El salón de juegos de Peñacastillo que denunciaron los vecinos, listo para abrir
La comunidad de la calle Hermanos Calderón 28 espera a que los peritos declaren sobre las distancias mínimas que debe cumplir el negocio
Si el pasado septiembre las páginas de este periódico recogían que el salón de juegos de Peñacastillo estaba ya en obras, ahora ya se puede ... decir que está listo para su apertura. Las paredes ya están pintadas de negro y Ludere Operadora, que obtuvo la licencia para que se iniciaran esos trabajos, ya ha colocado el cartel con su nombre: Diamond. Unos avances que reflejan que la empresa sigue adelante con su proyecto, pese a que está judicializado, tras la denuncia que impusieron los vecinos del número 28 de la calle Hermanos Calderón, el edificio ubicado justo encima. De hecho, en las ventanas de este inmueble se pueden ver varios carteles criticando la apertura.
El motivo que les ha llevado a denunciar al nuevo negocio tiene que ver con las distancias que hay entre el salón de juegos y los centros educativos del entorno, así como con el centro de salud, que cuenta con Unidad de Salud Mental. Según explican, se trata de un barrio residencial en el que reside mucha gente joven. Precisamente es el análisis de esas distancias el que determinará si está permitido o no. Y es que, la norma dice que «la distancia mínima entre un establecimiento de juego y un centro educativo de educación primaria, educación secundaria obligatoria, bachillerato y formación profesional debe ser de 500 metros, tomando como referencia el recorrido peatonal más corto entre las puertas de acceso a los mismos». También dice que la distancia mínima entre un salón de juego y una unidad de salud mental dependiente de la Consejería de Salud o un centro privado subvencionado por la Consejería para tratamiento de ludopatías «será de 500 metros, tomando como referencia el recorrido peatonal más corto entre las puertas de acceso a los mismos».
Los vecinos insisten en que no se cumplen. «La buena noticia que hemos recibido es que ambas partes implicadas debemos aportar nuestros propios peritos que establezcan el análisis de esas distancias. Lo que temíamos es que la empresa pudiera aportar a los peritos de las administraciones que les ha otorgado la licencia, pero al final no», comentan los residentes de esta comunidad, que también presentaron alegaciones a la solicitud de licencia. Sin embargo, el Ayuntamiento las desestimó. Tanto las conjuntas como las que fueron presentadas por particulares –residentes del edificio, de la zona y algunos centros educativos cercanos–. Ahora, el futuro del negocio está pendiente de lo que la Justicia decida.
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