Fallecen tres amigos de entre 22 y 25 años en un accidente de tráfico en Virgen de la Peña
Las víctimas, Pau, Borja y Álex, eran vecinos de Cabezón de la Sal y Mazcuerras, que han decretado tres días de luto oficial | El coche en el que viajaban se salió de la calzada, dio varias vueltas de campana y acabó impactando contra el muro del bar Los Abetos
La noche del sábado al domingo dejó en Cabezón de la Sal uno de los sucesos más trágicos que se recuerdan en Cantabria. Tres jóvenes de 22, 23 y 25 años, todos ellos vecinos de la zona y muy conocidos en la comarca, perdieron la vida como consecuencia de un accidente de tráfico que tuvo lugar alrededor de las doce y media de la noche en el pueblo de Virgen de la Peña. Pau Solá, Borja Díaz y Alejandro Fernández (Álex) viajaban juntos en el único vehículo implicado en el suceso, que se salió de la vía por causas que se desconocen y acabó impactando contra el muro del aparcamiento del restaurante Los Abetos. Si la muerte de tres personas en accidente de tráfico causa ya una profunda conmoción en cualquier circunstancia, mucho más cuando los fallecidos son jóvenes y los hechos ocurren en una comunidad pequeña como Cantabria, que este domingo amaneció con un golpe difícil de asimilar. Los ayuntamientos de Cabezón de la Sal y Mazcuerras, de donde eran los implicados, que formaban parte del mismo grupo de amigos, han decretado tres días de luto oficial.
Según explicaron a El Diario Montañés fuentes familiares, las víctimas regresaban de celebrar una cena con amigos en San Cipriano. Al volante del turismo, un Seat Cupra, se encontraba el más joven de los tres fallecidos, Pau Solá, de 22 años y vecino de Casar de Periedo, una de las pedanías de Cabezón. En Casar habían hecho una parada y se desplazaban hacia a la capital del municipio cuando el vehículo se salió de la vía poco después de dejar atrás la gasolinera de Virgen de la Peña. Exactamente en el el punto kilométrico 244,9 de la carretera nacional N-634 que transcurre en paralelo a la vía del tren.
En la recta que desemboca en la glorieta junto al nuevo puente sobre el río Saja, el coche en el que viajaban los jóvenes atravesó la isleta que hace de mediana, tomó impulso y dio varias vueltas de campana a lo largo del carril contrario antes del impacto definitivo tras recorrer cerca de 25 metros. En ese momento no circulaba ningún vehículo por el carril invadido, así que no hubo más implicados. «Había un coche aparcado que esquivaron por muy poco. Si llegan a chocar contra ese coche y no contra la pared, igual el impacto habría sido menor y lo habrían contado», apuntaba un vecino de la zona.
Las claves
Sobre el terreno
El suceso ocurrió a las doce y media de la noche y al lugar se desplazó un equipo de psicólogos para asistir a familias y amigos
Las circunstancias
La calzada, renovada en los últimos años, está en buen estado, aunque había llovido mucho. Tráfico está investigando las causas
Antes del impacto
El turismo abandonó su carril por causas que se desconocen, cruzó una isleta que hace de mediana y se desplazó 25 metros
Hasta el lugar del suceso se desplazaron efectivos del sector de Tráfico de la Guardia Civil, sanitarios del 061 y también de los bomberos autonómicos del parque de Valdáliga. Tanto el piloto como el copiloto murieron prácticamente en el acto, mientras que el chico que iba en la parte trasera aún se encontraba con vida cuando le estaban excarcelando, pero falleció a los pocos minutos.
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Alrededor de las tres de la madrugada, la grúa retiró el vehículo, muy dañado por el fuerte impacto. En ese momento ya habían llegado a la zona familiares de las víctimas y otros miembros de la pandilla de amigos, que fueron atendidos por un equipo de psicólogos del Gobierno de Cantabria, activados al constatarse la extrema gravedad del choque y sus mortales consecuencias.
¿Qué provocó esa salida de vía? Eso es lo que están investigando ahora los efectivos de la Guardia Civil de Tráfico. Aparentemente, en la carretera no se aprecian restos de frenada, solo la marca que dejó el turismo al desplazarse por el asfalto. «La carretera estaba muy mojada», apunta el encargado de Los Abetos, que en el momento del accidente ya se encontraba cerrado. Desde la Delegacion del Gobierno añaden que la vía se encuentra en buenas condiciones de conservación. Además, el tramo se reformó «hace unos años» en el marco de una serie de actuaciones que acometieron diferentes administraciones.
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Si en toda la comarca no ha habido otro tema de conversación, mucho más en Los Abetos, en cuyo exterior todavía a primera hora quedaban restos de la carrocería. «No quiero ni mirar. Llevo toda la noche sin dormir de los nervios», señalaba una vecina, que rememoraba el momento en el que se enteró: «Me llamaron diciendo 'Que se han matado tres, que se han matado tres'. Al principio no sabíamos quienes eran, pero les teníamos que conocer, seguro. Y claro que les conocíamos...».
Por un motivo o por otro. A Pau Solá y a su familia por colaborar con la organización de la Feria de la Alubia de Casar de Periedo; a Borja Díaz, de 23 años y vecino de Cabezón, por su paso por distintos clubes de fútbol y por haber trabajado en un conocido bar de copas de la zona; a Alejandro Fernández, Álex, de 25 y residente en Herrera de Ibio, por su gran afición a la caza y a la pesca... «A las tres de la madrugada pasé por la casa de los abuelos de uno de ellos y aquello era horrible. Vaya forma de acabar el año. Vaya Navidad les espera...», decía otra mujer.
En Los Abetos, una grupeta de ciclistas recordaba que Álex había competido también hace unos años en este deporte. Otra pandilla de jóvenes, que tenía pensado hacer una salida mañanera en moto, explicaba que lo habían cancelado porque «no había ganas para nada». Compañeros de colegio, de trabajo, por amigos en común... Todos en Cabezón y Mazcuerras tienen algún vínculo con los fallecidos.
Cantabria acumula 19 fallecidos en las carreteras este año
A falta de un mes para que termine 2025 y tras el trágico suceso de ayer, Cantabria acumula en lo que va de año 19 fallecidos por accidente de tráfico, más que en todo el ejercicio anterior. También causó gran conmoción por la juventud de las víctimas el que tuvo lugar en marzo en el puerto de Lunada, donde se despeñó un vehículo en el que viajan cuatro madrileños (el mayor tenía 21 años) que venían a la comunidad autónoma para pasar un fin de semana en una casa rural. También jóvenes –volvían a casa tras asistir al Rally de Hoznayo– eran los dos fallecidos en junio en el puerto de Estacas de Trueba, ya en la provincia de Burgos.