«Mi hija volvió a casa pensando que le habían detenido, pero le habían soltado y volvió para matarlas»
Nieves Montes, madre de la mujer asesinada junto a su bebé: «Llamé a José y le supliqué que me dijera dónde estaban. Me contestó que no tenía ni idea» | Minuto de silencio frente al Ayuntamiento de Santander por el doble crimen de Liaño y las mujeres asesinadas en Alicante y Girona
José Carlos Rojo y Candela Gordovil
Santander
Martes, 21 de diciembre 2021
. «Estamos todos destrozados, aún no entendemos cómo pudo suceder. ¿Cómo no lo detuvieron cuando era su deber?». El entrecomillado pertenece a Nieves Montes, madre ... de Eva Jaular, la mujer asesinada en Liaño a finales de la pasada semana junto a su bebé, presuntamente, a manos de su expareja, José Reñones Calvo, también padre de la pequeña. «Mi hija volvió a casa pensando que lo habían detenido;pero sólo lo echaron de casa, él se dio un paseo, y luego regresó para matarlas», expresó, desolada, en el tanatorio de La Albericia, en Santander, donde ayer se celebró el velatorio por ambas víctimas.
«Muy nerviosa y con sensación de impotencia», Nieves atendió a este periódico para expresar su indignación por una situación que califica de «incomprensible». «La Guardia Civil se ha portado de maravilla con nosotras. Nos ha tratado muy bien, sobre todo la Científica;pero el agente en concreto que acudió aquella noche a Liaño conocía las amenazas que había sufrido mi hija porque estuvo presente cuando declaró en noviembre para que le pusieran la orden de alejamiento;y, pese a todo, no hizo nada».
Lamentó que nadie llegara a adivinar el peligro real que entrañaban las amenazas de José Reñones. «Mi hija minimizaba los hechos para tenerme tranquila. No me contó mucho de lo que le había pasado porque sabe que si llego a conocer los detalles, no sé lo que habría hecho. Yella lo sabía».
Por poner un ejemplo, Eva no le dijo a su madre que la mañana del jueves había tenido que avisar a la Guardia Civil de que su expareja había regresado al hogar familiar. «Pensaba que así me protegía, porque sabía que era algo que me ponía muy nerviosa». Tampoco le confesó lo sucedido por la noche, cuando por segunda vez consecutiva en un mismo día la mujer tuvo que llamar al cuartel para avisar de que su expareja había vuelto a quebrantar la orden de alejamiento.
«Si le hubieran detenido podría haberla matado otro día. Quizá el sábado, o el domingo, pero no le habría pasado nada a mi nieta, porque se viene conmigo todo el fin de semana», reflexionó con lágrimas en los ojos.
La imagen del dolor
La mañana del viernes Nieves aguardó a que Eva le dejara a su nieta, como hacía cada día, a eso de las ocho menos veinte de la mañana. «Aquel día no venía, no venía... Tampoco me llamaba. Supe al instante que estaba pasando algo raro». Las riñas y peleas con su expareja no eran cosa nueva;«pero otras veces me había avisado. Me había llamado de que se había ido al cuartel o algo».
Así que cogió el coche y corrió a la casa familiar de Liaño. Llamó a la puerta y nadie respondió. «Cogí una piedra, rompí el cristal y entré en la casa. Aquello... no había palabras para describirlo:todos los muebles tirados, la cuna de la niña destrozada. Y ya abajo vi que estaba tirada la playera y el gorro de mi nieta. Ahí es cuando me temí lo peor. Dije, ¡las ha matado, las ha matado!».
Inmediatamente llamó a la Guardia Civil. «Les dije que las había matado y ellos insistieron en que si no estaban en casa era porque se habían ido y yo les insistí que no, que iban a estar muertas».
Los agentes tardaron unos minutos en llegar. Inspeccionaron el hogar y no tardaron en hallar los cadáveres escondidos bajo una lona en el corral de la casa. «Me dijeron que era imposible que no los hubiera visto, pero es que era una imagen tan espantosa que igual no quise verla porque de verdad que no las vi».
En esos momentos de confusión, Nieves no encontró otra alternativa que telefonear al presunto homicida. «Le dije:¡José! ¡José! Dime por favor dónde están... Te suplico que me digas dónde están. Yél me contestó que no tenía ni idea, que estaba muy preocupado y que iba a poner la denuncia».
Funeral suspendido
Estaba programado que los cuerpos de Eva Jaular y su bebé, de sólo once meses, fueran incinerados a las dos de la tarde en el cementerio de Ciriego; pero a primera hora de la mañana llegaron las instrucciones del juzgado: «El curso de la investigación obliga a que sólo puedan enterrarlos». Son decisiones que el juez toma por si es preciso continuar con el examen forense. La noticia cayó como una losa entre la familia, que por la tarde suspendió el funeral que se iba a oficiar en la iglesia San Juan Bautista, en la Colonia del Mar (Santander). Fueron varios los familiares y amigos que se presentaron en el templo sin conocer la anulación de la ceremonia y se encontraron con las puertas cerradas.
«Tienen los cadáveres desde el viernes y nos los han entregado ayer a las cuatro de la tarde. Les han hecho de todo... ¿Qué más les quieren hacer?», cuestionó Nieves. «Ahora dicen que no nos dejan incinerarlas, pero yo no voy a pisar un cementerio, no quiero enterrarlas. ¡No hay derecho! La familia está destrozada y él está tumbado en una cama, descansando», criticó en un arrebato de rabia. Y es que en la mañana de ayer los nervios afloraron en el velatorio.
Allí, un nutrido grupo de familiares y amigos arroparon a Nieves en un trance que les pesa cada día más. «Necesito cerrar este episodio. Necesito ver que dejan descansar definitivamente a mi hija y a mi nieta. ¡Así no podemos aguantar más!».
La investigación de la división de Criminalística de la Guardia Civil continúa estos días para resolver las incógnitas que aún permanecen sin respuesta. Lo primero y más importante, prosigue la búsqueda del arma blanca con la que se ejecutó el doble crimen. Hasta ahora, José Reñones, que ingresó este lunes en prisión provisional por orden del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Santander como imputado por dos delitos de homicidio y otro de quebrantamiento de orden de alejamiento, se ha declarado inocente frente a la jueza. Incluso el equipo especial de la de la Mujer y el Menor (Emume) de la Guardia Civil se ha trasladado esta semana a Cantabria para reconstruir toda la secuencia de los hechos con la intención de arrojar más luz sobre el caso.
Muestras de repulsa en el centro de Santander
Y mientras el dolor de la familia se choca con los trámites y la pérdida, frente al Ayuntamiento de Santander una veintena de personas con toda la corporación al frente volvían a salir a la calle como hacen cada semana en la que se produce un asesinato machista en España. Hoy con un doble sentido, pues dos de las víctimas son de Cantabria.
«Santander y Cantabria lloran la muerte de Eva y su bebé, que nos ha conmocionado a todos porque es la cara más cruel y despiadada de la violencia de género», lamentaba la alcaldesa de Santander, Gema Igual, tras el minuto de silencio en repulsa «por el crimen machista» de Liaño. Junto a Eva Jaular y su hija esta mañana en Santander se ha recordado a la mujer de 35 años asesinada en Alicante y a la otra víctima de 64 años asesinada en Girona.
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«El machismo mata», sentenciaba Ana Bolado, portavoz de la Comisión 8 de marzo. Por eso, ha instado a que se refuerce la formación en «las administraciones, en la educación y en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado». Bolado ha insistido en que se debe «poner el foco en el asesino, no en la víctima, así evitaríamos 3 o 4 crímenes». Aun así, lanzó un mensaje esperanzador. «Tenemos que acabar con esto. Lo vamos a conseguir».
Igual ha lamentado que «entre todos no se haya podido evitar» el asesinato de Eva y su hija. Por ello, la alcaldesa hizo un llamamiento a todos los vecinospara que sean partícipes de esta lucha. «Estemos alerta y pendientes de cualquier situación rara que podamos notar y no dudemos en denunciar. Pongo a disposición de las víctimas todos los medios del Ayuntamiento de Santander».
Con estas últimas muertes, la cifra de mujeres asesinadas en lo que va de año en España presuntamente a manos de sus parejas o ex parejas asciende a 42 y en el caso de los menores es seis. Y desde 2003, cuando comenzaron las estadísticas oficiales, el número de víctimas se eleva hasta 1.124.
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