Las cuatro preguntas para saber si es tan malo el picoteo
Comer entre horas es el gran villano en la guerra contra la báscula... pero ¿se lo merece?
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Comer o no comer, he ahí el dilema –y no el ser o no ser de 'Hamlet'– que se nos plantea cuando, de repente, a ... media mañana nos vamos a tomar un café y vemos la barra del bar llena de deliciosas y brillantes tapas. O cuando a media tarde nos rugen las tripas como si tuviéramos el león de la Metro Godwin Mayer dentro. O cuando estamos cortando queso y zanahoria para la ensalada de la noche y salivamos como un mastín.
Nos han enseñado desde pequeños que hay que comer varias veces al día –normalmente cuatro–. Y a ser posible a la misma hora. Todo lo que se salga de ahí es anormal y, si además estamos controlando el peso, engorda. Sin embargo, luego llega la vida, con su ritmo y sus imprevistos, y todo se va al traste. Nos entra hambre fuera de los horarios marcados, sentimos antojos sin venir a cuento o nos ofrecen algún 'snack' apetitoso a deshoras. ¿Aceptamos? Y en caso de que sí, ¿lo hacemos mal?
Edwin Fernández Cruz, director del Máster en Nutrición de Precisión y Epidemiología Nutricional de la Universidad Internacional de La Rioja (Unir), tiene una respuesta, pero que no se soluciona con un sí o con un no: «Depende de varios factores». Así que, como si fuera un carnicero, nos invita a que vayamos por partes.
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¿Hay un número de comidas ideales?
Picar entre horas implica que hay horas en las que está bien comer y otra que no. Sin embargo, ¿esto debe ser así? Los expertos no se ponen de acuerdo. «Hemos aceptado que el consumo de tres a cinco comidas al día se relaciona con una alimentación más saludable. Sin embargo, hay estudios que dicen eso y otros, lo contrario», señala el docente de la Unir. El nutricionista Pablo Zumaquero, que ironiza sobre ello en su libro 'El lunes ya empiezo la dieta' (ed. Planeta), precisa que, además, estos trabajos hacen asociaciones, «no demuestran» que realmente sea más saludable comer cinco veces en vez de tres o de seis. Por lo que realmente no se puede decir que picotear entre horas sea mejor o peor para la salud sin ir más al detalle.
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¿Aumenta la resistencia a la insulina?
Digerir los alimentos implica determinados cambios en nuestro cuerpo. Si estamos todo el día comiendo, es lógico pensar que habrá mecanismos que se activarán casi de continuo. Se habla de la secreción de insulina como uno de ellos. «Hay investigaciones que han analizado cómo influye el picoteo en esto y en el control de la glucemia, pero no hay un consenso claro sobre el efecto», se sincera de nuevo Fernández Cruz. Algo parecido ocurre con el tema del colesterol.
De nuevo la ciencia no nos puede dar respuesta a si picotear es bueno o malo. Pero porque lo que hay que mirar no es que comamos entre horas sino lo que comemos entre horas, valga el trabalenguas. «Hay que centrarse en la composición de los alimentos que conforman esa ingesta no organizada», señala el docente. «Si vas a picotear, toma algo que sea saludable y sabroso al mismo tiempo», apunta Zumaquero.
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¿Engorda o adelgaza?
«Ninguna de las comidas que hacemos a lo largo del día tiene un poder inmenso de forma aislada, el peso es el resultado del cómputo global de lo que ingerimos y de muchos otros factores», afirma categórica otra nutricionista, Sofía Giaquinta, autora de 'Nutrición sin miedo' (ed. Montena). El pintxo de tortilla de esta mañana no es lo que nos va a hacer ganar kilos. El contexto lo es todo. De hecho, Fernández Cruz esboza que picotear «podría ser una herramienta útil para controlar el apetito y la adherencia a la dieta».
«Parece que un mayor número de comidas al día permite disminuir los picos de grelina, la hormona que fomenta la ingesta, mejorando el apetito y evitando que lleguemos con mucha hambre a la siguiente comida», advierte. Ahora bien, también puede hacernos sentir «menos saciados» porque en la siguiente comida, pongamos por ejemplo el almuerzo, ingeriremos menos ración... y al cabo de unas horas empezará la rueda del hambre de nuevo, apoya Zumaquero.
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Por qué comes?
Por último, no podemos decir si el picoteo es bueno o malo si no respondemos antes a la cuestión de por qué comemos. Podemos hacerlo por hambre física, con lo cual, necesitaríamos ese aporte energético en ese momento. O por antojo, gula o respuesta emocional. En estos casos, antes de nada, deberíamos reflexionar si realmente queremos eso que tenemos delante o no y por qué. A veces es necesario para pasar el mal trago... y no se va a caer el mundo.

Si se te antojan patatas fritas, prueba esto
Si necesitamos picotear porque tenemos hambre, nos dará igual comernos un sándwich de pavo o unas patatas fritas. Querremos algo que nos sacie. Sin embargo, cuando ese picoteo lo hacemos más por antojo o por gula, sustituir las patatas fritas por el sándwich nos va a parecer una broma de mal gusto. ¿Qué hacemos entonces? El nutricionista Pablo Zumaquero nos da una idea. «Prueba con unas pipas aguasal. Crujen como las patatas, pero la cantidad que vas a comer y el tiempo que tardarás en hacerlo será más sensato».
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