Los usuarios de la piscina de La Lechera critican la reubicación de los vestuarios
Las mujeres lamentan que tengan que ser ellas las que compartan las duchas con los niños cuando las dependencias inutilizadas y afectadas por el incendio son las de los hombres
Los usuarios de la piscina y el gimnasio de La Lechera han vuelto a quejarse por la nueva reubicación y distribución de los vestuarios después ... de que la sauna volviera a incendiarse por segunda vez en un año y medio. En concreto son las mujeres socias de la piscina las que lamentan que hayan sido ellas las que tengan que abandonar su vestuario para compartir las duchas con los niños. Según explican las socias de las instalaciones deportivas de La Lechera tras prenderse fuego la sauna y los vestuarios masculinos, el Ayuntamiento ha redistribuido los espacios cediendo el vestuario de las féminas a los hombres y enviando a las mujeres al vestidor infantil por lo que «estamos obligadas a compartir el vestuario con los niños».
Carmen, una de las usuarias de la piscina municipal, considera que la medida adoptada por la Concejalía de Deportes mientras se repara la sauna y el vestuario de los hombres, «es discriminatoria» y no entiende porque «tenemos que ser nosotras las que nos traslademos si el vestuario afectado es el masculino y ellos también podrían compartir espacio con los niños, o bien buscar desde el Ayuntamiento otra alternativa». En este sentido, recuerdan que el año pasado cuando se produjo el primer incendio en la sauna en similares circunstancias el Ayuntamiento instaló unos módulos prefabricados en el exterior de las instalaciones, para que hicieran las veces de vestuario mientras se reparaban los espacios dañados por el fuego.
Algunos de los usuarios consultados reconocen que se trata de «una solución temporal» que puede tener una buena acogida aunque lamentan que «al final siempre estamos con problemas en la piscina y en el gimnasio». Javier, vecino de Sierrapando, que cada tarde acude a la piscina, asegura que «ya estamos hartos de que cada año pase algo, cuando no es un incendio en la sauna, es que las máquinas no funcionan, o el aire acondicionado... al final estamos pagando un dinero por un servicio deficitario en unas instalaciones que se han quedado pequeñas y viejas». Este socio achaca los problemas del complejo deportivo de La Lechera «a la falta de mantenimiento de los equipos» e insiste en que es necesario una mayor inversión para su mejora o disponer de unas instalaciones municipales nuevas porque «esta es la única piscina municipal para una población de 50.000 habitantes y cabecera de comarca». Otros socios de la piscina y el gimnasio recuerdan que la alternativa de los barracones no tuvo muy buena acogida entre los usuarios porque «teníamos que salir a la calle para cambiarnos y vestirnos en pleno invierno».
Antiguas quejas
Pero las quejas de los usuarios de la piscina municipal de Torrelavega, situada en el complejo deportivo de La Lechera, se remontan a hace casi una década. Ya en noviembre de 2010 mostraron su malestar por la baja temperatura del agua de la piscina, que obligó, incluso, a aplazar los cursillos de aprendizaje que se imparten a los más pequeños. Los cursillos para que los niños aprendan a nadar quedaron aplazados, mientras el Ayuntamiento argumentó que la baja temperatura del agua se debía a que la actividad en la piscina, que cuenta con unos 500 y 600 usuarios al día, se compatibilizaba con las obras de instalación del nuevo sistema de climatización, basado en paneles solares.
Años después, el ojo crítico se situó en el gimnasio y en l estado de «abandono» de algunas de las máquinas y aparatos hasta el punto de que el Consistorio sacó a concurso la gestión y el mantenimiento de las mismas, debido al mal estado y deterioro de las viejas que han sido arregladas o renovadas. Junto a estas inversiones en el gimnasio se han llevado a cabo otras obras de reparación y mejora de las instalaciones sin embargo el incendio en dos ocasiones de la sauna en menos de un año y medio ha desatado de nuevo las críticas de unos usuarios que se muestran «ya cansados».
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