La Mancomunidad de Siete Villas conciencia a los jóvenes contra el acoso escolar
El Instituto de Meruelo ha acogido unas sesiones impartidas por los policías Fernando Cerro y José Luis Arranz que combinan teórica y práctica para formarles frente a este problema social
El proyecto para educar y concienciar contra el acoso escolar puesto en marcha por el Ayuntamiento de Noja junto dos policías locales se ha impartido recientemente también en el Instituto de Meruelo con el fin de acercar esta formación a los adolescentes.
Hasta ahora, la iniciativa se había desarrollado, con gran aceptación, en el colegio público Palacio, de Noja, pero el Consistorio quería que no se limitará solo a los escolares de Educación Infantil y Primaria, sino que llegará también a los jóvenes de la villa que estudian fuera la Educación Secundaria.
Es por ello, que la edil de Educación y Juventud, Rocío Gándara, contactó con la Mancomunidad de Siete Villas que, tras una reunión con los promotores del proyecto, los agentes Fernando Cerro y José Luis Arranz, decidió, junto al Instituto de Meruelo, impartir esta formación a los adolescentes de este centro al ser «una apuesta muy acertada que la juventud necesita».
De este modo, alumnos de diferentes edades han recibido clases teóricas sobre diferentes aspectos del acoso escolar. Igualmente, se han desarrollado con los estudiantes casos prácticos, experiencias y situaciones reales, evitando en todo momento el contacto físico y manteniendo la distancia de seguridad entre monitores y alumnos.
El proyecto denominado 'Stop Bullying. ¿Sabes que eres la pieza?' está impartido por Cerro, experto en defensa personal, y Arranz, experto en acoso escolar. Ambos han adaptado los contenidos a las diferentes edades de los alumnos, siempre con el objetivo de que tanto la charla como los ejemplos prácticos estén directamente relacionados con las vivencias que tienen los propios jóvenes
En cuanto al desarrollo de las sesiones, Cerro explicó que los alumnos de más edad suelen ser «los más reacios porque creen que se están chivando», pero una vez superada esa barrera, «todos están muy contentos». En la actividad, dice, «no se trata de leerles un manual» sino que se abordan «casos prácticos y reales, experiencias y anécdotas con las que se les intenta implicar». Los cursos muestran «qué es el bullying y, sobre todo, los efectos que puede llegar a tener en cada uno de nosotros». Para ello, señala el agente, «les hablamos de nuestra experiencia, de los casos que nos llegan, pero también de la parte penal a la que pueden enfrentarse».
En este sentido, Arranz añade que «no podemos ir solo con teoría porque los jóvenes desconectan. Lo hacemos muy participativo desde el primer día, hablando sobre diferentes culturas, las experiencias y los casos que les llegan y cómo se vive el acoso escolar en otros países».
Los policías cuenta que la pandemia les ha obligado a modificar un poco el funcionamiento de estas charlas, en las que teoría y práctica van de la mano. En la parte práctica tratan de enseñar a los jóvenes nociones básicas de defensa personal para «empoderar a los que necesitan un impulso». Los contenidos y el modo de transmitirlos se modifican en función de las edades. «Con los más pequeños realizamos juegos para que sea más ameno y que lo aprendan de forma práctica», mientras que a los mayores se les alerta sobre las «consecuencias legales del delito». A este respecto, Arranca apunta que los jóvenes tienen un concepto equivocado del acoso escolar ya que la mayoría solo lo relacionan con la agresión física.
Las sesiones del proyecto han tenido una gran acogida y tanto la dirección como los jefes de estudios de los centros de Noja y Meruelo «han quedado muy contentos», afirman Arranz y Cerro, por lo que se está trabajando en una continuación que, por el momento, ya se ha confirmado en Santoña.
Todos los implicados en esta iniciativa coinciden en señalar que son los propios jóvenes los que están dando a conocer lo aprendido en sus casas y en sus círculos cercanos. En este sentido, tanto Cerro como Arranz han recordado que el proyecto no se limita a unas charlas y a clases de defensa personal. «Seguimos estando ahí para cualquier consulta que los jóvenes necesiten más allá de las charlas».
Ambos agentes gestionan una ONG de ayuda a los jóvenes y atienden las dudas y preguntas tanto de padres como de hijos a través de sus correos electrónicos. Además, han instalado buzones en los centros educativos a los que han acudido para que cualquier alumno pueda avisar de posibles casos de bullying de forma anónima.
El acoso escolar ha adquirido mayor relevancia social en los últimos años. Padres, profesores y alumnos han levantado la voz contra un problema que se ha vivido durante décadas y que ha tenido importantes consecuencias en el crecimiento social y personal de muchos menores. La llegada de las redes sociales ha provocado, además, que dicho acoso trascienda el ámbito puramente escolar y se traslade también al entorno digital, en el que las fronteras y los horarios se diluyen.