández-Campa, amigo del Marqués de Comillas, Antonio López. Fruto de esta relación, la casa fue inaugurada por el rey Alfonso XII y sería más tarde empleada como residencia de verano por su esposa y sus hijas. Ya entonces se convertiría en el epicentro de la nobleza y la cultura. Seguiría siéndolo un siglo después, pero esta vez bajo la batuta de Josefina Aldecoa que la adquirió en 1975 tras el fallecimiento de su esposo. Bajo los esbeltos techos de este palacio enorme vivió y escribió parte de su obra la autora de 'Historia de una maestra', que definió esta casa como «su lugar en el mundo». Concha Espina también sintió a Mazcuerras como uno de sus lugares en el mundo. En su obra, hablaba de un pueblo conocido como Luzmela, que no era otro que Mazcuerras. Así le puso el nombre a su propia morada.
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